GASPAR FRAGA, fundador de la revista Cañamo, ha fallecido el sábado 17 de octubre 2009.
Aquí le recordamos con una entrevista realizada por Karina Malpica de Mind Surf.net
el 2 de diciembre de 1999, en las Oficinas de Cáñamo en Barcelona, España.
Director de la revista Cáñamo y partícipe de la resistencia española contra la prohibición
ANTECEDENTES
Gaspar Fraga es un hombre que ha tenido la astucia, la visión y las agallas para hacer de una causa marginal, un negocio redituable. No obstante, lo que me parece aún más raro y meritorio, es que ha sabido hacerlo sin renunciar a su espíritu lúdico y contestatario.
Gaspar lidera Cáñamo, “la revista de la cultura del cannabis”, una empresa que sin parecerlo, resulta mucho más rentable que muchas que se esfuerzan en conseguirlo a costa de someter la libertad de pensamiento, la creatividad e incluso la salud mental y emocional de sus integrantes.
A diferencia de otros empresarios y en general de la enorme mayoría de los miembros de su generación, Gaspar ha encontrado la manera de conservar y pulir ese “espíritu del 68” para llevarlo hacia los causes de la concreción y aprovecharlo en su trabajo cotidiano. Un trabajo que no sólo beneficia a su núcleo familiar y al conjunto de sus colaboradores habituales –que suman más de 30 entre articulistas fijos, fotógrafos, diseñadores, redactores y personal administrativo–, sino que ha dado voz a una causa –la de la despenalización de la marihuana y demás sicoactivos ilegales–, y ha contribuido a la expansión a un sector comercial emergente –el de las tiendas especializadas en parafernalia, artículos de cultivo, libros y otros productos relacionados con el ámbito de las drogas en general y del cannabis en particular–.
Esta encuentro se realizó en las oficinas de Cáñamo en Barcelona, compartiendo un porro y charlando sin prisa, que es como trabajan todos en la redacción de la revista; en camaradería, sin tensiones, sin formalidades, y es muy probable que hasta sin horarios fijos… Eso no lo pregunté, pero me llevé la impresión de que todos los que estaban allí, estarían igual si nos les pagaran. El equipo de Gaspar, al igual que él, disfruta con lo que hace y hace lo que disfruta…
Antes de solicitar la entrevista con Gaspar había leído un par de números de la revista que me sorprendieron debido a su calidad, tanto visual y material como de contenido. La vi en diversos estancos de Barcelona y preguntando comprobé que se vendía muy bien, por lo que mis condiciones previas al realizar la entrevista eran de admiración y sorpresa. Gaspar es un relacionista público nato que me procuró una tarde de encanto con sus atenciones y anécdotas. Me dio un tour por las instalaciones, me obsequió con números atrasados, información relevante, maría y cerveza de cannabis. Con él aprendí que trabajar en una empresa económicamente rentable no está reñido con el placer, ni con la acción social comprometida.
ENTREVISTA
Gaspar Fraga González
Nacido el 30 de abril de 1944, Madrid, España.
Siempre he sido periodista, editor. Estudié Filosofía en la Sorbona en los años sesenta, viví el mayo del 68 en París y lo puedo demostrar con certificado… tiré muchas piedras a los RS y no puede acabar por culpa de eso. Luego continué mi vida. Como editor he editado en la época que llamamos aquí undergrund, en los años 70, a mediados de los 70, cómics, americanos y españoles del movimiento bastante fuerte que hubo aquí en España. Después me perdí un poco en la búsqueda de la materialidad, del sustento y después de un periodo más undergrund, empecé a tratarme con otros que fumaban marihuana, a principios de los 90 y cremaos la Asociación Ramón Santos para Estudios del Cannabis (ARSEC) que es una de las pioneras en España. Es la que más ha hecho por el asociacionismo y por la defensa del consumidor de marihuana. Y al cabo de unos años me di cuenta de que si había que normalizar esa situación y poder salir del periodo marginal, fumeta o porreta que se dice aquí, pacheco, y salir del panfletito en el que estábamos como asociación, convocar la asamblea y una fotocopia y tal rollo… pues lo mejor es mostrarte normal, entonces cree, junto con otros compañeros de la ARSEC y otros, la revista que es ahora Cáñamo, y la denominamos como subtítulo, “la revista de la cultura del Cannabis”.
¿Qué drogas has consumido?
Todas. Bueno, yo creo que si no todas, es porque no las he encontrado, como el kat que es originario de la península arábica, es un arbusto cuyas hojas tienen un alcaloide similar al de la coca. Esa no la he consumido. Y no es que me falte. No es que yo tenga esas ganas de que no me falte nada. Uno se conforma con lo que tiene más a mano. Y creo que todo lo que existe hoy en día en el Occidente, lo he probado.
¿Cuál es tu posición en el debate en torno a la despenalización de las drogas?
Pues muy clara. Estoy a favor. No sería capaz de prohibir. No sería capaz de prohibir, como se está empezando a prohibir el tabaco. Yo creo que cada cual elige su modo de vivir, y de morir, igual. Como tampoco sería capaz de prohibir la heroína, porque cada cual puede hacer lo que quiera con su capa, si quiere el sayo y si quiere el ataúd también. Eso no tiene nada qué ver. Además soy partidario de la moderación. No son las drogas las que matan, sino la inmoderación de la persona que las consume. Si tú estás bien informado, esa es la labor de la revista que dirijo, Cáñamo, si informas bien a la persona y le dices cuál es la sustancia que tiene entre manos, cuál es su dosificación y qué es lo que le va a hacer, pues… no tiene por qué haber ningún misterio. Una droga como se dice hoy en día, un tóxico, es un veneno pero también puede ser un alimento. Igual que hay quien se muere de una sobredosis de heroína, también hay quien se ha muerto por un cólico miserere, o sea porque se ha atiborrado de fabada asturiana y el cólico lo ha llevado a la tumba. La inmoderación es perjudicial para cualquier cosa. Entonces, sabiendo que si esta sustancia va a producirme esto y con afecciones cardíacas o con afecciones psíquicas me va a producir esto otro, pues ya sabes lo que debes hacer. No se prohíben las armas y matan, y están ahí. O sea, no prohíbo nada.
¿Cómo comenzó el movimiento antiprohibicionista en Cataluña?
Llegamos a la conclusión de que por qué nos tenemos que encerrar aquí como si fuésemos cristianos que nos persiguiese alguien, y dijimos bueno, habrá que hacer algo. Y con un abogado, Ramón Santos -quien da nombre a la asociación, que murió dos o tres años después-, iniciamos toda la tramitación para incluirnos en un movimiento social, como asociación legalmente constituida, con registro ante la Generalitá. Esto fue aquí en Barcelona, en la Plaza del Pi, en la Librería Makoki, en la trastienda. Entonces ese embrión asociacionista, primero 7 u 8, luego 18 y luego más o menos 20 que se iban afiliando porque tenían esa misma situación más o menos que nosotros de hacer algo, nos propusimos ver qué podría pasar si siendo varios, como éramos, decidiéramos el cultivar para nuestro propio consumo en un terreno común. La ley española dice que el consumo particular no es delito, mientras que sí que lo es la tenencia, el transporte, etc. Y está prohibido el cultivo de la marihuana psicoactiva; no del cáñamo industrial, no de aquel de uso industrial que son semillas controladas que no producen THC superior al 0,3%.
Entonces decidimos presentar al fiscal general una especie de problema para ese vacío legal que existe entre el hecho de que sí puedo consumir, pero si salgo allí a la esquina a comprar y me pillan viniendo a mi casa para consumir en mi casa, ya hay un problema. Entonces planteamos al Fiscal General del Tribunal Cataluña el asunto de que siendo x número de socios, que en esos momentos ya éramos setenta y pico, si queremos consumir en nuestra casa cada uno, nos vemos inmersos en un proceso delictivo al ir a comprar. Fue así que decidimos plantar conjuntamente -delimitando el terreno de la plantación, cada planta señalada para un socio-, un cultivo que denominamos bioantropológico, con todas las de la ley. El fiscal de entonces de Cataluña dijo que no veía delito en ello porque no estaba tipificado como delito. Ya habíamos entrado en la cuestión de ese vacío legal. Entonces lo hicimos, y plantamos. Y cuando ya estaban crecidas las matas, casi del todo, pues pasó la hora de decidir si habíamos incurrido en un delito contra la salud pública porque eran cuatrocientas matas. Entonces la audiencia territorial de Tarragona que era donde estaba el terreno que habíamos alquilado y regado para crecer las matas, nos declaró absueltos. Pero el Fiscal recurrió ante el Tribunal Supremo del Estado. Y el Tribunal Supremo, para dar ejemplo, condenó a los cuatro dirigentes de la asociación, que no a los 97 que nos declaramos solidarios, reales copartícipes de ello. Se recurrió ante el Tribunal Supremo Constitucional Español, que no nos amparó a pesar de todo. Y ante eso, el caso está ahora ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, que sí que ha amparado la protesta nuestra de los cuatro condenados.
¿Y cuál es la situación actual de los cuatro condenados?
La condena del Tribunal Supremo fue de medio millón de pesetas cada uno de multa y seis meses de cárcel que no se cumplieron porque no tenían antecedentes penales. Y como además pues se ha ido recurriendo, al estar todavía como recurso ante el Tribunal de Derechos Humanos de la Unión Europea en Estrasburgo, entonces están pendientes de pagarse las 500, 000 pesetas, que esas, si no se pagan, entonces cada x pesetas dan lugar a un día de cárcel, que podrían cumplir 30 ó 50 días de cárcel. El Tribunal de Estrasburgo ha admitido la demanda nuestra porque la Audiencia de Tarragona no admitió, ni el Supremo tampoco, que éramos 97 personas involucradas, luego por qué llama al presidente, al secretario, al tesorero, si somos todos. Claro que estos señores nos representan como asociación porque los hemos elegido libremente, pero eso mismo constituye una falta en el procedimiento de forma… Pero aún así, el Tribunal de Estrasburgo, muy astuta, muy políticamente, de las nueve alegaciones de nuestros abogados, no ha admitido aquellas siete referidas a lo que es plantar, cultivar, marihuana, pam, pam… Y ha admitido solamente las que tienen base para poderlas echarlas para atrás por procedimiento de forma legal.
Pero esto ha dado lugar a que el resto de España viera que era posible hacer algo, sobre todo en cuanto al derecho individual de libre consumo mientras no haga daño a nadie, porque si yo fumo un porro, por qué coño me tienen que prohibir que yo fume un porro si no le hago daño a terceros, que yo incluso me fume un porro y me mate a mí mismo, no sería daño a terceros, además nunca ha muerto nadie por cannabis. A lo largo de toda la historia no hay un solo documento que haga referencia a una muerte por consumo de marihuana.
¿Cuándo y cómo comenzó la revista Cáñamo?
La revista Cáñamo empezó a mediados del 97 siendo bimestral. En el primer número todas las colaboraciones fueron voluntarias. El diseño de portada lo imaginamos el redactor y yo. Está basado en ‘el Hombre’ de Leonardo Da Vinci, pero con una hoja de marihuana escaneada. Allí decíamos que ya tenemos voz y llamábamos a salir de la sombra, del armario, etc. a todos los marimberos o pachecos, los fumetas.
Al cabo de un año vi la necesidad de que cambiase a periodo mensual, porque se habían visto resultados. Primero, que la ley del mercado nos favorecía; si estás en el kiosco y vendes, pues te mantienes. Y por otro lado teníamos una mayor difusión. En este primer número de enero del 2000 sacamos una edición especial con 234 páginas, genérico, con firmas como Antonio Escohotado, que es el Papa digamos, de la antiprohibición en España; Jonathan Ott, Alex Shulguin, Albert Hofmann, Joseph María Fericgla, Jean-Pierre Galard, el líder del movimiento francés que también ha hecho mucho y eso que en Francia es más jodida la cosa que en España; en fin, muchas firmas para este nuestro número 25.
¿Con qué presupuesto comenzaron?
Con muy poco. El indispensable para hacer el primer número y ver si la iba a funcionar o no. Dejamos un margen de tres meses de distribución y al ver al cabo de poco tiempo que efectivamente iba bien la venta, eso ya nos garantizó que podíamos continuar y ya nos lanzamos bimestrales, hasta que al cabo de un año decidí que pasáramos a la mensualidad puesto que ya estaba consolidado el nicho, hablando en términos de mercado. No existía ninguna revista sobre este tema en España. Existen un par de revistas pero son muy rudimentarias. Surgen de vez en cuando, cada cuatro o seis meses, el Cogollo, y otra fantasmagórica que es una especie de sucursal del High Times, High España, que sacó un primer número que era algo prometedor hace un año y medio pero no ha vuelto a aparecer.
Pues yo estoy sorprendida de que ya desde el primer número tienes patrocinadores.
Sí porque los buscamos. Por esas fechas asistimos a la Primera Feria Internacional del Cannabis que se celebró en Alemania y nos dimos cuenta de que había ya un mercado en Alemania, Holanda, un poco Suiza, Austria e Inglaterra, incipiente, pero había. Y si tú te fijas, muchos de ellos son de gente que conectamos de allí: ‘hombre mira que queremos hacer una revista en España, si nos ayudáis anunciándoos y tal…’ ‘Sí, sí, pues venga, hacedla.’ Y sólo algunos colaboraron y los demás hasta que no vieron el primer número, pero desde entonces han sido fieles a la revista.
Y es que además no deben tener muchos espacios donde anunciar este tipo de productos…
Sí claro. Y por cierto, otro de los aspectos que nuestra revista ha consolidado es un mercado propio referente al cáñamo, de tal modo que si ahora te enseñara la lista de anunciantes actuales de Cáñamo, verías que en toda España han surgido desde grow-shops, tiendas de textiles, de parafernalia… de todo, en cuanto al tema. Y ese mercado lo hemos favorecido nosotros con la revista mediante el intercambio de información con los lectores y los ofertantes de las tiendas…
Y en tan corto plazo…
Ah, sí, y eso demuestra que la cosa estaba por explotar, en el sentido de algo que estaba ya gestándose y la revista lo que ha hecho es dar a la luz esa explosión. Somos como un síntoma de un suceso social. En Europa tenemos la buena fama de ser una revista con unos contenidos altos, de sustancia antiprohibicionista. Al tiempo que somos informativos y algunas veces elegiacos, de decir ‘bueno me gusta fumar’ y lo demostramos, ‘y ustedes también pueden hacerlo autocultivando, porque al fin y al cabo la semilla es fácil de reproducir’. Y en los dos años y medio que llevamos de existencia publicando la revista, hemos comprobado que no sólo hemos enseñado a mucha gente a proporcionarse a sí mismo la mota, sino que también hemos instruido a las autoridades; desde la guardia civil hasta los jueces, a la hora de discernir qué es esa mata qué hay ahí y arrasarla con tierra, con tallo, con hojas y todo, que sepan que no, que lo que cuenta y hace daño a esa salud pública que ustedes dicen que es delito, es sólo esto, los cogollos. Hubo un caso en Asturias hace dos años donde los guardias civiles que fueron a confiscar unas matas -unas macetas que había en un sitio de un pueblo-, llevaban nuestra revista en la mano porque no la sabían distinguir, y luego las 27 matas confiscadas las repartieron con los cuartelitos de cada provincia para que supieran cómo eran, junto con la revista nuestra. Para que veas el nivel de ignorancia que existe entre la autoridad. Y los jueces también ya han empezado, a raíz nuestra, que hemos dado bastante caña en este sentido, han empezado a considerar lo que es toxicología y el daño a la salud, y no pensar que ese tallo, la raíz y la tierra que lo acompaña hacen daño a la salud…
¿Por qué Cáñamo y por qué no Marihuana? ¿Aquí se usa la palabra marihuana o sólo maría?
Se empieza a usar más. Hace 30 o 40 años, cuando yo empecé a fumar, se llamaba grifa. La grifa es la que traían los legionarios del norte de África y le llamaban kif en marroquí. Marihuana es más bien a raíz del movimiento jipi, que vino la palabra de allá, de la Revolución. Je-je. Pues de la cucaracha, ¿no? Pero en realidad hay tres denominaciones que le damos como distinción a esta planta trinitaria y única: cannabis en su contexto digamos botánico, terapéutico, medicinal y clásico; cáñamo como concepto industrial y ecologista; y marihuana como concepto lúdico y recreativo.
¿La publicación de esta revista contraviene algún aspecto de la legislación española en materia de drogas?
No. Hablar del delito en España, no es delito. El decir que hay una planta que aparece en los libros de botánica y se llama Cannabis sativa o Cannabis índica y que se produce así, y crece asá, y se fuma así, y produce estos efectos psicoactivos, y estos efectos terapéuticos, y además produce semillas, y jabones y textiles y aceites, y todo esto… no es delito. Yo como director tuve especial cuidado al principio de no publicar nada apologético, pero ahora nos hemos relajado, porque hemos visto que favorecemos una opinión pública, y que como feedback de eso que hemos hecho, tenemos un sinfín de opiniones que dicen ‘seguid adelante’, y efectivamente es así. Y nuestro lector es poliprofesional, por decirlo así, desde un camionero, hasta un abogado, un médico, un joven estudiante… de todo.
¿Y crees que todos sus lectores sean usuarios de marihuana?
Yo creo que sí. Los últimos datos estadísticos de España hablan de una cantidad de consumidores cercana entre el dos, dos y medio por ciento de consumidores de cáñamo ocasionales. Si se llega a hablar de consumidores habituales, pues puede que ese número se rebaje, pero no mucho. Entonces a ese colectivo social es al que nuestra revista da voz. Al igual que otras revistas dan voz al cazador de la perdiz o al de la motonáutico o al del ordenador.
¿La libertad de los fumadores de maría y de los establecimientos españoles que venden productos para fumadores, lo que llamas parafernalia, es una conquista por la que han tenido que luchar o se ha ido dando paulatinamente sin que las autoridades reaccionen de una manera represiva inmediata?
Sí, sí que las autoridades reaccionaron. Te contaré. Nosotros hace dos años, al poco de iniciar la revista, en el número cuatro, muy arrojadamente quisimos celebrar la Primera Feria del Cannabis aquí en España. Entonces alquilamos el Palacio Municipal de los Deportes de la Marbella, que está aquí en la playa de Barcelona. Habíamos pagado y hasta una noche antes no había problemas. Teníamos paradas con todos los anunciantes nuestros que venden todo tipo de productos de cáñamo. Había cuerdas de cáñamo, chicles de cáñamo, ropa de cáñamo, bongs, bueno de todo. Mira, aquel es un póster que nos lo hizo Mariscal, aquel que hizo el Coby, la mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Y bueno, ya estaban todos los pósters pegados en la calle, distribuidos, anunciando los grupos que van a venir… Además coincidía con la fiesta de la cosecha, era por las fechas de octubre-noviembre. Y para celebrar la cosecha obtenida, trajimos cervezas de cáñamo de Alemania, que aquí todavía no había, pero resulta que alguien las exhibió en una tienda con un póster detrás y pasaron dos guardias y dijeron ‘Oye eso es droga, ¿no?’ Y entraron, confiscaron las cervezas, las llevaron ante el juez, y el juez, que tampoco estaba muy enteradillo, dijo que ‘Bueno, pues sí, parece droga, ¿no?’ Pero, a raíz de eso, estos vinieron a pensar entonces: ‘Pero estos son los que están organizando eso allí en la Marbella. Prohibida.’ Ya habíamos pagado incluso al ayuntamiento, al distrito, y el alquiler del día. Y aparece el Consejal de Distrito, un expolicía también, Antonio Narváez: ‘Esto es droga, esto no puede ser.’ Y nos prohibieron la fiesta. Entonces solicitamos, para el mismo día, con la mínima antelación que era lo prescriptivo por el gobierno civil, una manifestación fuera del Palacio de los Deportes de la Marbella, en alguna playa, y durante cinco horas nos montamos el mismo domingo. No hacía un buen día, no fue mucha gente porque casi llovía y todo, pero nos montamos. Los grupos quisieron actuar, más la fumada y todos allí… quedó muy bien. Hicimos luego una rueda de prensa en el Colejillo de Periodismo de Barcelona donde denunciamos los hechos. ‘El Ayuntamiento de Barcelona no nos deja llevar a cabo esta actividad porque dice que un Palacio de los Deportes no es compatible con la droga. Que se enteren primero de cual es la droga’. Y bueno, ya desde allí empezamos a buscar la polémica y el debate. O sea que el día que legalicen la marihuana, yo me quedaré en paro, tía, tendré que irme a trabajar yo qué sé a donde…
¿Qué es lo que te ha motivado en esta lucha contra la prohibición?
Una de las principales motivaciones que me han llevado a dirigir esto y meterme en punta de lanza, es la conquista de libertades. Por lo menos en España, donde a raíz de la muerte de Franco y toda digamos, esa trascendencia democrática y tal, a lo largo de los años, se han ido ganando libertades. De modo que antes no podías hablar en público porque más de tres ya era una reunión que alteraba el orden público… Más de tres ya te veían y te decían ‘¡Hey, dispersen, dispersen!’ No tenías libertad de asociación sindical, de asociación política, de opinión, de expresión. No había derecho al aborto, a la libre sexualidad, a la libertad religiosa… Y todo esto de un Estado totalitario, le va mermando el campo a la educación, de tal modo que hoy en día, a nuestra seudo democracia, solamente le quedan dos formas de ejercitar su poder, su control y su autoridad como Estado: una el terrorismo, y otra las drogas. Mediante las drogas pueden perseguir tanto al individuo como al colectivo social. Y aquí a los chicos, a la juventud, que son el principal objetivo de esta política, pues por la pinta que llevan, los pelos, la forma de vestir, la hora en la que estén o de donde salgan, la policía, sin más, ‘Ven pa’ca, ¿qué llevas? A ver vacía los bolsillos’, y le pillan una chiquita así de chocolate, de hachís, porque lo normal es el hachís en España, la marihuana sólo nosotros que estamos fomentando su cultivo. Entonces una multita de 50,000 pesetas, o las molestias, o el disparate… Entonces, ¿qué pasará cuando también hayan controlado a la ETA y ya no haya terrorismo? ¿Qué le quedará al Estado? ¿Qué medio de control le quedará sino la droga?
POSDATA a la entrevista:
El Tribunal Europeo le dio la razón al Reino de España fallando en contra de la ARSEC en el primer trimestre del 2000. Si deseas saber más, visita la página de la ARSEC o la página de la revista Cáñamo