27.05.2015
Por: Seshata
Bélgica presenta una historia singular en lo que respecta a su política de drogas. Durante décadas después de la prohibición, todas las drogas se trataban con la misma dureza. A principios del siglo XXI, las leyes relativas al cannabis se suavizaron y se permitieron las cantidades personales. Sin embargo, el cambio de gobierno que se produjo a finales del año pasado puede suponer un final brusco para este enfoque tolerante.
Aspectos legales relativos al consumo, posesión y cultivo de cannabis
Posesión y consumo de cannabis
Bélgica tiene varios clubes sociales de cannabis que suministran pequeñas cantidades a las personas que lo necesitan
La historia reciente de la política de drogas belga resulta bastante singular. Hasta 2003, no existía distinción legal entre las distintas clases de sustancias controladas (tales como los sistemas de “clasificación” empleados en muchos otros países), y un delito o infracción relacionados con el cannabis se trataba de igual forma que uno relacionado con la heroína o la cocaína.
En 2003, se publicó una directiva nueva que diferenciaba el cannabis del resto de drogas ilegales, e introducía los conceptos de alteración del orden público y consumo problemático de drogas. La directiva permitía la despenalización de la posesión de cannabis en pequeñas cantidades, siempre que el individuo tuviera más de dieciocho años y no fuera consumidor de drogas con problemas o hubiese participado en alteraciones del orden público. Normalmente, se imponen multas de entre 75 € y 125 € por la primera infracción, entre 130 € y 250 € por una segunda infracción, y se sanciona con una multa de entre 250 € y 500 € por la tercera infracción cometida en el mismo año. Además, las infracciones se registran de forma anónima.
En 2005, se publicó una modificación de la directiva que fijaba el límite legal para la posesión en tres gramos, o una planta cultivada, y hacía hincapié en las sanciones que se aplican a los individuos en posesión de cantidades excesivas o en caso de alteración del orden público.
Este estado de clemencia relativa persistió hasta octubre de 2014, cuando el nuevo gobierno de derechas del primer ministro Charles Michel anunció el fin de la política de tolerancia. Sin embargo, Joep Oomen, coordinador de la Coalición Europea por Políticas de Drogas Justas y Eficaces (European Coalition for Just and Effective Drug Policies, ENCOD), ha declarado que, en la práctica, el marco de la ley no ha cambiado y que la declaración del año pasado sólo se refiere a la tolerancia cero para el consumo de cannabis en lugares públicos, en lugar de a la criminalización general de la posesión. Declaró: “Ningún país sensato en este momento se dirige hacia la prohibición.”
Venta de cannabis
Las leyes relativas a la venta de cannabis en Bélgica se basan en la legislación original de 1921 relativa a los estupefacientes ilegales, que si bien se modificó en 1975 y en 1994, ha cambiado muy poco en lo que respecta a la venta y al tráfico de drogas ilegales desde su creación.
La venta de cannabis se considera un delito y se castiga con penas de prisión, que van de 3 meses a 5 años, y una multa, de entre 1.000 € a 100.000 €. Las circunstancias agravantes (participación de menores de edad, lesiones o muerte, o vínculos con organizaciones criminales) pueden aumentar las penas, que pasan a ser de entre 5 y 20 años, y las multas, de entre 5.000 € a 500.000 €. En mayo de 1998, se introdujo una enmienda a la ley que establecía la posible suspensión, o revocación, de las penas privativas de libertad si las drogas se venden con el único de fin de permitir el consumo personal de drogas de un individuo, siempre y cuando no existan circunstancias agravantes.
Después de que la ley cambiase en 2003, permitiendo la posesión de pequeñas cantidades de cannabis, el dueño de un coffeeshop holandés y empresario, Nol van Schaik, creó una página web que vendía cannabis online a los residentes belgas. Aunque se esperaba una feroz resistencia por parte de las autoridades, se sorprendió, sin embargo, al recibir la cobertura positiva de los medios y el apoyo de políticos que creían que era una manera razonable de suministrar las pequeñas cantidades permitidas por los belgas. Al mismo tiempo, las ventas seguían siendo ilegales dentro del país. Sin embargo, poco después de su creación, otros políticos de derecha fijaron como objetivo sus actividades y se vio obligado a cerrar la página.
Cultivo de cannabis
El cultivo de una sola planta de cannabis por parte de un individuo se despenalizó en Bélgica en 2003, al incluirse en la categoría de posesión a pequeña escala. Actualmente, la opinión general es que el anuncio del año pasado no va afectar a los individuos que cultivan dentro del límite legal.
El cultivo de cannabis en Bélgica se ha convertido en algo muy habitual durante los últimos treinta años. En la década de 1990, el crecimiento de la industria del cannabis en Holanda provocó un marcado incremento en el número y tamaño de las actividades de cultivo de cannabis, no sólo en los Países Bajos, sino también en las regiones fronterizas de Alemania y Bélgica, cuya principal razón de ser era suministrar cannabis holandés a los coffeeshops holandeses y distribuidores ilegales a gran escala.
A pesar de las leyes, relativamente estrictas, que regulan el cultivo de grandes cantidades de cannabis, se han denunciado varios casos de grandes productores que han sido condenados a penas muy leves. En un caso de 2009, se desestimó la causa contra los explotadores de una plantación, posiblemente la más grande de la historia de Bélgica, debido a un tecnicismo jurídico, ya que se argumentó con éxito que el registro inicial de las instalaciones había sido de dudosa legalidad.
Cannabis medicinal en Bélgica
Desde julio de 2001, Bélgica ha permitido el uso del cannabis medicinal como tratamiento para el glaucoma, la espasticidad relacionada con la EM, el SIDA y el dolor crónico, para aquellos que poseen una receta válida firmada por un médico registrado.
La redacción de la legislación de 2001 permitía la venta de pequeñas cantidades de cannabis medicinal en las farmacias, pero parece que hasta la fecha, ningún paciente médico de cannabis en Bélgica ha conseguido que una farmacia belga cumpla con su receta. En cambio, los pacientes que lo necesitan pueden obtener cannabis de uno de los cinco clubes sociales que funcionan actualmente en Bélgica, o pueden ir a las farmacias de los Países Bajos para que les despachen sus recetas. Los pacientes de Bélgica tiene la opción de obtener Sativex, el spray sublingual autorizado y producido por la compañía británica GW Pharmaceuticals.
En noviembre de 2014, se anunció que la ministra federal belga para la salud, Maggie de Bloque, estaba trabajando en una propuesta para permitir la venta de pequeñas cantidades medicinales en las farmacias de todo el país. Hasta el momento, no está claro cuál será el resultado de este esfuerzo.
El sistema de club social es, hasta ahora, el modelo más eficaz para suministrar pequeñas cantidades de cannabis a aquellos que lo necesitan. Sin embargo, no se ha producido sin encontrar problemas por parte de las autoridades. Trekt Uw Plant fue el primer club social de cannabis de Bélgica. Poco después de su inauguración, sufrió una redada y sus propietarios fueron arrestados y declarados culpables de incitación al consumo de drogas. Sin embargo, después de presentar un recurso de apelación, se anularon las condenas. Los clubes sociales siguen produciendo cannabis para sus pacientes en sitios de cultivo cuyas ubicaciones no se revelan.
Semillas de cáñamo y de marihuana
Bélgica tiene una pequeña, pero importante, industria del cáñamo industrial. Antes de las guerras mundiales, la industria era mucho mayor (y lo había sido durante muchos siglos), pero al igual que ocurrió en el resto de Europa, la industria disminuyó en el período de posguerra. En la década de 1960, se restableció el cultivo de cáñamo, y ahora Bélgica es un importante exportador mundial de cáñamo. Las variedades de cáñamo utilizadas deben ser aprobadas por la UE y según sus directivas, no pueden contener más de 0,2% de THC.
La venta de semillas de cannabis es un tema problemático. No están prohibidas por la ley específicamente, pero los vendedores han tenido problemas con las autoridades. A mediados de la década del 2000, se cerraron muchas de las tiendas belgas que vendían productos para el cultivo y los cultivadores se vieron obligados a ir a los Países Bajos para conseguir el equipo allí.
Después de que se cerrase su página web para la venta online de cannabis a los belgas, Nol van Schaik anunció su intención de abrir tiendas en Bélgica que ofrecerían (aunque no venderían cannabis) sus propios equipos, semillas, e información sobre todos los aspectos del cultivo y consumo de cannabis, incluyendo cursos sobre cómo cocinarlo. Sin embargo, la facción derechista, en particular, el miembro del Bloque Flamenco Filip de Winter se opuso a sus esfuerzos y convirtió en su misión cerrar todos sus negocios. Finalmente, van Schaik se vio obligado a salir de Bélgica por temor a que las autoridades belgas lo extraditasen a Francia para enfrentarse a un antiguo cargo de contrabando de hachís, que todavía se cernía sobre él.
Aunque las tiendas que venden equipos en Bélgica siguen siendo poco numerosas, las recientes decisiones de las autoridades holandesas de cerrar todas las tiendas de equipos cultivo en los Países Bajos ha dado lugar a una inversión de la tendencia anterior. Ahora, en lugar de ser los belgas los que compran a los holandeses, son los holandeses los que viajan a Bélgica para hacerse con todo lo que puedan.
Los partidos políticos de Bélgica y el cannabis
El Bloque Flamenco
El Bloque Flamenco (Vlaams Blok, en neerlandés) es, posiblemente, el partido político belga que más virulentamente se opone a las drogas de todos. El miembro del Bloque, Filip de Winter, desempeño un papel clave en el cierre de las actividades de Nol van Schaik, y se ha referido en varias ocasiones a él y a otros activistas del cannabis como “distribuidores de veneno”. Además, ha dicho públicamente “Sr. Van Schaik, el llamado fundador idealista del Museo del cáñamo, más le vale tener cuidado”.
Movimiento Reformador
El partido en sí mantiene una postura general contra las drogas, aunque algunos de sus miembros han expresado, en el pasado, su fe en el sistema de tolerancia. El propio Charles Michel es uno de los miembros del partido que más fervientemente se opone a las drogas.
Nueva Alianza Flamenca
Este otro partido de centro derecha, la Nueva Alianza Flamenca, cuenta entre sus miembros con Bart de Wever, el alcalde de Amberes, que fue el primero en poner en marcha la política de tolerancia cero que ahora se ha adoptado en todo el país.
Ecolo J
Aunque no es un partido político por sí mismo, Ecolo J está estrechamente unido al Partido Verde belga, Ecolo. Después de que Charles Michel anunciase sus planes de poner fin a la política de tolerancia, Ecolo J respondió de inmediato haciendo un llamamiento para legalizar todas las drogas en cantidades personales y establecer ventas reguladas de drogas de manera que se acabe con el mercado negro.