El BOLETÍN DE ENCOD SOBRE POLÍTICAS DE DROGAS EN EUROPA
NR. 34, OCTUBRE DE 2007
LIBERTAD PARA RESPIRAR
‘Si el efecto invernadero fuera invertido por una prohibición de todos los combustibles fósiles y sus derivados, y si se prohibiera cortar árboles con el fin de impedir la deforestación, habría entonces un recurso natural capaz de satisfacer la mayoría de las necesidades mundiales relativos a los productos como los combustibles, el papel, la alimentación, las industrias textiles y los materiales de construcción.” Mientras tanto, el suelo y la atmósfera del planeta podrían reconstituirse y la contaminación se reduciría. Este recurso potencial sirve para todo: es el cáñamo’.
En el año 1998, la compañía Hempflax de Holanda apostó un importe de 100.000 euros a quienes podría proporcionar la prueba del contrario de esta afirmación. Hasta hoy nadie ha podido lograrlo. Mientras, el resultado de investigaciones y prácticas dan la prueba que el cáñamo podría ser la respuesta a nuestra “adicción al petróleo”. Se puede cultivar en casi todo el mundo, en tierras donde otras cultivos no pueden desarrollarse y sin necesidad excesiva de abono y pesticidas artificiales. Es renovable, biodegradable y no causa ningún subproducto tóxico a de. El cáñamo podría crear empleos en la agricultura y la industria sostenible y a pequeña escala, su transporte es sencillo y no conlleva riesgos de seguridad.
Si nuestros Gobiernos y las Naciones Unidas realmente se preocuparían sobre el calentamiento de la tierra, podríamos esperar a que invierten en la producción y el uso del cáñamo industrial como posible solución a este problema. Al contrario, esta actividad es frustrada activamente por la mayoría de las autoridades, una consecuencia de la prohibición del cannabis, que ha sido instalada por el Gobierno de EE.UU después de presiones enormes de compañías de petróleo y fibras sintéticas en los años 30.
Por consecuencia, los que promocionan la utilización de esta planta están criminalizados. Uno de ellos, André Fürst, propietario de la compañía CHANVRE-INFO en Suiza, fue detenido el 9 de septiembre. Fürst ha sido condenado a 29 meses de cárcel por la fabricación de derivados del cáñamo (como té, aceite esencial etc…) con niveles de THC más altos que los autorizados.
Si hubiera actuado como un narcotraficante y mantenido el silencio, es muy probable que no lo habrían hayan molestado. Su “crimen” consistió en favorecer un uso responsable e inteligente del cáñamo, y en fortalecer una voz independiente proponiendo un enfoque razonable a las drogas en los medios de comunicación, en conferencias oficiales, en audiencias parlamentarios dentro y fuera de Suiza. A fines de silenciar esta voz, las autoridades suizas optaron por aplicar la condena más dura posible. Aqui pueden firmar la carta a las autoridades suizas pidiendo que se revise esta condena.
Mientras que la guerra sobre el cannabis y el cáñamo se intensifica en Europa, el apoyo político a la dispensación controlada de heroína está en aumento. El 21 de septiembre, las autoridades regionales alemanas, incluido el partido de la cancillera Angela Merkel, la Unión Cristiano Demócrata, expresó su apoyo a la expansión de los ensayos con la dispensación controlada de heroína que tienen lugar en 7 ciudades alemanas desde 2002. Las autoridades han concluído que los ensayos han reducido el consumo global de drogas han permitido a los consumidores involucrados reducir su contacto con camellos. También en Dinamarca, el apoyo político para los ensayos a la dispensación de heroína aumenta.
Por supuesto son excelentes noticias para los miles de usuarios de heroína que se beneficiarán de estos ensayos. Sin embargo, demuestran el extraño razonamiento detrás de la prohibición de las drogas. Por una parte, los gobiernos emplean el argumento que la prohibición del cannabis es legítima porque la sustancia se ha puesto más potente. Por otra, reconocen que el acceso legal a la heroína, que siempre se ha considerado como una droga potente, ayuda realmente a las personas a reducir los riesgos relacionados al consumo. En resumen, la cuestión si las drogas son más o menos nocivas ya no parece ser primordial. La cuestión importante parece ser cómo mantener la prohibición de drogas como dogma político.
Para mantener la prohibición de drogas, el monto de gastos públicos para la interdicción policial y legal, las operaciones militares y los servicios de empresas privadas de seguridad en los Estados Unidos y Europa juntos se estima en más de 15 miles millones de euros al año ( más de 40 millones de euros al día). Además la prohibición de cannabis, hojas de coca, opio y sus derivados sirve a los intereses de las compañías farmacéuticas, petrolíferas y del alcohol, cuyos productos podrían perder su atractividad el día en que se permiten mejores alternativas al mercado.
En ausencia de un verdadero debate político sobre “los pro y los contra” de la prohibición de drogas, ésta se mantiene actualmente por un grupo relativamente minúsculo de funcionarios gubernamentales y de la ONU. Estas personas tienen la responsabilidad de decidir sobre políticas de control de drogas que afectan a la población mundial entera. A estas personas les afectan muy poco las consencuencias negativas del “fenómeno de las drogas” mientras se aprovechan sobre todo de las ventajas de la situación actual. En la planta baja de la pirámide, donde se encuentran los ciudadanos afectados por estas decisiones, la situación es exactamente al revés. Los que más sufren del fenómeno de las drogas tienen menos acceso a las decisiones.
En marzo de 2008 tendremos una ocasión de llamar la atención de los medios de comunicación sobre esta situación. En la reunión de la Comisión de Estupefacientes de la ONU (CND) en Viena, se presentarán los resultados de la estrategia de la ONU, acordada en 1998, a fines de obtener “la eliminación o la reducción significativa” del cultivo de plantas como el cáñamo, la coca y el opio en el mundo.
Mientras tanto, la ONU efectúa una consulta “de la sociedad civil” para examinar estos resultados. El Comité de ONG de Viena sobre los Estupefacientres aliado a la Oficina de la ONU sobre las Drogas y el Crimen de la ONU (ver foto) organizará un foro de ONG’s de tres días llamado “Más allá del 2008” en julio. A este acontecimiento, se invitarán a 300 representantes de lONG’s de todo el mundo para que presenten sus observaciones sobre la estrategia de la ONU.
Se elegirán estos representantes en varios encuentros de consulta que se financiarán básicamente por el gobierno canadiense y de algunos países europeos asícomo también por fondos privados como la Open Society Institute. Los encuentros se limitarán a organismos que pueden mostrar “resultados reales en el ámbito del control de las drogas, haciendo hincapié especialmente en contribuciones a la estrategia de 1998”. El objetivo del diálogo es “examinar las mejores prácticas vinculadas a los mecanismos de colaboración entre ONGs, gobiernos y organismos de la ONU” y “para adoptar una serie de principios de carácter superior, extraídos de las Convenciones y de sus comentarios que servirán de guía a futuros debates sobre las políticas de drogas”.
Es bastante obvio que esto no es el diálogo que esperábamos. Como consta de los objetivos mencionados arriba, la consulta deberá garantizar que saldrá un mensaje que apoye la estrategia global contra las drogas. Si fuera un verdadero diálogo, lo que se debería analizar es la base de las políticas de drogas, es decir, la prohibición. Estos últimos años, hemos visto demasiado ejemplos de la manera en que la burocracia de la ONU, los gobiernos y los partidarios de la prohibición exageran la realidad, utilizan estadísticas falsas, ciencia falsa, superstición, engaños y manipulaciones puras para evitar esta cuestión crucial.
Por lo tanto, el plan de ENCOD sigue siendo la organización de un evento público en Viena en marzo de 2008, en el momento en que se produce la reunión de la CND. El objetivo de este evento será unir a los ciudadanos del mundo entero que desean terminar la prohibición de las drogas. Está condenada al fracaso una política que niega a las personas la libertad de elegir sus propias sustancias para mejorar su salud y su bienestar. Esta política necesita reformarse, no refinarse. En el caso del cáñamo, el futuro del planeta podría estar en juego.
Por: Joep Oomen