Comunicado de Prensa de ENCOD, ENLACE, FAC, FAUDAS Y UNAD ante el Informe de la Comisión Europea sobre la Estrategia mundial de drogas 1998-2008
10 de marzo de 2009
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ENCOD, ENLACE, FAC, FAUDAS y UNAD, organizaciones sociales del campo de las políticas de drogas, las drogodependencias y las personas afectadas, demandan a la Organización de Naciones Unidas (ONU) que en la evaluación de la política mundial de drogas y en la elaboración de una nueva estrategia para los próximos años se tenga en cuenta el Informe de la Comisión Europea (CE), que se muestra crítico con los resultados de la estrategia internacional contra las drogas entre 1998 y 2008.
Según ENCOD, “resulta muy significativo que la Comisión Europea reconozca públicamente el fracaso de la estrategia represiva en la política de drogas y llame la atención sobre las consecuencias dañinas que ha tenido en las personas afectadas”.
ENLACE afirma que “cada vez son más organizaciones sociales y autoridades oficiales las que están pidiendo un cambio en el rumbo de la política de drogas”.
FAC considera que “si Naciones Unidas hace oídos sordos a estas críticas en el diseño de la nueva estrategia para los próximos años, sería de una irresponsabilidad tremenda, pues ya saben que están aplicando políticas que causan más daños de los que pretenden resolver y cuyo fracaso está más que comprobado”.
Por su parte, FAUDAS lamenta “que Naciones Unidas se empeñe en seguir aplicando políticas de drogas costosas, sin resultados positivos, en lugar de desarrollar políticas centradas en la salud pública, basadas en derechos humanos y sensibles a las diferencias de género”.
Entre otros aspectos, UNAD demanda que en la Estrategia de la ONU en materia de drogas “se elimine el veto que existe sobre las políticas de reducción de daños, cuando llevan años desarrollándose con éxito en muchos países del mundo”.
Conclusiones del informe
Este estudio tiene por intención informar a los políticos, no proporcionar recomendaciones. Las decisiones politicas no sólo reflejan resultados de investigaciones, sino valores especificos, acuerdos institucionales y las preocupaciones de una nación.
NO hemos encontrado evidencias de que el problema global de las drogas haya sido reducido durante el periodo de la UNGASS. Para algunos paises el problema mejoró pero para otros empeoró de manera significativa. Generalmente mejoró en los paises ricos y empeoró en unos pocos paises grandes en vias de desarrollo o en transición. El patrón que presentan las drogas en cada país también fue diferente. Por ejemplo, el número de usuarios de cannabis descendió un poco, pero el numero de gente buscando tratamiento con cannabis subió súbitamente y puede sugerir que el numero de usuarios crónicos y daños ha aumentado. Por otro lado, la cocaína ha tenido un consumo estable distribuido homogéneamente entre los paises. En breve: Dadas las limitaciones de la informacion, una justa apreciación sería decir que el problema en general, se ha agravado.
Entre 1998 y 2007 las políticas han cambiado en muchos sentidos. Ha habido
una expansion de los esfuerzos para ayudar a los usuarios de drogas. Ya sea mediante tratamiento u otras formas de prevención de riesgos, todo esto al mismo tiempo que se han ido endureciendo las políticas contra los traficantes y vendedores. Parece que existe una creciente convergencia en cuanto a las politicas implementadas, aún cuando la retórica del debate político internacional no haya cambiado mucho.
El hecho de que las políticas hayan cambiado tanto, hace muy difícil tener
una idea precisa sobre cuánto se ha avanzado, pero sería justo decir que el avance positivo ha sido meramente marginal. El control de la producción ha tenido algun exito moderado local (como en Myanmar y Perú), pero no han podido afectar la disponibilidad de drogas mundialmente. Los controles del tráfico no han sido más exitosos. La aplicación de las leyes contra mercados locales no ha logrado, en muchas naciones, prevenir la oferta continuada con precios bajos. El tratamiento ha reducido daños tanto a los usuarios dependientes como a la sociedad, pero sin reducir la prevalencia del uso de drogas. Los esfuerzos en prevencion, aunque generalizados en los paises occidentales, fueron diezmados por la falta de programas con eficacia probada. La reduccion de daños ha ayudado en un número creciente de países, pero se centra sólo en un elemento pequeño del problema general de las drogas.
La aplicacion de las leyes antidrogas ha causado daños substanciales distribuidos de manera no homogénea entre los países. Al margen de lo bien intencionada que sea, la represión estricta ha tenido efectos adversos predecibles. Algunos de estos efectos han llegado a afectar a países vecinos a aquellos que aplicaban la represión. El reto para los proximos 10 años será llegar a encontrar una manera constructiva de construir a partir de estas lecciones para que los beneficios positivos de las intervenciones políticas aumenten y los efectos negativos sean evitados.