COMENTARIO
19 de enero de 2011
VER LAS FOTOS DE “THE GUARDIAN” SOBRE COCA
Antes del 31 de enero próximo, los gobiernos de los estados miembros de la ONU deben expresar si tienen objeciones o no al pedido del gobierno boliviano de modificar la Convención Única de Estupefacientes de 1961. En el artículo 49, incisos 1 c) y 2 e), esta Convención estipula que “la masticación de la hoja de coca quedará prohibida dentro de los 25 años siguientes a la entrada en vigor de la presente Convencion”.
El objetivo de la propuesta boliviana es eliminar la obligación de prohibir el masticado de la hoja de coca a fines de permitir esta práctica, puesto que no causa ningún daño a la salud de las personas, tampoco ningún otro tipo de trastorno o adicción.
La hoja de coca es parte integral de la sociedad boliviana desde hace miles de años. Como alimento, como medicina natural, como elemento de sus encuentros y sus fiestas, la hoja de coca no falta en la vida cotidiana de la mayoría de la población. En la nueva Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia que entró en vigencia en febrero de 2009, la hoja de coca se declara como « patrimonio cultural de la nación y la biodiversidad ».
Según la Convención Unica de 1961, los únicos que pueden hacer uso legal de la hoja de coca son las empresas farmacéuticas que la emplean como materia prima para la fabricación de cocaína legal, un anestésico, y la Coca Cola, que sigue utilizando la hoja para producir el agente saporífero que da su gusto especia a la bebida.
Al pedido de la propuesta del gobierno boliviano, los únicos países que habían presentado objeciones fueron Egipto, Macedonia y Colombia. pero sus objeciones ya fueron retiradas. Sin embargo, se sabe que los Estados Unidos ha buscado el apoyo de otros gobiernos para que objetaran a la enmienda boliviana.
De acuerdo a informes que han salido de las reuniones del “Grupo Horizontal de las Drogas” – el comité responsable para la política de drogas de la UE – los EEUU estarian preparando un grupo de países “amigos de la Convención” para oponerse a la propuesta del gobierno boliviano.
Algunos países de la UE, entre otros el Reino Unido, Suecia y Bélgica, se han mostrado dispuestos a apoyar la posición de los EEUU, entre otros porque “si la solicitud boliviana sería aceptada, ello crearía un precedente y amenazaría la Convención de 1961 así como la credibilidad política de la UE con respecto al combate contra las drogas y el narcotráfico“.
Presentar objeciones a la propuesta boliviana implicaría una flagrante violación a la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas adoptada en 2007, que establece el derecho de los pueblos indígenas de “mantener, controlar, proteger y desarrollar su herencia cultural, conocimiento y expresión cultural tradicional.”
No existe ningún documento científico serio que haya presentado pruebas de algún efecto negativo del consumo de la hoja de coca a la salud física o mental del ser humano. Al contrario, hay una gran cantidad de informes de expertos andinos e internacionales que mantienen que este consumo tiene efectos benéficos para las funciones del cuerpo y el bienestar del consumidor.
La eventual oposición europea a la propuesta boliviana es dirigida por motivos ajenos a la temática de la coca. Las verdaderas razones tienen que ver con el miedo de lo que podría pasar con la Convención Unica una vez que se ha reconocido oficialmente contiene errores.
Si la ONU estaría obligada de admitir que la prohibición internacional de plantas como la coca, el cannabis o el opio ha sido basada en equivocaciones, entonces la base principal para la política de drogas en prácticamente todos los países del mundo simplemente se esfumaría.
La pugna es entre la legitimidad de una cultura ancestral y la credibilidad de los gobiernos dominantes en el mundo. Es David contra Goliath. Es de esperar que el gobierno boliviano prepare bien su estrategia en caso de que se presenten objeciones a su demanda. Una salida que le ofrece la ONU es la organización de una conferencia para plantear su propuesta en detalle, pero ello seguramente resultará siendo una pérdida de tiempo.
Mejor sería que Bolivia, invocando el hecho de que el estado boliviano se ha renovado en 2009 con la aprobación de una nueva Constitución, decidiera de reconsiderar todos los compromisos internacionales que ha tomado el anterior estado, entre ellos la Convención Unica de 1961.
Si el mundo no acepta la hoja de coca, Bolivia no tendrá otra opción que renunciar a la Convención Unica y eventualmente volver
a firmarla, haciendo excepción a todos los artículos que estén en contradicción con la Constitución Politica del Estado Plurinacional, que dice en su artículo 384:
El Estado protege a la coca originaria y ancestral como patrimonio
cultural, recurso natural renovable de la biodiversidad de Bolivia, y como factor de cohesión social; en su estado natural no es estupefaciente. La revalorización, producción, comercialización e industrialización se regirá mediante la ley.