BOLETIN DE ENCOD SOBRE LAS POLÍTICAS DE DROGAS EN EUROPA
Febrero de 2015
Altruísmo vs. codicia
La prohibición de plantas y sus derivados ha estado con nosotros durante tanto tiempo que a veces parece como si se tratara de algo tan natural como la luz del sol, el sonido del viento o de un bebé llorando por más leche.
La prohibición se nos presenta como algo bueno, no sólo para personas sino para naciones enteras; como algo liberador, como un instrumento para defender el bien del mal. La prohibición incluso tiene sus seguidores y sus verdaderos creyentes. Personas que piensan sinceramente que un mundo libre de drogas es posible y deseable, y que la prohibición es la única respuesta correcta frente a los problemas de drogas.
Sin embargo, la prohibición no nació como un concepto para resolver problemas, sino para controlar a las personas y generar beneficios de una regulación dura. La prohibición de las plantas etnobotánicas tradicionales y sus extractos en nombre de la protección de la salud y la seguridad de la comunidad es el cinismo por excelencia y un acto completamente equivocado; es el proteccionismo, y es el tipo de proteccionismo que se implementa en el nombre de la codicia pura.
Para entender por qué este enfoque ha sido capaz de sobrevivir tanto tiempo la siguiente pregunta debe ser contestada: ¿Quién está ganando de la prohibición y quién está en el campo de los perdedores?
Es evidente que uno de los motores de la prohibición es el Estado, siendo un actor por sí mismo. El Estado está interesado en un flujo regular de impuestos y de dinero generado por el crecimiento económico de una industria, ya sea legal o ilegal, una industria que está impulsada por la prohibición.
Por un lado, la prohibición asegura el crecimiento masivo de un imperio en la sombra. Este imperio puede proporcionar servicios a cualquier grupo – relacionado con un gobierno o no – que necesita financiación para actividades que nunca serían aprobadas por cualquier parlamento.
Por otro lado, muchas ramas de la industria farmacéutica y petroquímica benefician de las medidas prohibitivas que aseguran que sus productos no tendrán competencia.
En el inicio de la sociedad de consumo hace unos 100 años, los intereses petroquímicos empezaron a crecer. Con la rápida modernización de la comunicación los productos industriales comenzaron a llegar si no a todas las partes del mundo, seguramente a toda América del Norte y Europa. Los productos de la gran industria farmacéutica han llegado a ser accesibles en todo el mundo.
Sus lobbyistas, junto con sus políticos codiciosos, han asegurado en los últimos 50 años que el mundo tal como lo conocíamos ha cambiado irreversiblemente. Las convenciones de la ONU y los tratados internacionales han reemplazado el antiguo conocimiento del uso tradicional de las plantas psicoactivas con fines benéficos.
Ahora a nadie realmente ya le importa lo que está pasando con las personas que quieran disfrutar de los frutos prohibidos.
En lugar de ello, un nuevo paradigma de la “salud” ha sido introducido. Los expertos médicos definen ahora la drogadicción como una desviación social de las normas de comportamiento socialmente aceptable. Numerosas ONGs están reproduciendo esta teoría y llevan a cabo la tarea de ‘cambiar los malos hábitos de los usuarios de drogas‘.
Las organizaciones de reducción de daños están reproduciendo este dogma médico y justifican así su coexistencia con la prohibición, difundiendo la verdad protectora acerca de la ‘necesidad de preocuparse por las vidas nocivas que llevan los consumidores de drogas en todo el mundo’. Con el apoyo de los gobiernos y la elite financiera – generada entre otros por las compañías farmacéuticas – varias ‘ONG’ ahora han convertido la reducción de daños, un simple instrumento para reducir los riesgos de salud relacionados con el consumo de drogas, en un objetivo de mayor importancia para las políticas de drogas, poniendo en peligro el original reclamo de las organizaciones de la sociedad civil, que era el fin de la prohibición.
Incluso la reciente ola de liberalización del cannabis en los EE.UU. no sólo está impulsada por intenciones altruistas. Aquí también, los dólares están en la mente. Nuevamente les toca a los activistas civiles asegurar que la liberalización no conduce a monopolios.
La verdad era y sigue siendo la principal víctima de la guerra contra las drogas. El problema con todas las alternativas que vienen desde arriba es que su alcance no excede la prohibición. Sigue justificada la prohibición? Numerosos estudios, datos, hechos, informes y evaluaciones cualitativas nos están diciendo que está causando mucho más daño que las drogas mismas: la verdad está en los ojos del espectador.
Por Janko Belin
NOTICIAS DEL SECRETARIADO
Encod está preparando su participación en la la reunión anual de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas en Viena, del 9 al 17 de marzo. La delegación de Encod (Alberto Sciolari – Italia, Andrej Kurnik – Eslovenia, Derrick Bergman – Países Bajos, Enrico Fletzer – Italia, Maja Kohek – Eslovenia y Toni Straka – Austria) está preparando dos eventos paralelos en esta reunión: uno sobre la estigmatización de los consumidores de drogas y uno de los valores medicinales del cannabis natural.
A partir de 20 a 22 febrero, Encod participará en la Feria Canapa Mundi Hemp Fair en Roma, Italia.
Todos los socios de Encod están bienvenidos a participar en la Ruta de la Hoja de Coca que es organizada por los Amigos de la Hoja de Coca en junio de 2015.