BOLETIN DE ENCOD SOBRE LAS POLÍTICAS DE DROGAS EN EUROPA
ENERO DE 2013
EL FIN DEL MUNDO QUE CONOCEMOS
Los Mayas tuvieron razón finalmente. El mes de diciembre de 2012 tiene todo el potencial de ser recordado luego como un mes bisagra en el pasaje hacia una nueva era. Ver al 2012 en el espejo retrovisor asícomo mirar al futuro en 2013, existe una cantidad sorprendente de señales que indican que el mundo que conocemos está llegando a su fin. Ello no necesariamente significa que nos espera el Armageddon. Quedan algunas oportunidades para que el ser humano evite la destrucción total y construya un futuro sostenible para las nuevas generaciones. Para saber cuáles son, basta hacer una lectura decente de los aprendizajes del pasado.
La crisis medioambiental nos enseña que un sistema que maximaliza las ganancias pone en peligro la relación entre hombres y naturaleza. El deseo de los hombres de dominar la naturaleza a fines de satisfacer sus propias necesidades y codicias personales, ha creado un monstruo, siendo corporaciones enormes que casi sin control chupan la sangre de la tierra: recursos naturales tales como petróleo, bosques y agua. Obviamente, la planeta está preparando una corrección hecha por la naturaleza de este desbalance hecho por el hombre.
La crisis política nos enseña que el mundo occidental se parece cada vez más a un pueblo Potemkin, construído para impresionar. América del Norte y Europa adoran ser considerados mundialmente como los campeones de la democracia, pero la forma en que sus políticos han manejado las vidas de aquellos que les han democráticamente elegido y quienes pagan sus salarios, es escalofriante. La implosión del capitalismo ‘king size’ está en camino y sobre todo afectará a los que vivimos en occidente. Nos hemos acostumbrado a pensar como individuo y posiblemente nos costará bastante encontrar respuestas colectivas a nuestros problemas.
La crisis moral nos enseña que los que están en el poder no tienen respuestas a los señales más alarmantes de la disfuncionalidad en nuestra sistema: la reacción inequivoca de los jóvenes a la falta de perspectivas que el futuro les ofrece, como el abandono escolar, el suicido o hasta multiple homicidio. Que hubiera pasado si Adam Lanza, el asesino de la escuela de Newtown, hubiera consumido cannabis? Hubiera estado en todos los medios. Actualmente, no ha habido casi ninguna reacción a la sugerencia que Lanza, debido a una desorden mental, bien puede haber sido consumidor de drogas psiquiátricas totalmente legales. La única respuesta del presidente Obama a la conclusión que su gobierno no ha sabido proteger sus ciudadanos más vulnerables, es comenzar un debate modesto sobre el control de las armas. Sin embargo casi cada homicidio multiple que ha sucedido en los Estados Unidos en las dos últimas décadas está relacionado con la medicación psiquiátrica. Entre los efectos más comunes de drogas psiquiátricas están explosiones violentas y pensamientos suicidales. Pero nadie nunca cuestiona el derecho de empresas farmacéuticas a comercializar estas drogas a niños y jóvenes como si fueran dulces.
Mientras tanto, la opinión pública sigue invadida por mensajes que el cannabis es peligroso. Es muy posible que Adam Lanza no hubiera actuado de esta forma si hubiera fumado cannabis, como es bien sabido que incrementa la habilidad de una persona de desarrollar empatía y poner sus problemas en la justa perspectiva.
La crisis ética nos enseña que donde la salud pública está en manos de corporaciones privadas que venden productos dañinos mientras que se sigue prohibiendo alternativas naturales con una trayectoria de miles de años, hay algo fundamentalmente malo con nuestro concepto de salud, y pagaremos el precio por ello.
En este escenario, qué podemos esperar de la última campaña para la reforma de la política de drogas que fue lanzada en diciembre, con el bien escogido título: ‘Rompiendo el Tabú?’ Será una campaña sostenida por (ex-)presidentes, multibillionarios, empresarios y representantes de la élite cultural más efectiva que las de los activistas callejeros que han tratado de hacer lo mismo en los últimos 25 años? La respuesta solamente puede darse en parlamentos y gabinetes, pero sorprendentemente, la mayoría de los que se encuentran allí dentro, al escuchar la palabra política de drogas ponen su cabeza en la arena y no responden a nada, sin tener en cuenta quien lo diga.
A veces las excepciones confirman la regla. La disputa entre el primer ministro del Reino Unido David Cameron y el vice primer ministro Nick Clegg es una de esas excepciones. Por primera vez un desacuerdo sobre el curso de la política de drogas en tan alto nivel ha filtrado al dominio público. Los activistas británicos pueden poner sus esperanzas en la espina de Nick Clegg, una parte crucial del cuerpo de un político. Pero tal como en el resto de Europa, los cambios reales no caerán de arriba como un regalo de navedad. Requieren el trabajo duro de personas en el terreno que están directamente involucrados en el nudo del problema y crean soluciones desde abajo.
Y así surge la pregunta: cómo debemos los activistas utilizar nuestra energía en 2013? Debemos continuar a satisfacernos con las llamadas mejoras en la política de drogas descritas como reducción de daños, mientras que el simple hecho de cultivar una sola planta de cannabis sigue siendo un crimen? Debemos continuar a aceptar la credibilidad de los llamados foros de diálogo con la sociedad civil tales como los que se organizan en la ONU y la UE, mientras que el único propósito de estos eventos es silenciar a las voces críticas?
Irónicamente, los únicos verdaderos pasos adelante que hemos podido celebrar este año son los de los estaos americanos donde los ciudadanos han utilizado su derecho a votar para hacer cannabis tan legal como el alcohol y el tabaco. En Europa no tenemos la misma opción. A fines de forzar a nuestro sistema político a abandonar la prohibición, tendremos que construir la alternativa en su cara. Estableciendo clubes que organizan un circuito cerrado entre productores y consumidores de cannabis (u otras sustancias como las hojas de coca) no solamente es una forma de ayudar a personas en sus necesidades más urgentes – también demuestra que la legalización es un concepto holístico. No es solamente el tabú sobre drogas que debe ser roto, sino también el dogma del mercado libre como única manera para manejar las transacciones económicas. ERllo no significa que las drogas no pueden ser producidas y distribuídas por empresas comerciales, pero deben operar dentro de un marco de transparencia y control social.
En el próximo año, en el que Encod celebrará su 20o cumpleaños, veremos una creciente tensión entre por un lado, la necesidad de invertir en acción directa tal como la campaña de los Cannabis Social Clubs y por otro, la cantidad de tiempo que gastamos en los llamados diálogos con las autoridades en Viena y Bruselas. Cómo podemos hacer uso óptimo de nuestros mejores recursos para desarrollar e implementar una estrategia común y coherente que hace mejor uso de las opciones que nos ofrecen nuestras llamadas democracias? Mientras tanto tenemos que realizarnos que la política de drogas que deseamos solamente puede hacerse realidad después de que el mundo tal como lo conocemos ha terminado.
Feliz Año Nuevo!
Por Joep Oomen