Fuente: El Espectador
17 de enero, 2011
Por: Jorge Colombo
Sobre el intento de Evo Morales por redimir el mambeo de coca
La decisión de declarar la coca como una planta peligrosa para la humanidad se tomó a raíz de un informe del Consejo Social y Económico de la ONU (ECOSOC) publicado en Mayo de 1950. En términos generales, el argumento era el siguiente: claramente los indios que usan la coca son inferiores a los blancos, luego el uso de la coca es nocivo para el desarrollo de los pueblos. Y así, se decidió que el único uso adecuado de la planta es darle sabor a la Coca-Cola y usar el alcaloide extraído para las aplicaciones médicas en las cuales la novocaína o la procaína no sirven como sucedáneos de la cocaína.
Y hasta el día de hoy, los necios repiten las estupideces de aquel informe: masticar coca destruye los dientes, por masticar coca los indigenas no se alimentan correctamente… Estupideces que no son otra cosa que racismo*. De hecho un estudio de 1995 de la Organización Mundial de la Salud explica que el uso tradicional de la coca no representa ningún riesgo.
Hay que entender que cuando se preparó el informe pseudo-científico que condeno la coca, la declaración de la derechos humanos era una novedad, los Estados Unidos era un país segregado, el hombre blanco era la medida de todas las cosas. Las tradiciones de otros pueblos eran consideradas, en el mejor de los casos, rastros de otras épocas dominadas por la superstición y la ignorancia.
No fué sino hasta el 2007 que se declararon los derechos de los pueblos indígenas (la ONU, después del Vaticano, es la organización política más monolítica de todas). Pero no hay que ser cándidos, la declaración en términos prácticos equivale a: las curiosidades de los otros pueblos tienen espacio en la faz de la tierra, siempre y cuando los blancos consideren que estas no son irremediablemente nocivas para ellos mismos (tipo: bailes y lenguajes sí, medicina tradicional no).
Dentro de este nuevo espíritu de respeto por otras culturas, el presidente de los bolivianos, Evo Morales, hace un nuevo intento por redimir el uso tradicional de la coca. Su país ya lo había intentado, junto con Peru, en 1986 (A partir del 12 de Diciembre de 1989 la Convención Única de Estupefacientes de 1961 exigía prohibir el mambeo, párrafos 1 y 2 artículo 49).
Repasemos como es que se debe proceder para enmendar los tratados de control de narcóticos (aunque la cocaína no sea narcótico). Un gobierno presenta su propuesta de enmienda, debidamente justificada, ante la ECOSOC. En este caso, se esta pidiendo que se renuncie al objetivo de erradicar el mambeo de coca (o sea un acto meramente simbólico). Un gobierno que desea apelar la enmienda debe hacerlo en un plazo de 18 meses, de lo contrario la enmienda pasa. Si alguien apela hay tres posibilidades: se rechaza la enmienda, o pasa la enmienda y el gobierno que la apela puede rechazarla en su jurisdicción, o se llama a una convención para discutirla.
La última vez, se optó por la tercera: se organizo la convención de 1988. No sólo la enmienda fue rechazada, el tiro les salió por la culata. Ante las críticas al sistema de control, en particular al hecho que los tráficantes se estaban enriqueciendo, se decidió reafirmar el compromiso con el tratado, se recomendó la criminalización de los usuarios y se promovió la extradición como mecanismo para acabar con el narcotráfico.
El plazo para apelar la enmienda propuesta por el gobierno boliviano se vence este 31 de Enero. Y hasta el momento nadie lo ha hecho. Pero no hay razón para creer que la enmienda pasará. Se sabe que los mismos gobiernos de siempre (Estados Unidos y sus secuaces: Suecia, Japón, Rusia, Reino Unido, Francia, Italia, Alemania, Dinamarca…) ya están preparando una apelación.
Colombia, que originalmente se había alineado con Estados Unidos, retiró su apelación. De no haberlo hecho la pondría una vez más en conflicto con sus vecinos: en Agosto de 2008, la UNASUR manifestó su apoyo al gobierno boliviano (ver párrafo 19).
El consejo de seguridad de la ONU ya manifestó su preocupación por la amenaza que representan los grupos que trafican droga. Pero no han hecho nada al respecto. De no pasar esta enmienda simbólica y al entender que los gobiernos a la cabeza del consejo de seguridad no tienen intención alguna en modificar los tratados de control de estupefacientes, la UNASUR entera debería renunciar a estos e imponer su propio sistema de control de estupefacientes. Dejándole a los otros países pagar el precio de su propia política racista y pseudo-científica, anotándose de paso un triunfo moral.
¿Tendrán la valentía de hacer lo correcto?
* Y si no lo cree así, toca leer lo que el gringo encargado de la comisión del estudio de 1950 dijo en una entrevista a su llegada a Lima:
Creemos que el consumo diario, inveterado de la hoja de coca mediante masticación […] no solo es plenamente nocivo y por ello perjudicial, sino que también es la causa de la degeneración racial en varios centros urbanos, y de la notable decadencia tan palpable de mucho indios – aún de ciertos mestizos – en ciertas zonas de Peru y Bolivia. Nuestros estudios confirmaran la certeza de esta aserción y esperamos presentar un plan de acción racional […] para alcanzar la absoluta y definitiva erradicación de este habito pernicioso.
¡Loable fundamento tiene nuestra guerra contra las drogas!