Fuente: El Tiempo
JOAQUÍN ARMENTA*, ESPECIAL PARA EL TIEMPO, BARRANQUILLA.
Lo produce el cerebro para reducir el dolor y la ansiedad, entre otras funciones.
De acuerdo con estudios científicos actuales, es exacto decir, aunque pueda resultar hasta chocante, que la marihuana está en todos nosotros: en los presidentes de la República, los congresistas y hasta en la más beata monja de clausura. La mayor parte del día y de la noche los seres humanos estamos bajo los efectos del principio activo de la marihuana.
Trataré de explicarlo. El tetrahidrocannabinol o cannabinoide es el principal componente farmacológicamente activo de la Cannabis sativa, la llamada popularmente bareta, yerba, maruja, maracachafa, siguaraya, entre otras, planta sagrada para muchas culturas e, incluso, citada en la Biblia.
Para comprenderlo, es necesario explicar uno de los principios básicos de la endocrinología y la neurofisiología. La forma como los sistemas endocrino y nervioso realizan la biorregulación de la mayoría de los procesos de nuestro organismo es empleando unos mensajeros bioquímicos que se llaman hormonas, para el sistema endocrino, y neurotransmisores, para el sistema nervioso.
Estos mensajeros actúan porque se unen a estructuras especializadas llamadas receptores, como llaves y cerraduras: las llaves son las hormonas o neurotransmisores y las cerraduras son los receptores. Cuando las hormonas o neurotransmisores se unen a sus receptores se producen los efectos fisiológicos.
Si los cannabinoides actúan o ejercen sus efectos es porque se unen a receptores específicos para estas sustancias. Se han descubierto dos tipos de receptores para cannabinoides en el ser humano. Los científicos los llaman receptores CB1 y CB2. Los CB1 están localizados en las neuronas del sistema nervioso (cerebro y médula espinal) y, óigase bien, son de los más abundantes en el cerebro. Los CB1 también se localizan en el sistema digestivo, tejido adiposo y las células del hígado. Los receptores para cannabinoides CB2 sólo se encuentran en las células del sistema inmunológico (el que nos defiende de todo lo de afuera y de todo lo de adentro).
Era lógico pensar que, si existen receptores para cannabinoides que vienen de afuera del organismo, como los contenidos en la marihuana, tenían que existir cannabinoides que produce el organismo y que se unen a esos receptores.
Efectivamente, existen y los científicos ya los descubrieron. Son dos cannabinoides y cumplen con funciones importantísimas en nuestro organismo. Los dos cannabinnoides de adentro identificados son la anandamida y el 2-araquidoglicerol. Los científicos que descubrieron la anandamida la llamaron así por una raíz sánscrita (ananda), que significa felicidad, o sea que sería como la hormona de la felicidad (en rigor, sería el neurotransmisor de la felicidad cuando actúa en las neuronas y la hormona de la felicidad cuando actúa en otros tejidos).
Todo esto es tan importante, que los fisiólogos del siglo XXI lo consideran un sistema que denominan sistema endocannabinoide, que regula gran número de respuestas fisiológicas. Su activación reduce el dolor y la ansiedad, modula la temperatura del cuerpo y la producción de otras hormonas, y tiene que ver con la presión arterial y el tono muscular de las vísceras.
La activación del sistema endocannabinoide -por unión de estas sustancias a sus receptores- conduce al descanso, porque reduce el comportamiento motor e induce sedación. Juega un papel notable en el control de la ingestión de alimentos. También tiene un efecto inductor del olvido de experiencias negativas y es un sistema muy importante como mecanismo de protección del organismo a nivel celular y emocional.
Desde hace más de dos décadas han aparecido muchos artículos en revistas médicas de Estados Unidos y de Europa, acerca de la utilización terapéutica de la marihuana en diversos tipos de enfermedades. Incluso, el Instituto para la Salud Mental de los Estados Unidos, entidad oficial de ese país para el tema, hizo un estudio que reveló que el tetrahidrocannabinol ayuda a salvar neuronas sobrecargadas por infartos o derrames cerebrales. Por esto, toda la evidencia y los conocimientos actuales le dan soporte científico a la utilización de marihuana y su principio activo como medicamento, soporte que para muchas culturas milenarias estaba claro desde hace tiempo, incluyendo nuestras poblaciones indígenas.
Es importante mencionar, también, que la marihuana es uno de los principales productos agrícolas de los Estados Unidos en este momento, y que varios estados de la Unión Americana han aprobado su utilización terapéutica.
Sin embargo, las dos drogas que más problemas de salud pública causan en el mundo son el alcohol y la nicotina contenida en el cigarrillo, pero estas sustancias están a disposición de los adictos en cantidades ilimitadas. Con estas dos drogas, muchos países subvencionan la salud y el deporte, situación absurda y contradictoria. La publicidad para promover bebidas alcohólicas y cigarrillos es libre y va dirigida fundamentalmente a la juventud.
Es claro que el objetivo de este artículo no es inducir el consumo de marihuana.
Lo fundamental es el autocontrol que el individuo debe imponerse para usar responsablemente su libertad. No es lo mismo tomarse dos cervezas que tomarse dos canastas de cerveza o fumarse dos cigarrillos que fumarse dos paquetes.
El objetivo de este artículo es comunicar, con el rigor de la ciencia, conocimientos actuales sobre un tema que la mayoría de las veces no es visto de manera integral. Todos somos productores y consumidores fisiológicos. Solo el conocimiento nos libera.
* Médico Endocrinólogo, del Hospital Gregorio Marañón de Madrid (España).