El objetivo municipal es estudiar la posibilidad de regular su ubicación mediante ordenanzas municipales -evitando su cercanía a colegios u obligando a instalar salidas de humos, por ejemplo-, si bien el Ayuntamiento ha recordado que la misma Generalitat trabaja con los grupos políticos y asociaciones para una eventual regulación de este tipo de locales y que, en cualquier caso, quiere “evitar la banalización del consumo” del cannabis. La futura normativa también incluiría buenas prácticas como una edad mínima de entrada, número máximo de socios y limitaciones horarias, entre otros aspectos.
04 de diciembre de 2013
Barcelona. (Agencias). – El Ayuntamiento de Barcelona ha detectado unos 200 clubes de cannabis en la ciudad, aunque puede haber más, y está trabajando para aprobar una normativa para regular e intentar que todos tengan finalidad terapéutica.
El consistorio ha recibido muchas quejas vecinales por la instalación y las molestias ocasionadas por diversas asociaciones cannábicas. Se concentran en buena medida en el distrito de Ciutat Vella, fruto de una “proliferación” de este tipo de asociaciones en los últimos tres años.
Según ha explicado la jefa del servicio de atención y prevención a las drogodependencias de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (Aspb), Teresa Brugal, con motivo de la presentación este miércoles del Informe de Salud Pública de Barcelona 2012, el Ayuntamiento está haciendo una “búsqueda activa” de este tipo de locales, en base al registro de entidades federadas y a la publicidad que hacen a través de Internet.
El gerente de la Aspb, Conrad Casas, ha recordado que el único requisito necesario a día de hoy para constituir un club de fumadores es registrarse, lo que ha dado pie a la existencia de diferentes tipologías y hace difícil controlar su actividad, puesto que no son locales de libre concurrencia -solo se aceptan socios- y legalmente la Administración solo puede entrar en caso de que haya indicios de delito.
El objetivo municipal es estudiar la posibilidad de regular su ubicación mediante ordenanzas municipales -evitando su cercanía a colegios u obligando a instalar salidas de humos, por ejemplo-, si bien el Ayuntamiento ha recordado que la misma Generalitat trabaja con los grupos políticos y asociaciones para una eventual regulación de este tipo de locales y que, en cualquier caso, quiere “evitar la banalización del consumo” del cannabis. La futura normativa también incluiría buenas prácticas como una edad mínima de entrada, número máximo de socios y limitaciones horarias, entre otros aspectos.
Perfil de consumidor y adicciones
Brugal ha subrayado que la proliferación de los clubes de fumadores no ha ido asociada a un aumento del consumo de marihuana, que se muestra estabilizado desde hace años, también entre los jóvenes, aunque ha apostado por una “regulación estructural”, ya que este tipo de asociaciones ha crecido en base al vacío legal que existe sobre su figura.
En cambio, los inicios de tratamiento por adicción al cannabis han aumentado -alrededor de 500 personas cada año-, y ya suponen el 13% del total de casos tratados por adicción a drogas, gracias en parte a la mayor concienciación.
El perfil mayoritario de estas personas es el de un hombre de entre 25 y 35 años que lleva cerca de una década fumando marihuana, y que llega a los servicios municipales derivado por los sistemas sanitarios, por petición de la familia o incluso por indicación de las fuerzas del orden pública, en caso de que sea menor y sea sorprendido en la vía pública. La pérdida de memoria, la psicosis inducida y los problemas laborales son algunos de los síntomas que presentan, aunque Brugal ha recordado que cuantos menos años de adicción, menor alteración de los neuroreceptores y por tanto más fácil resulta abandonar esta conducta de riesgo.
Buena salud de los barceloneses
El Informe de Salud de Barcelona 2012 -que se elabora desde 1991- continúa mostrando un buen estado de la salud de los barceloneses sin que se detecte el impacto de la crisis en ella, según ha explicado la delegada de Salud del Ayuntamiento de Barcelona, Cristina Iniesta.
Aun así, ha señalado que hay que mantener la guardia ante el incremento de las enfermedades de transmisión sexual y por el número de casos de sida y de cáncer de pulmón detectados, y ha manifestado la voluntad de reforzar los programas de atención al consumo de alcohol y de drogas ilegales. Iniesta ha destacado la alta esperanza de vida de los barceloneses (80 años) y barcelonesas (86), que ha crecido en 6 años en dos décadas y está por encima de las de Catalunya y de España.