Fuente: Noticias de Gipuzkoa
10 de octubre de 2013
Por Marco Rodrigo
La asociación Ganjazz cuenta con ser absuelto por cuarta vez en 12 años
Ver el testimonio en la televisión vasca
La Ertzaintza (policía vasca) intervino ayer una plantación de cannabis en Oiartzun, propiedad de la asociación Ganjazz, un colectivo que trabaja “por la normalización y respeto de los derechos individuales y colectivos de los usuarios de cannabis” en Gipuzkoa. Iker Val, presidente de la agrupación, explicó en declaraciones a este periódico la acción policial, confirmada por fuentes de la propia Ertzaintza. “El viernes detectaron fortuitamente el lugar y desde entonces han mostrado su intención de intervenirlo. Hemos tratado de evitarlo porque tenemos sentencias absolutorias, tenemos el peritaje… Todo en regla. Pero les ha dado igual”.
El dirigente de la asociación lamentó la “inseguridad jurídica” vigente en la actualidad respecto a plantaciones como la intervenida. “Así seguiremos hasta que no haya unas directrices claras sobre el asunto, que es lo que está estudiando el Parlamento Vasco”, indicó Val en referencia a un caso muy similar al de Zizurkil, que se conoció el miércoles y que se cobró además cinco detenciones. La plantación allí incautada, en este caso por la Guardia Civil, también pertenecía a un colectivo, en este caso Tare, con sede en Bilbao, y cuyos integrantes también defienden la legalidad del sembrado. De hecho, ayer procedieron, mediante un escrito, a solicitar en el Juzgado de Tolosa que se les devuelva toda la marihuana decomisada.
La zona fue objeto de una visita oficial por parte de parlamentarios vascos durante el verano de 2012
En el caso de la actuación de la Ertzaintza ayer en Oiartzun, el sembrado constaba de numerosas plantas, “pero solo cien eran grandes”, según explicó Iker Val, presidente de Ganjazz. “El resto eran plántulas pequeñas. Más de un millar no alcanzaban los tres centímetros, eran semillas germinadas, no tenían THC -el principal constituyente psicoactivo de la marihuana- . Ni eran plantas, ni eran sustancias estupefacientes”. Así, el peritaje de Ganjazz habla concretamente de “110 plantas maduras y de tamaño medio, además de otras 800 plantas pequeñas de 25 centímetros y en estado vegetativo y 600 brotes de semillas”. Este diario contactó ayer con la Ertzaintza, cuyas fuentes se limitaron a confirmar la imputación de cuatro personas, pero negaron datos adicionales al encontrarse el tema “en investigación”.
Sí se refirió al mismo Martín Barriuso, activista vasco que preside además a nivel estatal la Asociación de Federaciones Cannábicas. Barriuso hizo especial hincapié en que la plantación intervenida en Oiartzun “fue objeto en julio de 2012 de una visita por parte de una delegación del Parlamento Vasco”. “Allí estuvieron conmigo Carmelo Barrio, Borja Semper, Dani Maeztu, Josune Gorospe, Teresa Laespada… Y resulta que ahora todo aquello lo han incautado. Además, lo ha hecho la Ertzaintza a raíz de una patrulla que inicialmente intentaba evitar robos de marihuana. Sin embargo, dieron con los dueños del terreno y han terminado llevándoselo todo. Para eso, casi mejor que actúen los ladrones”, se quejó amargamente Barriuso.
Barriuso enmarcó la actuación de la Ertzaintza en un “intento de criminalización” constante por parte de las autoridades, un presunto proceso en el que también incluyó lo ocurrido en Zizurkil. Allí la Guardia Civil se incautó de 634 plantas de marihuana, 17 kilogramos de la sustancia ya secada, y de diversos efectos, entre los que se encontraban armas. “El asunto se asemeja al de Oiartzun porque la asociación que plantaba en el terreno, Tare, con sede en Bilbao, ya había sufrido intervenciones que posteriormente se archivaron. Si te intervienen y luego los tribunales dicen que no haces nada ilegal, pues sigues adelante. Es lo lógico”, aseveró.
Además, el activista subrayó que “la Guardia Civil lo ha mezclado todo para enredar”, en referencia al hallazgo de armas y a la atribución de estas a la asociación, concretamente a las personas que vigilaban las plantaciones para prevenir robos. “Parece que sí había gente vigilando, porque ya se habían registrado intentos de sustraer marihuana del lugar. Pero lo de las armas no tiene nada que ver. Estaban guardadas en un cajón, y pertenecían al dueño del caserío. Eran escopetas de caza, todas con su pertinente licencia. Y además su dueño poco tenía que ver en el asunto, porque fue su sobrino quien alquiló los terrenos a la asociación para plantar marihuana”, concluyó denunciando Barriuso.