BOLETIN ENCOD SOBRE POLITICAS DE DROGAS EN EUROPA
NR. 58 DICIEMBRE DE 2009
CLUBES SOCIALES DE CANNABIS: EL MODELO ESPAÑOL
El consumo de cannabis en el Estado Español goza de cierta tolerancia por parte de la sociedad, sin embargo todavía queda mucho trabajo por hacer, ya que durante tantos años de prohibicionismo, los medios de comunicación han estigmatizado esta planta y su uso.
La ley castiga con penas de cárcel el cultivo o la posesión cuando el fin de los mismos es tráfico de drogas, además impone sanciones administrativas (multas) por tenencia y consumo en lugares públicos. Sin embargo, está permitido consumir y producir para autoconsumo. Esta ambigüedad jurídica tiene consecuencias negativas, no sólo para el que cultiva para su propio consumo, ya que son frecuentes las intervenciones de las fuerzas del orden en pequeños cultivos, sino también para la sociedad; cada vez se producen más robos a los pequeños productores que quedan impunes por el miedo a denunciar, lo que acaba favoreciendo el mercado negro.
Hace unos años la Junta de Andalucía encargó un informe jurídico para establecer los criterios conforme a los que se pudieran abrir establecimientos en los que se pudiera obtener cannabis, con fines tanto lúdicos como terapéuticos, respetando el marco de la legalidad actual. La conclusión del mismo es que esta iniciativa solo tendría cabida en nuestro ordenamiento jurídico si son centros no abiertos al público indiscriminado, sino de acceso restringido a consumidores habituales de hachís o marihuana, en los que se podría adquirir y consumir cantidades que no sobrepasen el límite de un consumo normal. La cantidad de cannabis adquirida debería ser consumida en el recinto.
Es a raíz de este informe cuando surgen en el Estado Español los primeros cultivos colectivos a mano de unas pocas asociaciones, que, con la experiencia acumulada a lo largo de más de una década, han evolucionado dando como resultado los Clubes Sociales de Cannabis (CSC). En éstos, en la actualidad, se dispensa cannabis a usuarios habituales mayores de edad, sin ánimo de lucro y en círculos cerrados.
Una de las incuestionables aportaciones de los CSC es la reducción de riesgos, tanto desde el punto de vista del consumo, ya que los usuarios acceden a sustancias no adulteradas y de calidad, como de los riesgos derivados de la situación legal actual, pudiendo los usuarios acceder a la sustancia sin tener contacto con el mercado negro, problemas con la policía, etc…
Los CSC ofrecen además los servicios normales de cualquier asociación, como asesoría jurídica, asesoría sobre la propia sustancia y su consumo, con el objetivo de promover el uso seguro y responsable.
Por otra parte, el consumidor de sustancias que pertenece a un CSC participa en el activismo antiprohibicionista al ser parte de un proyecto político colectivo y no limitarse a gastarse dinero para obtener la sustancia enriqueciendo el mercado negro.
Con los CSC se pretende además que los usuarios accedan a la sustancia a un precio asequible y sensato, y esta no se convierta en un artículo de lujo de difícil acceso, que los socios puedan elegir sus genéticas preferidas y las que les producen el efecto que deseen o necesiten.
El modelo de los CSC de la Federación de Asociaciones Cannabicas impone un límite de 2 gramos diarios por persona, 60 gramos al mes. De esta forma se intenta evitar que el cannabis llegue a terceras personas no involucradas en el proyecto, y de hecho si un socio deriva cannabis a terceras personas es expulsado del club. Este límite no se aplica en casos excepcionales en los que usuarios terapéuticos necesitan de una dosis mayor. Entre los servicios que se prestan en los CSC está el de información y asesoría sobre autocultivo, de forma que si un usuario lúdico supera los límites de consumo pueda cultivar el cannabis que desee.
En definitiva, los Clubes Sociales de Cannabis son algo más que establecimientos de dispensación de cannabis, son una propuesta de los ciudadanos involucrados a la sociedad y sus instituciones, ya que con el apoyo de estas últimas este modelo podría reducir los principales problemas asociados a las drogas; disminuiría el volumen del mercado negro, los consumidores accederían a sustancias no adulteradas y de calidad, se impediría el acceso a la sustancia a menores de edad, con lo que además se reduciría la probabilidad de futuros malos usos de la misma, y sería accesible para los usuarios terapéuticos.
Este modelo además no genera los problemas de convivencia producidos por el turismo experimentado con el modelo de coffeeshops en Holanda en las últimas décadas, y no contraviene las convenciones de la ONU sobre fiscalización de drogas firmada por todos los Estados Miembros de la UE.
Estas convenciones prohiben el cultivo y la distribución de cannabis, pero lo dejan a los gobiernos nacionales para crear una margen legal para el consumo. Los Clubes Sociales de Cannabis pueden utilizar esta márgen legal para organizar el circuito para consumo personal tal como es considerado más conveniente en el país concernado.
Como parte de este proyecto, el pasado febrero la FAC presentó en la feria Spannabis 2009 de Barcelona una guía para formar CSC. Para poder adquirirla se debe seguir un protocolo en el cual se demuestra que los solicitantes son un colectivo con el objetivo de fomentar la normalización del cannabis que pretende participar en la lucha política. Con el fin de terminar de definir el modelo de CSC y el de perfeccionar algunos aspectos de su puesta en práctica, la FAC organizó el primer encuentro de clubes en Murguía los días 20, 21 y 22 de noviembre de 2009. En él dimos formación a los clubes que están comenzando y consensuar algunas estrategias con ponencias, debates y talleres.
Por otra parte, entendemos que el movimiento cannábico tiene que dar un paso más, y dado que nuestras reivindicaciones son también las del sector empresarial, hemos comenzado una campaña buscando la complicidad e implicación de este, y asumiendo como propias algunas de sus reivindicaciones. Una placa con el logo de la FAC anunciará en los grows shops que participan de esta lucha y nos apoya. Dicha campaña se presentó a principios de noviembre en la feria Expocannabis (Madrid).
Entre nuestros retos a corto plazo está el organizar el Primer Encuentro del Sector del Cañamo en el año 2010, un encuentro donde sentar en la misma mesa a los representantes del mundo cannabico, juristas, activistas, empresarios, filósofos, revistas, etc.
En estos momentos se están dando pasos importantes para los movimientos antiprohibicionistas del Estado Español, la próxima primavera esperamos celebrar junto con las federaciones FAUDAS y ENLACE el Primer Foro de la Sociedad Civil. Dos federaciones con una trayectoria admirable con las que poco a poco y con el esfuerzo de todos consensuamos discursos e intercambiamos experiencias e información.
Consideramos que entre nuestros objetivos es de especial relevancia nuestra pertenencia a ENCOD y la participación y el contacto cada vez más estrechos que tenemos en ella.
Queremos finalizar este boletín con el recuerdo de Gaspar Fraga González, que nos dejó el pasado 17 de octubre y al que recordaremos siempre con cariño, gran activista cannabico que ha contribuido a que el cannabis sea cada vez más aceptado socialmente, a ir despejando el camino hacia la normalización del cannabis.
Federación de Asociaciones Cannábicas