por Mireia Pascual Mollá
Oct 3, 2014
La cultura cannábica está muy presente en nuestro día a día. Más de lo que muchos imaginan. El conocido personaje de dibujos animados Popeye (del inglés ‘Pop Eye’, ojo saltón) luce músculos fuertes y grandes, lo que no muchos saben es que el bote de espinacas era el ‘argot’ utilizado para denominar el cannabis, el cuál Popeye consumía en su pipa. Por lo que la fortaleza de este personaje venía de esta sustancia y no de las espinacas, como las madres han hecho creer a los hijos durante años.
Esto se debe a que en aquellos años, rondando 1929, cuando este dibujo fue creado por Elzie Segar, los grupos anti-marihuana aseguraban que consumirla producía una fuerza sobrenatural. Además, su perro se llamaba Alpiste en referencia a las semillas de cáñamo, que es una fuente de alimentación para pájaros. (Lee la entrevista al Hemps Museum de Barcelona, donde se recoge esta y otras historias).
Hoy en día el consumo está más extendido y a ojos de muchos más normalizado, y prueba de ello son los numerosos clubs cannábicos que se pueden encontrar por diferentes ciudades españolas, pero también los cambios de regulación que empiezan a haber en algunas partes del mundo. Muchos cultivan sus plantas en casa y la ficción lo refleja de muchas maneras.
La Abuela Rosa es una serie chilena en internet creada por René Alvarado (quién previamente ha trabajado en conocidas cadenas de televisión como la Fox o la BBC). “La Abuela Rosa es un personaje de ficción, que no tiene dinero para pagarse un tratamiento tradicional con quimioterapia contra el cáncer, algo que en Chile es muy costoso. Además, ella no cree en las farmacéuticas y nunca ha probado pastillas, por lo tanto, el cannabis es lo único que puede paliar los dolores que sufre”, explica Alvarado sobre su personaje. (Puede acceder a la entrevista completa pinchando aquí.)
Maldonado: “Hay dos mensajes con respecto al cannabis, que es una sustancia natural y que es terapéutico”
La presencia de la cultura cannábica es más que evidente, pero ¿por qué se promueve su uso? Según Rafael Maldonado, catedrático en Farmacología de la Universidad Pompeu Fabra, durante la inauguración de la exposición ‘Hablemos de drogas’, ocurre en ocasiones que se utiliza la evidente función curativa como justificación. “Hay dos mensajes con respecto al cannabis. En primer lugar, se defiende su consumo porque se trata de una sustancia natural. No tiene mucho sentido, pues los venenos más potentes del mundo son sustancias naturales. Y en segundo lugar, por el consumo terapéutico del mismo. Pero también se hace un uso terapéutico de los opiáceos y no los utilizamos como algo bueno”, argumenta.
Desde el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, contribuyen también a este mismo argumento en su página web, donde además se puede encontrar un prospecto sobre el correcto uso del cannabis terapéutico: ‘Aquí hay dos debates totalmente distintos, y no es justo aprovechar la demanda y necesidades de muchos pacientes respecto de la sustancia para defender su uso recreativo, el cual requiere un abordaje y un debate totalmente diferente. El cannabis para uso terapéutico no tiene nada que ver con el consumo lúdico y recreativo. Los riesgos son diferentes, y los efectos, también’.
USO TERAPÉUTICO
El 19% de la población europea sufre dolor crónico, según el artículo ‘Potencial terapéutico de los cannabinoides’, publicado en la Revista de la Sociedad Española del Dolor. Estos pueden ser tratados con opioides, que es el método más tradicional, o con cannabinoides. Y es que según algunos estudios científicos algunas de las sustancias contenidas en el cannabis pueden ayudar a nivel médico en algunas enfermedades, como se puede ver en la infografía:
Sin embargo, el tratamiento con cannabis siempre será efectivo y seguro si se hace bajo control médico. ‘Los medicamentos con cannabis tienen una razonable seguridad pero no es extrapolable al cannabis fumado ya que con facilidad puede exceder la dosis aprobada y el humo contiene sustancias tóxicas’, según el artículo ‘El problema de consumo de cannabis: el papel del Sector Salud’, publicado en México en 2013 en la revista Salud Mental. La cannabis sativa está formada por más de 60 fitocannabinoides, como podemos ver en la siguiente imagen:
Los beneficios terapéuticos de los cannabinoides son variados. Por ejemplo, pueden ayudar a impedir la pérdida de peso, ayudar a soportar mejor un dolor oncológico o neuropático, pueden contribuir a ayudar en los trastornos del movimiento asociados con enfermedades neurodegenerativas, y según algunos ensayos clínicos podría inhibir el crecimiento de células cancerosas y servir como agente antitumoral o servir en el tratamiento del glaucoma.
En España solo hay aprobado un medicamento, el Sativex, cuyo principio activo es el cannabidiol. Las indicaciones terapéuticas recogidas en el Vademecum se refieren al uso del mismo como tratamiento para mejorar la situación de la espasticidad (rigidez muscular)en pacientes con esclerosis múltiple. Sin embargo, según explica Calixto Sánchez, jefe del Servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital de Elda, algunos médicos de España han sido autorizados para utilizarlo con otras etiquetas, por ejemplo, para dolores oncológicos fuertes o problemas neurodegenerativos e incluso para reducir las náuseas provocadas por quimioterapia.
En otros países como EEUU, Australia, Canada, Irlanda y Reino Unido, también existe el Cesamet, que ayuda a paliar síntomas como las náuseas y vómitos producidos por los tratamientos oncológicos.
Y en EEUU, Canadá, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda existe el Marinol, que además de ejercer la misma función que el Cesamet, ayuda a paliar síntomas de la anorexia y la caquexia en pacientes enfermos de SIDA o cáncer terminal. Además, hay otra opción, la prescripción del cannabis fumado.
En España solo hay aprobado un medicamento, el Sativex
En el caso concreto de Canadá el sistema de regulación es famoso por su eficacia. En la propia página web del gobierno canadiense se puede acceder a toda la información referente a esta circunstancia y explica paso a paso cómo acceder a la misma. En primer lugar, será necesario que médico y paciente consideren la necesidad de utilizar este tratamiento como el más adecuado para su enfermedad. Una vez superado ese paso, el paciente puede elegir tres vía de acceder a la misma: Que el sistema sanitario le proporcione marihuana seca, que sea él mismo con un permiso especial el que auto cultive y seque la planta para uso propio o que sea una tercera persona la que se encargue de cultivar y secar la misma, mientras que sea el propio paciente el que la consuma.
El coordinador de la European Coalition for Just and Effective Drug Policies, ENCOD, Joep Oomen, explica la defensa de la organización por el uso: “Nosotros creemos a muchos expertos médicos que mantienen que solamente se puede beneficiar de todos los aspectos curativos de la planta cuando se le consume entera, y no a través de un derivado en cuyo proceso de elaboración se han perdido varios elementos activos que juegan un papel en el efecto”. (Acceda a la entrevista completa pinchando aquí)
CONSECUENCIAS
Entonces, si tiene tantos beneficios ¿Por qué se usa en casos tan concretos en medicina y no está más extendido su uso terapéutico? Por los efectos subyacentes que se pueden presentar: Efectos psicoactivos (euforia), somáticos (somnolencia, descoordinación motora), sensoriales (alteraciones en la percepción temporal, espacial y desorientación) y cognitivos (lapso de memoria y confusión). Además, de producir daños en el sistema respiratorio como bronquitis crónica, hiper-actividad bronquial, enfisema o pneumotórax, entre otros. Y de cómo el consumo abusivo puede producir graves daños en el cerebro, sobretodo en el caso de los adolescentes. El Tetrahidrocannabinol, THC, activa receptores presentes en el Sistema Nervioso Central y en otras partes del organismo. Activa también el sistema de recompensa con la segregación de la dopamina, por lo que un consumo prolongado en el tiempo y de abuso, puede llevar a una adicción.
Los factores de riesgo psicosociales no van a ser los mismos en todos los individuos, porque no todos tienen la misma predisposición a iniciar y desarrollar una dependencia. Pero existen una serie de factores biológicos, genéticos y ambientales que pueden facilitar la aparición. Por eso, según Sánchez, es muy importante diferenciar entre el uso terapéutico y recreativo o lúdico del cannabis porque cuando se le prescribe un medicamento cuyo componente principal es un derivado del mismo es “porque a esa persona le pasa algo muy serio en su vida”.
POLÍTICAS DE DROGAS
En el debate abierto en torno al cannabis se han creado dos grupos muy diferenciados. Por un lado están los que creen que la política de drogas debería permanecer como está y por otra, están los que creen que es necesario terminar con el ‘prohibicionismo’. Es de esta situación de donde surgen series como la mencionada al principio de este reportaje con las que se pretende ‘despertar conciencias’, como explica su director: “Mucha gente la ve en familia, con sus padres y conversan sobre el tema, nos llegan mails que nos felicitan por eso”. Incluso el debate ha llegado a las altas esferas.
La Global Comission on Drug Policy se reunió en Nueva York hace unas semanas y en ella se planteó la necesidad de una nueva regulación en materia de drogas en EEUU pero también a nivel mundial.
En otros países como Uruguay, hartos de ver que las políticas de siempre no han funcionado, han decidido hacer lo que el propio presidente del país ha denominado ‘experimento’. De este modo han aprobado una ley que pone en manos del Estado la producción, distribución y venta de la marihuana. La han legalizado bajo el control del Gobierno.
En España, todo seguirá igual, según las declaraciones que el Delegado para el Plan Nacional sobre Drogas, Francisco de Asís Babín, hacía a este medio en el mes de abril. En el editorial que el propio delegado publicaba en la revista Adicciones asegura que el PNSD ha recogido a través de encuestas la opinión de la población y que la mayoría prefieren incrementar las medidas preventivas, fomentar el tratamiento y endurecer la represión del tráfico de drogas antes que favorecer el mercado de drogas libre. (Puede acceder al texto completo aquí).
Otros en cambio creen que “la respuesta a la prohibición universal del cannabis no puede ser otro modelo universal o ni siquiera nacional”, argumenta Oomen, quien explica que la implementación de una nueva política sería posible “con un cambio en las Convenciones Internacionales de drogas facilitando que los gobiernos de los estados miembros de la ONU desarrollen su propio modelo de control de la producción y distribución de sustancias psicoactivas. Luego, estos establecerían un marco global en el que las autoridades locales o regionales diseñarían sus propios modelos”, explica y añade: “La nueva política de drogas no es solamente posible, es inevitable”.