Fuente: El Tiempo
Por Sergio Gómez Maseri
9 de diciembre 2009
Las hectáreas de coca hoy en la región andina son 200.000, las mismas que
cuando comenzó la erradicación, hace 15 años.
Habría “Comisión de Notables” que buscará alternativas para controlar
oferta y demanda de estupefacientes.
El proyecto, ahora debe surtir su trámite en el Senado para convertirse en
ley.
La “Comisión de Notables” estaría compuesta por 10 personas que tendría 12
meses para realizar su evaluación y proponer nuevas alternativas. Tendrá
un carácter bipartidista e independiente, lo cual le ofrece un gran chance
de ser aprobada y firmada por Barack Obama: 4 de sus miembros serán
nombrados por demócratas, otros cuatro por republicanos y los últimos dos
los pondrá el Presidente.
El proyecto, que tiene como coautores al demócrata Eliot Engel y al
republicano Dan Burton, parte de la base de que E.U. ha invertido casi
15.000 millones de dólares a lo largo de las últimas dos décadas sin que
con ellos se haya logrado frenar la producción o el consumo de drogas en
el país.
“Claramente ha llegado la hora de examinar nuestros esfuerzos
antinarcóticos acá en casa y a través de las Américas… y es lo que hará
la comisión independiente, dijo Engel en un comunicado en el que exaltó la
aprobación del proyecto.
La tarea de la Comisión, que será llamada “Comisión para el Hemisferio
Occidental en Políticas Antidroga”, pide a los notables que evalúen la
efectividad de los programas de erradicación, interdicción y desarrollo
alternativo que se vienen implementando, Entre ellos el Plan Colombia, y
la Iniciativa Mérida para México.
Así mismo, deberá estudiar el uso de nuevas tecnologías para combatir a
los carteles y determinar si el proceso de certificación que usa E.U. para
medir la cooperación en la lucha contra las drogas está arrojando
resultados positivos.
“De 1980 a 2008 la asistencia antinarcóticos para Latinoamérica y el
Caribe ha totalizado unos US $11.300 millones de dólares. Adicionalmente,
la DEA se ha gastado otros 2.500 millones de dólares. A lo largo de esos
años el consumo de drogas para marihuana, cocaína y heroína ha ido
creciendo de manera interrumpida”, dice el texto.
De esos fondos, casi la mitad (unos 7.000 millones) se han gastado en
Colombia. El proyecto sostiene, además, que pese a contar con solo el 5
por ciento de la población mundial, en E.U. viven el 17.2 por ciento de
los consumidores de drogas ilegales del planta.
Por eso piden a la Comisión hacer énfasis en el consumo, incluyendo un
corte de cuentas a los programas de prevención y tratamiento, al igual que
un análisis de experiencias en otros países que permitirá el diseño de una
nueva política para la reducción de la demanda. La noticia, a todas luces,
es significativa.
E.U., como reconoce el mismo proyecto, lleva casi tres décadas insistiendo
en una guerra sin cuartel contra las drogas sin muchos resultados que
mostrar. En el caso de la coca, y pese a la gran cantidad de recursos
invertidos, las hectáreas cultivadas con la droga en al región andina
siguen las mismas que cuando se iniciaron los programas de erradicación
hace 15
años: (unas 200 mil distribuidas entre Colombia, Perú, y Bolivia).
Desarrollar antes, erradicar despúes
La aprobación del proyecto coincidió, precisamente, con la presentación en
Washington de un nuevo reporte de la Organización Wola en la que se
evalúan diez años de lucha contra las drogas en Colombia y experiencias
similares en Afganistán y otros países.
El reporte, titulado “Desarrollo Primero”, concluye que las políticas de
erradicación forzada de cultivos ilícitos seguirán fracasando mientras no
se implementen primero programas que ofrezcan alternativas de vida para
los pobladores.
“La erradicación de cultivos sin alternativas reales para los campesinos
ha sido solo una receta para la resiembra de los cultivos”, sostiene John
Walsh, uno de los autores del reporte. Y la razón, afirma Colleta
Youngers, también de Wola, está lejos de ser un misterio.
“La mayoría de los cultivadores son pobres. Por lo tanto, la rápida
destrucción de su fuente de ingreso exacerba su pobreza, con lo que se
refuerza su dependencia a estos cultivos en lugar de aminorarlo”, dice
Youngers.
Wola presenta 10 recomendaciones tras realizar un minucioso estudio de
experiencias con erradicación forzada en Afganistán, Burma, Tailandia y la
región Andina. A parte de la que sugiere el titulo del informe, la
organización argumenta que no se debe condicionar la asistencia a que
primero se eliminen los cultivos.
“Como ha sido el caso en Colombia, esas políticas niegan ayuda
precisamente a las comunidades que más dependen de los cultivos ilícitos y
que son las que más asistencia necesitan”, subraya la organización.