Fuente: La Prensa
4 de Noviembre, 2010
El jueves 11 de noviembre los cocaleros se reunirán con asambleístas para analizar el contenido de la futura ley de la hoja sagrada.
Toda la producción de hoja de coca que no sea destinada al consumo tradicional deberá ser industrializada. Es una de las conclusiones preliminares de las comisiones que perfilan la futura Ley de la Coca, que reemplazará en parte a la Ley 1008.
La diputada oficialista Julia Figueredo, vocal del Comité de la Hoja de Coca de la Cámara Baja, explicó que éste será uno de los mecanismos que se pondrán en práctica con la finalidad de evitar que el producto continúe siendo “satanizado”.
Por ello, explicó que será necesario que desde las comunidades productoras se establezcan mecanismos de control para evitar que la producción cocalera se desvíe al narcotráfico.
Se entiende por consumo tradicional de la hoja de coca la masticación, las infusiones, el uso medicinal y su empleo en ceremonias rituales.
Actualmente, con financiamiento de la Unión Europea, se lleva adelante el estudio de uso y consumo tradicional de la hoja en los hogares bolivianos, cuyos resultados determinarán la superficie máxima a ser cultivada con coca.
Según la diputada Figueredo, ese estudio dará la pauta de la superficie máxima destinada tanto al consumo tradicional como a la industrialización.
La Ley 1008 será dividida en dos partes, según la legisladora. Una atenderá estrictamente el régimen de la hoja de coca, su industrialización y las áreas en las que será posible su cultivo.
Por el momento, el Gobierno sostiene que para satisfacer la demanda tradicional son necesarias 20.000 hectáreas cultivadas con el arbusto.
La segunda norma se destinará a la represión del narcotráfico, cuyas penas serán endurecidas.
Aunque admitió desconocer la intención de incluir en la nueva ley un capítulo que obligue a industrializar la producción no destinada a los rubros mencionados, el secretario permanente de la Asociación de Cocaleros de La Paz (Adepcoca), Claudio Manríquez, aceptó la idea bajo el argumento de que “no sólo la excedentaria, tendría que industrializarse toda la coca. Según unos estudios de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, la coca fue declarada como el mejor alimento del mundo”.
Manríquez afirmó que para ser industrializada, debería separarse el alcaloide, de lo que deberán encargarse científicos especializados en la materia.
Sin embargo, el dirigente expresó su escepticismo. “El Gobierno siempre ha estado hablando de industrializar la coca, pero nunca ha llegado a nada en la práctica. Ojalá que no sea un discurso más o, tal vez, sea para acallar al sector de los cocaleros, porque nos movilizamos en demanda de una fábrica”.
El representante de los cocaleros paceños indicó que uno de los requisitos para que la coca sea industrializada debería ser la exigencia de que la producción no emplee fertilizantes o químicos, vale decir que sea orgánica.
Gualberto Bustamante, nuevo vicepresidente del Comité Ejecutivo de las Seis Federaciones del trópico cochabambino, admitió que tampoco conoce esa propuesta, pero que el jueves 11, dirigentes de su sector se reunirán con asambleístas nacionales en La Paz para considerar los planteamientos que serán incorporados en la nueva Ley de la Coca.
Empero, indicó que “estamos insistiendo en el tema de la industrialización. Tenemos algunas ideas para llevar adelante este proceso que es necesario para nosotros. Es necesario complementar la planta de procesamiento de infusiones y otros productos que nos pertenece a los productores de la hoja de coca”.
La instalación de esa planta en el Chapare concluirá esta semana, aunque faltarán las conexiones de agua potable y gas natural, por lo que la factoría comenzará a funcionar en dos o tres meses.
“Hay productos que ya se están procesando y ya salen algunas cosas, pero faltan todavía cosas que hay que complementar para que esto funcione”.
Por el momento, en varias plantas se producen licores de coca, infusiones, medicamentos, galletas con harina de coca y caramelos saborizados, además del energizante Coca Colla.
Ninguno de estos productos puede ser exportado, debido a que la Convención de Viena de 1961 impide la circulación de la hoja de coca, por haberla incluido en la lista de sustancias prohibidas, y sus derivados entre los Estados firmantes de ese acuerdo.
“Es hablar sobre fantasías”
En opinión del analista y ex viceministro de Defensa Social (2002) Ernesto Justiniano, las declaraciones relativas a la industrialización de la hoja de coca son “un saludo a la bandera”.
“Durante cinco años, el oficialismo ha mantenido el mismo discurso y ha anunciado inversiones que no han caminado. Todo se trató de cuestiones dogmáticas y no se ve la realidad. Hasta siento pena de opinar sobre cosas que más bien parecen fantasías”.
El analista dijo que con esta medida se tenderá a que haya más coca y, por ende, más cocaína.
“Cuando planteamos que el Estado nacionalice la coca, el Gobierno no mostró interés alguno por solucionar el tema del narcotráfico”.
El experto anotó que el “abrir la Ley 1008 sólo dará lugar a la flexibilización y a combatir el narcotráfico. No hay un planteamiento serio”.
Lamentó que una cuestión fundamental como el estudio del consumo tradicional de la hoja de coca haya demorado cinco años, pese a que se cuenta con financiamiento de la Unión Europea. “Da la impresión de que las autoridades están a las adivinanzas. Por eso hablan de 20.000 hectáreas u otras cosas”.
Justiniano refirió que al paso que se va, “al Gobierno no le quedará otra opción que aplicar políticas neoliberales, pues los cocales se saldrán de madre y se tendrá que aplicar una política de racionalización forzosa, o sea la erradicación de plantaciones con el empleo de la fuerza, como hicieron administraciones que el actual Gobierno califica de neoliberales”.
Para destacar
Según Naciones Unidas, los cultivos de hoja de coca en los Yungas de La Paz cubren 20.900 hectáreas.
En la región de Apolo, también en el departamento de La Paz, hay 300 hectáreas cultivadas con el arbusto.
El trópico de Cochabamba cuenta con 9.700 hectáreas plantadas con coca, lo que deja 30.900 hectáreas en el país.
En el Chapare, una hectárea rinde hasta 2.764 kilos de coca, más del doble de lo que se obtiene en la zona tradicional.
En los Yungas de La Paz, el rendimiento por hectárea es de 1.215 kilogramos por hectárea cultivada.
Si se consideran otras zonas yungueñas comprendidas fuera del cordón tradicional, el promedio se eleva a 1.321 kg/ha.