Por: Júlia Talarn Rabascall
Santiago de Chile (EFE)
11 de abril de 2015
Tras seis meses de cultivo, este martes se inició en Chile la cosecha de la primera plantación de cannabis de América Latina con fines medicinales, destinada a paliar los efectos secundarios derivados del tratamiento de quimioterapia de dos centenares de pacientes con cáncer.
La inédita iniciativa, que cuenta con la autorización legal del gobierno de Chile, transformará las hojas de las 400 plantas recolectadas en aceite analgésico, que se empezará a suministrar gratuitamente a los enfermos en enero de 2016.
“Éste es un muy buen primer paso para poder garantizar un acceso democrático de la población chilena al cannabis medicinal cuando así lo necesiten”, sostuvo una de las impulsoras de la iniciativa, Ana María Gazmuri, actriz y fundadora de la Fundación Daya durante la presentación ante la prensa de la primera recolección.
Para la promotora del proyecto, esta iniciativa brinda a Chile la oportunidad de convertirse en “líder latinoamericano” de una tendencia que ya ha sido testada en otras regiones como en los estados de Colorado y Washington en Estados Unidos o en Israel.
El tratamiento con este aceite analgésico, que se alargará durante un año, “mejorará significativamente la vida de los enfermos, pues rebajará las náuseas y vómitos producto de la quimioterapia y de los medicamentos y les devolverá el apetito”, dijo a Efe la directora del área de salud de la municipalidad santiaguina de La Florida, Verónica Fuller quien también participó en las tareas de recolección.
“Desde que consumo cannabis tengo una mejor calidad de vida”, señaló Cecilia Heyder, diagnosticada con lupus hace cinco años y una de las primeras enfermas a quien las autoridades chilenas otorgaron el permiso para importar medicamentos hechos a partir de cannabis.
Heyder será una de las beneficiadas del fitofármaco que, a su parecer, le permitirá prescindir de muchos analgésicos convencionales con efectos secundarios “devastadores”.
Distintas autoridades de la municipalidad de La Florida, donde se ha llevado a cabo el cultivo y la recolección de las hojas, presentaron hoy ante la prensa la primera cosecha de la que se obtendrán 160 kilos de aceite medicinal.
El proyecto, que tal y como sostienen sus impulsores, quiere “devolver la dignidad de los pacientes que se mueren todos los días en medio de dolores y costes muy altos”, no ha quedado exento de polémica.
“Muchas de las mentes más conservadoras pensaban que esto abriría la puerta de la legalización de casi todas las drogas en Chile”, apuntó el alcalde de La Florida, Rodolfo Carter quien remarcó que el único objetivo de la iniciativa es “dar alivio con sustancias naturales”.
Precisamente para alejarse de la controversia, los impulsores del proyecto decidieron centrarse estrictamente en pacientes oncológicos mayores de edad, lo que a su juicio, “no quiere decir en absoluto que no sirva para otras patologías”.
“Ojalá estas semillas germinen la conciencia de los chilenos para que nos atrevamos todos a correr los límites de los posible para dar alivio a las personas y ofrecerles mucha más calidad de vida”, expresó el alcalde.
Paralelamente a la recolecta de la primera cosecha de este estupefaciente, el parlamento chileno inició esta semana las discusiones del proyecto de ley para la despenalización del consumo y autocultivo del cannabis.
La medida admite el cultivo de hasta seis plantas por hogar y el porte de 10 gramos por persona, sin embargo, prohíbe su consumo en la vía pública en cualquiera de sus formas.
En la práctica, la nueva iniciativa supondrá retirar la marihuana de la lista de estupefacientes duros y trasladarla a la denominada zona dos, la que agrupa las drogas de menor agresividad.
Una modificación a la actual ley con la que comulgan los impulsores del proyecto de La Florida para quienes “claramente la marihuana no está al mismo nivel que la cocaína”.
Con el avance legislativo hacia la despenalización del consumo de cannabis y la primera cosecha de este psicotrópico para fines medicinales, se abren las puertas de la esperanza para muchos enfermos chilenos quienes hasta el momento eran criminalizados por intentar aliviar su sufrimiento. Para ellos, el dolor no puede esperar.