Lecciones de Latinoamérica: lo que Europa debería aprender sobre políticas de drogas
En el período previo a ‘UNGASS 2016′, la Asamblea Especial de las Naciones Unidas sobre el problema mundial de las drogas que se celebrará del 19 al 21 de abril de este año en Nueva York, Encod en colaboración con la Federación Latinoamericana de Flandes organizó un debate sobre el papel de América Latina dentro de la UNGASS, bajo el título “Lecciones de Latino-América.”
Quien había esperado fuego en el debate entre los representantes de las Embajadas de México (Luis Elizondo) y Uruguay (Ignacio González) regresó algo decepcionado, porque las dos partes en realidad estuvieron completamente de acuerdo con la afirmación de que UNGASS 2016 debería ser motivo para el lanzamiento de un nuevo paradigma en la política de drogas, que se debería basar en los hechos y no en la moral.
Latino-América ha estado sufriendo los efectos desastrosos de la guerra contra las drogas desde hace décadas. Sólo en México, en los últimos 10 años, la violencia entre los cárteles de la droga ha causado 100.000 muertes de civiles, casi seis veces más que las bajas civiles en la guerra en Afganistán en el mismo período. Además, 60.000 personas han desaparecido, tales como los 43 estudiantes que en su camino a una manifestación de protesta contra el gobierno mexicano en septiembre de 2014 fueron detenidos por la policía local y entregados a una banda local de narcotraficantes con la seguridad de que estos estudiantes pertenecían a un cártel rival.
Políticos corruptos, barones de la droga que mantienen barrios enteros, destrucción de miles de hectáreas de cannabis, hoja de coca y el opio siendo la fuente de ingresos de los campesinos pobres, millones de niños que crecen en medio de la violencia cotidiana entre los camellos y la policía. A pesar de que sólo deja unas migajas de las gigantescas ganancias hechas por el tráfico internacional de las drogas, la economía de las drogas ilícitas deja sus huellas en toda América Latina.
No es de extrañar que precisamente en este continente muchas personas quisieran poner fin a la guerra contra las drogas, y hoy mejor que mañana. Uno de ellos es el ex presidente de Uruguay, José Mujica. Bajo su liderazgo, el pequeño vecino de Brasil y Argentina legalizó la producción de cannabis para uso personal y la distribución a través de Cannabis Social Clubs y farmacias en diciembre de 2013. Más de dos años después, el nuevo sistema todavía no está en vigor, pero mientras tanto cinco estados de los Estados Unidos han seguido el ejemplo de Uruguay. Además Chile, Colombia, Jamaica, Canadá y Costa Rica están en camino de hacer lo mismo. Si el Gobierno holandés hubiera tenido una fracción de la determinación de sus homólogos latinoamericanos, la puerta trasera de los coffeeshops habría sido regulada hace mucho tiempo ya.
También México está pidiendo una nueva política de drogas, sostuvo Luis Elizondo. Una política centrada en las personas, y en la droga que él o ella utiliza. La lucha contra los narcotraficantes como Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien fue recientemente arrestado de nuevo después de su espectacular fuga del año pasado, no se puede ganar con las armas, sino con el desarrollo económico basado en la justicia, el comercio justo y la solidaridad, de acuerdo a Elizondo.
¿Puede tal desarrollo iniciarse cuando la prohibición de drogas ha terminado? Ignacio González, el representante oficial de Uruguay, explicó que su país no se arrepiente de su primer pequeño paso hacia la paz de drogas. Incluso si tarda más de lo inicialmente pensado para poner el modelo reglamentario firme en su lugar.
En Uruguay desde diciembre de 2013, todos los consumidores de cannabis que se registran tienen derecho a cultivar seis plantas en casa, o a hacerse socio de un club social de cannabis (la ley permite un máximo de 45 socios y 99 plantas, que deben ser cultivadas dentro y cerca del local del club) o hacerse cliente de una farmacia donde se venderá el cannabis a adultos de una forma controlada por el gobierno, por un precio de 1,08 euro / gramo.
Sin embargo, hasta ahora sólo hay unos miles de uruguayos registrados como autocultivador o socio de un CSC – una pequeña parte de los 150.000 consumidores de cannabis que hay en el país. Y el sistema de distribución de cannabis en las farmacias recién estará operando en el verano de 2016. Así que todavía existe el mercado negro de cannabis en Uruguay. Tendrá algo que ver ello con el hecho que el Gobierno ha decidido limitar el número de especies que se pueden cultivar legalmente en el país a cinco, y que las semillas de estas plantas serán marcadas genéticamente para hacerlas más fáciles de rastrear?
Según González el experimento hasta ahora da resultados satisfactorios para todos los involucrados, y algunas medidas son necesarias para evitar la acusación de que el cannabis uruguayo aparezca en los países vecinos. La intención sigue siendo desarrollar una alternativa pacífica a una política que todo el mundo ahora admite que ha fallado. Pero Uruguay primero tendrá que tener sus propias experiencias para servir como modelo para otros.
Al final de la noche también fue mencionada SMART, la “Sociedad Mexicana de Autoconsumo Responsable y Tolerante’. Bajo este nombre en octubre de 2015 un grupo de activistas mexicanos logró convencer a la Corte Suprema del país de que el cultivo de plantas para uso propio es un derecho universal de todas las personas. Como resultado ahora hay una propuesta legislativa para permitir el cultivo de cannabis para uso personal y en clubes.
Que UNGASS 2016 por iniciativa de América Latina se convertirá en el juego final de la guerra internacional contra las drogas es algo que los representantes de México y Uruguay no querían decir. Para ello los molinos burocráticos resultan demasiado lento, y hay demasiados intereses en juego cuyos detalles los ciudadanos comunes no consiguen comprender. Pero cualquiera que sea la decisión de los gobiernos en las cumbres de las Naciones Unidas, en última instancia lo que cuenta es que los ciudadanos seguirán exigiendo su derecho a hacer uso de la naturaleza. No hay vuelta atrás.
Un reportaje en vídeo sobre el debate estará disponible en breve.