Fuente: El Espectador – EFE
3 de junio, 2011
Personalidades mundiales defendieron en Nueva York la posibilidad de regular el consumo de marihuana y descriminalizar el uso de otras sustancias como alternativa a las políticas de prohibición que han llevado al “fracaso total” de la lucha global contra las drogas.
“Seamos más constructivos. La lucha contra las drogas es un fracaso. Busquemos maneras más inteligentes de luchar contra ellas”, afirmó el expresidente de Brasil Fernando Enrique Cardoso durante la presentación de un informe de la Comisión Global de Políticas sobre Drogas con nuevas recomendaciones para afrontar las drogas.
Cardoso reconoció que no hay una “receta única” pero dijo que un punto de partida puede ser regularizar algunas sustancias como la marihuana.
Por su parte, el expresidente colombiano César Gaviria aclaró que no proponen “legalizar” las drogas sino políticas de “regulación”, y sólo en el caso de la marihuana.
“Tampoco estamos diciendo que los países tengan necesariamente que regular la marihuana, pero sí que tengan el derecho a hacerlo”, subrayó.
“La legalización implica que las drogas no hacen daño, y todos coincidimos en que son dañinas. El tema es cómo enfrentar el problema de forma más eficaz”, añadió.
La comisión recomienda acabar con la “criminalización”, “marginalización” y “estigmatización” de los consumidores, e impulsar a los Gobiernos a experimentar con modelos de regulación para minar el poder del crimen organizado.
Durante la presentación, Cardoso puso encima de la mesa el debate sobre el tabaco y el alcohol y su comparación con otras drogas como la marihuana.
“Pueden ser incluso más dañinos que el cannabis. ¿Por qué no regularizar su consumo?”, se preguntó.
El exdirigente brasileño y otras personalidades hicieron mención al caso de Portugal, que optó a comienzos de la década por descriminalizar “todas las drogas”.
La expresidenta suiza Ruth Dreifuss, presente en la conferencia de prensa, abogó por aprender de los “éxitos” en Europa y diversificar las terapias.
Por su parte, la exsecretaria de Estado de Salud de Alemania Marion Caspers-Merk defendió los beneficios de los tratamientos alternativos como las terapias con heroína por prescripción médica.
“Con la medicalización de las drogas pierden su atractivo. Los que las consumen entienden que son enfermos y no rebeldes de la sociedad”, afirmó.
Los responsables del informe hicieron también un paralelismo entre el combate a las drogas y la lucha contra el sida.
“Si algo hemos aprendido en estos 30 años de lucha contra el sida es que los tabúes paralizan y que la criminalización no es buena para encontrar soluciones”, dijo la expresidenta de la Confederación Helvética.
Presentadas sus recomendaciones ahora la comisión quiere darle la mayor visibilidad posible e instalar el debate en la sociedad.
El expresidente brasileño, que calificó de “anticuada” la Convención de la ONU sobre Drogas Narcóticas, anunció que mañana entregarán al secretario general, Ban Ki-moon, una copia del informe.
También lanzaron esta semana una campaña mundial en internet para recabar apoyos y según los organizadores, cuenta ya con más de medio millón de firmas.
“Somos gente de la clase dirigente, no libertarios”, afirmó el político brasileño.
La iniciativa cuenta con el apoyo de personalidades de todos los ámbitos, desde el exsecretario general de la ONU Kofi Annan o la ex alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU Louise Arbour hasta los escritores latinoamericanos Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes.
También del primer ministro griego, George Papandreu, el ex alto representante de la UE para Política Exterior y Seguridad Común, el español Javier Solana, o el expresidente de la Reserva Federal Paul Volcker, entre otros.
Una de las caras visibles es Richard Branson, fundador del Grupo Virgin, quien afirmó hoy que hacen faltan más líderes mundiales que apuesten por otras vías para luchar contra las drogas.
“No es un problema de los países productores, es algo que afecta a toda la humanidad”, dijo el empresario británico, quien añadió que ha llegado la hora de “reescribir las reglas. Si la descriminalización funciona en Portugal por qué no podría tener éxito en Estados Unidos”.