BOLETIN DE ENCOD SOBRE LAS POLÍTICAS DE DROGAS EN EUROPA
Septiembre de 2014
Lo que Obama debería haber dicho
Cuando el presidente Barack Obama se enfrentó la semana pasada con un video en you tube mostrando a un combatiente islámico que decapita a un periodista estadounidense, se perdió una oportunidad de oro para cambiar el curso de la historia. Podría haber utilizado este momento para mostrar que había aprendido la esencia de un mundo sostenible, en el que se evitan los conflictos y las guerras en todo momento. Pero no: anunció más bombas para eliminar a los terroristas, es decir, más de lo mismo. La similitud con la guerra contra las drogas es sorprendente: la miseria que ambas guerras causan se convierte en combustible para los motores de las limusinas de los que las dirigen: una élite de intereses públicos y privados. El show debe continuar.
Obama, el trabajador comunitario de Chicago, hubiera dicho: “OK, ya basta. Demasiada sangre ha corrido en el mundo, demasiado terror ha sido causado por los occidentales que dijeron que vinieron a proteger, mientras que todo lo que realmente protegieron fueron sus propias ganancias. Lo que ha sucedido es un error totalmente, vamos a encontrar una manera de asegurar de que nadie muere nunca más en este conflicto.”
En comparación con otros desastres que están ocurriendo en el mundo hoy en día, la prohibición de drogas a veces parece un problema de lujo, un pequeño detalle en el que personas serias no gastan su tiempo. Está claro que no pasa nada, aparte de un debate académico acerca de si las drogas deberían ser legales o no. Aunque en realidad, la cuestión esencial es otra completamente distinta.
La cuestión esencial es ¿cómo vamos a abordar el tema de una manera sostenible? Hasta ahora, las drogas y la guerra contra las drogas han servido para aumentar y mantener la desigualdad: ya sea como una forma de “drogar a los pobres”, o con el fin de reclutar a los clientes, ya sea para la industria de la prisión o de la salud. El propósito de la guerra contra las drogas es proporcionar una clase permanente de personas que son tratadas ya sea como delincuentes o como pacientes, pero nunca como ciudadanos normales con los mismos derechos y responsabilidades que los demás. Y como siempre el punto final es la producción de ganancias gigantes para los que están por encima de todo.
El principal desafío es desarrollar una relación soberana con las drogas – tanto en el sentido de países y comunidades que deciden su propia forma de tratar el tema, así como de los ciudadanos individuales que deben ser capaces de comportarse de manera responsable. Esto último significa que se invierte en la educación, la cohesión social y el empoderamiento de los más débiles – no precisamente son cosas que las sociedades occidentales de hoy en día saben hacer bien.
Entonces, ¿cómo será un mercado de drogas legalizadas? Los experimentos con la regulación del cannabis en los Estados Unidos, Uruguay y España han estado en marcha suficiente tiempo como para hacer una primera evaluación. Y como todavía estamos en un estado de guerra, debemos permanecer críticos de todas las fuentes de información, cualquiera que sea su origen. Debemos considerar que la principal fuente de información confiable debe ser las personas que se ven directamente afectadas por las políticas de drogas, y no necesariamente los académicos o los políticos.
En Colorado, según informes de la prensa, los precios de cannabis al parecer han subido tanto que el mercado negro aún persiste, alimentado por las personas que no lograron formar parte del grupo de empresas que se benefician de la industria del cannabis legalizado. El resentimiento en el ‘barrio’ es más o menos así: “Nosotros, los latinos y los afroamericanos fuimo perseguidos de manera desproporcionada en la guerra contra las drogas. Ahora todo se legaliza y quién se beneficia? Los ricos con su dinero para invertir y su falta de antecedentes penales y sus créditos de 800 puntos. Y aquí estamos de nuevo: en las afueras de la oportunidad”.
Y en Uruguay el esquema de legalización recientemente anunciado refuerza la impresión de que los planes se veían mejor en la mesa de dibujo que en la realidad resultante. Muchas de las medidas anunciadas para registrar y controlar a la gente y las plantas parecen innecesarias y simbólicas, a menos que haya alguien fuera del escenario quiere monopolizar el mercado. Cuando Uruguay finalmente lanza la venta de cannabis, este se limitará al 15 por ciento de THC, y el gobierno se encargará de toda la cadena de suministro, incluyendo las semillas (sólo 5 especies serán permitidos). Eso podría ser aceptable hasta cierto punto.
Pero con la decisión del país para permitir que las empresas multinacionales de biotecnología operan en sus tierras y cultivan estas especies también abre la puerta a un estado policial de vigilar a sus ciudadanos que se verán obligados a consumir el cannabis “clonado” de Monsanto.
Y entonces ¿qué pasa con los acontecimientos en Barcelona, España, donde el gobierno de la ciudad ordenó el cierre de 49 clubes de cannabis después de haber detectado abusos y graves violaciones al orden público? No está claro en este momento si los motivos por los que están siendo atacados los clubes son verdaderas o falsas, pero si los rumores son ciertos, algunos clubes lavaron millones de euros a través de empresas privadas, otros estaban comprando cannabis al mercado negro y algunos hicieron al revés: cannabis cultivado por los clubes en Barcelona terminó en los coffeeshops de Amsterdam.
Sin embargo, entre la libre empresa de Colorado y el modelo de control estatal de Uruguay, la libertad de interpretación de Catalunya sigue siendo la más preferible, ya que permite que los modelos a pequeña escala florezcan. Sólo en ese tipo de situación se puede salvaguardar la soberanía de la gente. Las personas deben ser conscientes del hecho de que hay códigos de conducta con las drogas, y que si los violan hay consecuencias. También deben ser conscientes del hecho de que el establecimiento de las drogas, que sea legal o no, las está utilizando. Finalmente tienen que entender que ellas mismas deben estar en control de sus propias vidas, ya sea cultivando su propio cannabis, insistiendo en un marco transparente para la producción y distribución de sustancias psicoactivas, así como aprendiendo cómo prevenir el estrés y la ansiedad de forma natural.
Es la espiritualidad, estúpido.
Eso es lo que Obama debería haber dicho.
Por: Joep Oomen (con la ayuda de Peter Webster)
NOTICIAS DEL SECRETARIADO
La temporada recomienza en el próximo mes con dos eventos de mayor importancia:
Los días 12, 13 y 14 de septiembre Encod atenderá la tercera feria Expogrow en Irún, País Vasco, donde los Clubes Sociales de Cannabis de esencialmente España y Francia se reunirán y discutirán colaboración futura.
Y entre el 26 y el 28 de septiembre se realiza la Asamblea General de Encod en Goricko, Eslovenia. Los socios que no pueden estar presente, todavía pueden delegar su voz y voto a uno de los socios que participarán con un mensaje al secretariado antes del 15 de septiembre. Ver la lista abajo.
Austria: Erec Ortmann (socio individual)
Bélgica: Amigos de la Hoja de Coca, Trekt Uw Plant
Eslovenia: Areal Tribe, Maja Kohek (socio individual)
España: Acmefuer, Asociación Kali, EHKEEF, Urjogabardea
Finlandia: HPP
Francia: Cannabis Sans Frontières, Chanvre et Libertés
Italia: ASCIA, Colettivo Infoshock, PIC, Radio K
Países Bajos: VOC
República Checa: Legalizace.cz, Frantisek Pisarik (socio individual)