BOLETIN ENCOD SOBRE POLITICAS DE DROGAS EN EUROPA
NR. 59 ENERO DE 2010
EL INSOPORTABLE ARGUMENTO POR LA LEGALIZACIÓN DE DROGAS
EL USO RECREACIONAL DE DROGAS COMO UN DERECHO MORAL
Este año más que nunca hemos visto un creciente apoyo para la legalización de drogas. Importantes figuras políticas, anteriores presidentes y la revista The Economist se juntaron al movimiento internacional por la reforma de la política de drogas que ha estado llamando por un fin a la guerra contra las drogas que ha fracasado durante décadas. Algunos de ellos hasta se atreven a decir que la legalización de drogas beneficiaría a la sociedad en lugar de dañarla.
Muchos argumentos han sido utilizados por estas importantes personajes a fines de convencer a gobiernos, los organismos de la ONU y el público en general de que el enfoque de las políticas de drogas debería pasar de la justicia criminal a la salud pública.
Esos argumentos que podrían llamarse “utilitarios” pueden exponer muchas razones por las que las drogas deben ser legales. Hasta los políticos más conservadores deben finalmente rendirse a los datos que demuestran que el actual sistema no funciona. Muy poco se puede decir contra el argumento que han sido gastados miles de millones para la interdicción mientras las drogas permanecen ampliamente disponibles; que se podrían generar millones por la simple legalización de la marihuana; que se podrían redirigir estos fondos públicos a financiar el tratamiento a miles de adictos; que la descriminalización de consumidores de drogas les empujaría a la salud pública, mejoraría la seguridad pública y prevendría enfermedades contagiosas; que la prohibición de drogas está negando a personas enfermas el acceso a sustancias con importantes propiedades médicas.
Puede haber poco desacuerdo con estos argumentos económicos y sanitarios. Y es probablemente gracias a esos argumentos que el debate sobre la legalización de las drogas ha logrado la corriente principal del debate público que podemos ver hoy día. Tampoco es por casualidad que los defensores más conservadores eligen esos argumentos para legitimar su posición. Quien se emplea de los argumentos “utilitarios” está pisando los caminos seguros de la racionalidad y la evidencia mientras que al mismo tiempo está evitando la confrontación con los valores morales y los conceptos como la libertad, la autonomía y el derecho a elegir.
El consumo de drogas es incomprensible para la mayoría de la gente, muchos lo consideran como insoportable. Es imposible mantener categóricamente que las drogas son buenas o malas. Todo dependerá de cómo y porqué están consumidos. Una cosa, sin embargo, es cierta: las personas consumen drogas por razones específicas. Algunos consumen drogas por curiosidad o para fines religiosas, otros lo hacen para aliviar dolores físicos o emocionales y otros consumen drogas simplemente “para sentirse bien, sentirse mejor y hacer mejor”.
Ningún uso de drogas es tan mal entendido y tan difícil de aceptar como el último, el “uso recreacionale”. Esta forma de consumo de drogas, destinada a promover el placer, la felicidad y la euforia, es de lejos la más ampliamente practicada, y hasta bien aceptada cuando se refiere a las drogas legales. Pero en el momento en que se habla del uso recreacional de las llamadas drogas ilegales, el tono de la conversación cambia.
Es fácil de probar que los seres humanos hemos consumido drogas con el solo objetivo de divertirnos durante siglos, y que haciéndolo, no hemos puesto en peligro el futuro de la especie o la sociedad. Por ello no debería ser tan difícil reconocer que las personas adultas tenemos el derecho de continuar consumiendo nuestra droga preferida en la privacidad de nuestras casas, siempre que no dañamos a nadie. Entonces porqué esta forma de consumo de drogas suele ser considerada ilegítima y por ello ignorada como un argumento valioso?
Es porque la búsqueda del placer es entendida como algo tan superficial y trivial que mucha gente se siente obligada a encontrar una base distinta para defender sus decisiones? Es porque muchos consumidores de drogas expresan culpabilidad por su indulgencia, y luego necesitan insistir que las drogas sólo sirven a “fines serios”? O es porque el acto de colocarse es considerado en nuestra sociedad como un pecado y algo “moralmente incorrecto” y el consumo de drogas contradice el “ideal de excelencia humana”?
Todas esas objeciones populares, normalmente expresadas en los términos más fuertes, han sometido al consumo de drogas a la crítica moral durante décadas. Por ello el argumento del uso recreacional de drogas como un derecho moral se ha convertido en un tabú para la mayoría de los defensores de la reforma de la política de drogas.
Si es tan difícil de convencer a otros que las drogas deberían ser legales porque los adultos tienen el derecho de legalmente obtener drogas para el uso recreacional, porque los que defienden la legalización de las drogas deberían utilizar este argumento? Puedo encontrar por lo menos tres buenas razones. En primer lugar, los que usan drogas de forma recreacional no se sentirán atraídos por una defensa que retrata su comportamiento como una respuesta a una enfermedad o síntoma. En segundo lugar, ninguna prueba científica puede contradecir el hecho de que los consumidores sinceramente creen que las drogas son placenteras. Y en tercer lugar por supuesto, siendo este un asunto de principios y respeto para las decisiones de otros, los estados no deberían intervenir en las decisiones que las personas toman sobre sus propios cuerpos.
En 2009 he visto demasiados argumentos “utilitarios” en este debate, pero también he visto muchas personas con el coraje de cuestionar gobiernos y autoridades, simplemente porque creen en el derecho moral de consumir las drogas. Para el año que viene deseo ver más! Deseo ver más Polaks defiando a Costas, más Marchas por la Marijuana y protestas frente al edificio de la ONU, más campañas como la de Nice People Take Drugs en buses, más discursos como los de Marcus Day en la CND, Craig McClure en la IHRA y Ethan Nadelmann y Liese Recke en Reform, más informes e ideas creativas para regular mercados como los de Transform y FAC, más iniciativas audacios de los países en vías de desarrollo y de las personas que consumen drogas.
Es gracias a sus esfuerzos y los de otros miles de activistas anónimos alrededor del mundo, que el debate por la legalización de las drogas está ganando cada día más espacio y alianzas importantes, convirtiéndo el fin a la prohibición de drogas un objetivo alcanzable más que un sueño utópico.
Marisa Felicissimo