BOLETIN ENCOD SOBRE POLITICAS DE DROGAS EN EUROPA
NR 73 MARZO DE 2011
EL ELEMENTO QUE FALTA – LA INVOLUCRACIÓN EFECTIVA DE LA SOCIEDAD CIVIL
Una análisis realística de costos y beneficios de las actuales políticas de drogas demuestra que la prohibición no sólo es inefectiva en la solución de problemas, también genera significantes costos humanos y económicos que promueven la exclusión y la estigmatizción de consumidores.
Cuando pensamos en cómo cambiar este escenario, es importante tener en cuenta el model de sociedad que deseamos y cuáles son las herramientas necesarias para hacer la diferencia. En muchos países del mundo, y durante muchos años, las decisiones concernando la política de drogas han estado en las manos de los dirigentes políticos y orientadas por acuerdos y convenciones internacionales que no toman en cuenta la participación de importantes actores tales como consumidores, productores y trabajadores de salud.
Un modelo diferente para tomar decisiones y una reforma real de la política de drogas son temas que no se refieren solamente a la administración pública, ni a un partido político específico o las responsabilidades de ciertos dirigentes políticos. Es la sociedad como tal que debería guiar su propio proceso de cambio.
No es posible diseñar una política pública efectiva, justa, eficaz, de alta calidad si no existe una fuerte participación de los ciudadanos involucrados. Tampoco es posible ser protagonista de cambios si la gente es enajenada por el actual estatus quo que muchas veces alimenta la sociedad de miedo y “verdades” predefinidas.
En la mayor parte de los países europeos y hasta a nivel de la ONU y la UE, han sido establecidas consultas formales o informales con la sociedad civil. Sin embargo el terreno de la política de drogas sigue siendo muy poco permeable para nuevas ideas procediendo de la sociedad civil. Cualquier persona que ha seguido los esfuerzos de consulta realizados por gobiernos y cuerpos multilaterales o internacionales coincidiría con que algo falta en el terreno de la política de drogas.
Si por un lado reconocemos que las consultas con la sociedad civil en el terreno de las drogas existen, por otro, el resultado de este diálogo y su impacto sobre el cambio actual puede ser cuestionado. Dos mayores factores contribuyen a la falta de eficiencia. Uno es el formato de la consulta, que muchas veces reúne grupos con puntos de vista opuestos que tienen que obtene un consenso “final” en una recomendación única. Ello sería el equivalente de un gobierno que decide consultar a grupos de interés sobre una nueva regulación de tabaco y que requiere que expertos de salud y representantes de la industria tabacalera encuentran consenso sobre una serie única de rcomendaciones. En la realidad, el resultado suele ser el “mínimo común denominador” sin impacto alguno.
El segundo factor podría ser descrito como sigue: gobiernos democráticos que actuan de una manera transparente y participatoria deben consultar a la sociedad civil, pero realmente quieren escuchar? Hoy, hasta las democracias más consolidadas están siendo perjudicadas por poderosos grupos de lobby. El discurso político sigue siendo gravemente dominado por un “modelo de dos sectores” – el estado y el mercado – reduciendo seriamente la capacidad de la sociedad civil para influenciar las decisiones importantes.
Podemos coincidir o discrepar en cuanto a las perspectivas o las formas para obtener nuestros objetivos. Algunas organizaciones o activistas quieren continuar trabajando al lado de los gobiernos que buscan cambios graduales a través de diálogos y proyectos comunes, mientras otras organizaciones prefieren trabajar independientemente, causando presión a ser llevada por la oposición, o implementando soluciones que desafían la ley. Tener diferentes posisiones está bien, el error sería de hacerlas absolutas e ignorar la realidad.
Al diseñar nuevas políticas de drogas todos debemos colectivamente tomar responsabilidad para el cambio. La activa participación de la sociedad civil en una variedad de sectores y niveles es esencial en este proceso. El debate público debería ser informado por los datos científicos que ayudan a clarificar ideas en la búsqueda de estrategias para el cambio. Es importante recordar que somos capaces de posicionarnos con autonomía, como actores comprometidos a identificar y tomar decisiones, provocar rupturas, crear nuevos discursos y posibilidades, no para adaptarse, sino al contrario, ser activamente insertados en el mundo.
Todos sabemos que los ciudadanos deben ser escuchados porque son ellos que deben liderar el proceso que determina sus propias condiciones sociales y sanitarias. Actualmente esta voz solamente es escuchada efectivamente donde los gobiernos consideran que la participación de la sociedad civil no es sólo un tema de derechos e igualdad, pero también la mejor forma para enfrentar el desafío de promocionar el uso eficaz de recursos invertidos en la política pública.
Un compromiso significativo de la sociedad civil es el verdadero sentido de la democracia, y cada uno de nosotros necesita recordarse diariamente de esta verdad.
Por Marisa Felicissimo, Miembro del Comité Ejecutivo de ENCOD y Michaela Bitarello, Psicólogo, PhD