BOLETIN ENCOD SOBRE POLITICAS DE DROGAS EN EUROPA
MARZO DE 2012
UNA DROGA CONTRA LA GUERRA?
Cien años después de que se firmó la Convención Internacional de Opio de La Haya, el marco internacional de la política de drogas funciona como el cerebro de un reptilo primitivo. Desde Mexico a Paquistán, pasando por los territorios de ‘paco’ en Sudamérica, ‘Krokodil’ en Rusia y ‘Yaaba‘ en el Sudeste de Asia, los cárceles de Estados Unidos y los campos de labor forzoso de China, todo lo que esta llamada política por un mundo libre de drogas ha conseguido es un desbalance desastroso entre la salud pública y la interdicción policial. La guerra a las drogas es un crimen contra la humanidad y la biodiversidad. Un remedio está en camino? Puede elaborarse una droga contra la guerra?
En teoría, la política de drogas es un asunto de soberanía nacional de cada estado, pero la Convención Única de la ONU de 1961 establece los principios de cada estado miembro de la ONU que la adoptó. Ello significa que si un país decide implementar una nueva estrategia basada sobre otra política que no sea la prohibición, en primer lugar debe dirigir una solicitud a la ONU, por lo menos para un período de experimentación.
Por otro lado, dentro de las fronteras de la UE, cada estado miembro puede hacer su propia política, pero se supone que la Comisión de la UE promueva una estrategia común, a través de la Unidad del Grupo Horizontal de Drogas, a través de una consultación cosmética de tanto el Parlamento Europeo (cuyas recomendaciones son jamás tenidos en cuenta) y el llamado Foro de la Sociedad Civil (que hasta ahora no ha sido capaz de producir ninguna opinión coherente).
Por otro lado existen autoridades locales y regionales que deben tratar con la realidad cotidiana en las calles. A veces se desarrollan políticas alternativas muy específicas y, luego de muchos años de esfuerzos para ser oficialmente reconocidas, de repente se difunden ampliamente. Actualmente es el caso de varias medidas de reducción de daño muy conocidas.
Paradójicamente, el gobierno federal de los EEUU – el promotor y patrocinador de la guerra a las drogas de la ONU desde sus primeros días – actualmente se encuentra en un dilema interno completo, porque en grandes partes de su territorio se han adoptado leyes que permiten la producción y distribución de la marijuana medicinal, contradiciendo su categorización como “sustancia mórbida con ninguno o muy poco interés medicinal”.
Sin embargo, cuando se trata de legislación, sólo se puede progresar dentro del marco de la ONU. En realidad cada estado miembro ha entregado su soberanía a la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), la agencia que decide, basado en recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, sobre la inclusión o exclusión de sustancias de las listas mundiales de drogas controladas.
La Oficina de la ONU sobre la Droga y el Delito (UNODC) es el cuerpo gobernante que realiza los encuentros anuales de la Comisión de Estupefacientes, de la que ejerce el secretariado permanente. El lazo entre la JIFE y el aparato mayor de la ONU es la UNODC. Visto de cerca, la JIFE es una comisión de trece miembros “independientes”, mientras que la Comisión de Estupefacientes de la ONU consiste de delegaciones de por lo menos 53 países.
Ello significa que 350 millones de personas en todo el mundo que consumen drogas ilícitas están siendo secuestrados por las decisiones de menos de 1000 “delegados” dirigidos por 13 “expertos”, quienes, en densa cooperación con organizaciones regionales e internacionales relevantes, y con el pleno apoyo de las instituciones internacionales financieras y otras agencias relevantes, están haciendo decisiones finales y comprometederas luego de una mal llamada consulta a la “sociedad civil”.
En sus propias palabras, la próxima 55ta sesión tomará en cuenta los logros esperados identificados en el borrador de la estrategia para el período de 2012 a 2015, adoptará un presupuesto de programa bienal para 2012-2013, y preparará el marco estratégico para el período de 2014 a 2015. Quizás se planificará una nueva Sesión Especial de la Asamblea General de la ONU en 2014. En otras palabras, no se debe esperar nada nuevo.
Sin embargo, debido a la crisis económica, el enfoque de la “regulación de las drogas” está obteniendo cada vez más atención. Desde que la Comisión Global sobre la Política de Drogas en su informe de junio pasado recomendó al secretario general de la ONU Ban Ki Moon a cambiar el curso de la política de drogas, varios países como Colombia, México y Guatemala están pidiendo la “legalización”. Incluso dentro de la UE durante los últimos seis meses Grecia y Polonia han decriminalizado el consumo de drogas, y en el futuro próximo, el gobierno del País Vasco en España está planificando instalar una regulación para los Clubes Sociales de Cannabis.
Desde un punto de vista polémico esta crisis económica sólo es otra oportunidad para el crimen organizado mundialmente para blanquear sus fortunas, actuando de salvador de emergencia del sistema económico (tal como fue reconocido por el anterior director del UNODC Antonio Maria Costa), asícomo de sus inversiones en paraísos fiuscales a fines de hacer más seguro su negocio.
Entonces, cómo se beneficia la población si es el crimen organizado que domina la economía mundial, y está ocupándose de la política? La situación en México es el destino final de la actual “guerra a las drogas” mientras que la política de Portugal ha mostrado dentro de una década que las alternativas de esta política puede obtener resultados concretos.
Es por ello que, casi sin recursos pero con muchas buenas intenciones, Encod está convocando a la primera « Cumbre de la Paz de Drogas» del 9 al 16 de marzo en Viena.
El sábado 10 de marzo, una marcha irá por Viena para exigir el fin a la guerra a las drogas y cambiar el sistema de control de drogas impuesto por la ONU. Al mismo tiempo una delegación de Encod asistirá la reunión de la ONU y difundir nuestras próximas propuestas para las políticas de drogas alternativas, tales como los « Cannabis Social Clubs », y los « Amigos de la Hoja de Coca », o apoyar a las de otros, como la propuesta de la “Amapola como Medicina”.
Por Farid Ghehioueche