BOLETIN ENCOD SOBRE POLITICAS DE DROGAS EN EUROPA
ABRIL DE 2012
ACTITUDES NORUEGAS FRENTE A LA REFORMA DE LA POLÍTICA DE DROGAS
El año pasado la discusión pública sobre las políticas de drogas en Noruega se ha desarrollado de manera sorprendente. Las actitudes públicas por lo general siempre fueron extremadamente restrictivas, y las únicas personas que desafiaron la política prohibicionista hasta hace poco eran unos pocos abogados y consumidores de drogas. Sin embargo, ha llegado una tendencia hacia políticas de reducción de daño para consumidores de drogas duras: programas de intercambio de jeringuillas y de sustitución con metadona o subutex han sido establecidos en varias ciudades, y la capital Oslo hasta ha abierto una controversial sala de inyección.
Se han multiplicado los señales de cambio, sin embargo. El activista incrediblemente energético Arild Knutsen, jefe de la Asociación por Políticas de Drogas Humanas (Foreningen for Human Narkotikapolitikk), ha cambiado las actitudes de mucha gente en torno del tema. También obtuvo mucha atención cuando hace algunos años el conocido investigador de cannabis Willy Pedersen, quien había sido un prohibicionista prominente, anunció que había cambiado de opinión y ahora está a favor de la distribución legal de cannabis. Pedersen también ha criticado la prohibición de khat y la criminalización de consumidores de drogas en general en Noruega.
Tal como en otros lugares la élite política está compuesta de personas que han crecido después de que las drogas se hicieron comúnmente disponibles, y algunos políticos han admitido que en el pasado han experimentado con ellas. El primer ministro, Jens Stoltenberg, del Partido Socialdemócrata ha admitido ser un fumador de cannabis en su juventud, y su hermana Nina es una conocida consumidora de heroína. En repetidas ocasiones ella ha pedido que se reforme la política de drogas. Su padre, Thorvald Stoltenberg (foto) ex canciller, ha sido un destacado partidario de las políticas de drogas alternativas. Era presidente de una comisión de alto nivel que en 2010 en un informe al Parlamento de Noruega exige un enfoque liberal, incluyendo la despenalización del consumo y la posesión de todas las drogas, y para los ensayos con la prescripción de heroína a personas con una larga historia de consumo. Incluso más recientemente, fue miembro de la Comisión Mundial sobre las Drogas que, como todos sabemos, pidió un cambio total del régimen de control global en su informe del año pasado.
A pesar de que las recomendaciones de la comisión de Stoltenberg fueron rechazadas con gusto por todos los partidos políticos, ha habido un debilitamiento notable de las actitudes y del lenguaje. Los partidos políticos y especialmente sus organizaciones juveniles han comenzado a considerar de una manera crítica el escenario de la guerra contra las drogas.
Estos cambios de actitud se hicieron evidente cuando la conservadora revista Minerva dedicó su última edición en 2011 a la reforma de la política de drogas, con el lema “legalizar las drogas” en primera página. En adición a varios artículos bien informados sobre las políticas de drogas y el movimiento de reforma internacional, habían encontrado parlamentarios de todos los principales partidos dispuestos a defender cambios radicales en el enfoque público a las drogas. Minerva está asociada con el principal partido conservador, Høyre, que es muy prohibicionista. La hipocresía de esta actitud fue demostrada, sin embargo, cuando uno de sus principales guerreros de las drogas, Henning Warloe, recientemente admitió ser consumidor de cocaína y anfetaminas.
Los debates sobre las alternativas al prohibicionismo osificado han durado hasta 2012. Varios periódicos importantes han publicado artículos destacados y artículos de opinión que piden el fin del prohibicionismo y experimentos con mercados regulados de drogas. Algunas secciones locales del Partido Socialista (SV) y del Partido Liberal (Venstre) están pidiendo la legalización de todas las drogas. Incluso la organización juvenil del Partido del Progreso, de extrema derecha, ahora exigen la legalización del cannabis. El Partido del Progreso promueve una economía libertaria, y los representantes son conocidos en el extranjero por defender modelos liberales de políticas de drogas. En su discurso para Noruega, sin embargo, han sido firmes defensores de la prohibición, pidiendo penas de cárcel cada vez más altas, y rechazando cualquier discusión de alternativas. Por ello no fue ninguna sorpresa que los funcionarios del partido denunciaron inmediatamente la decisión del partido juvenil.
La situación actual en Noruega (como en otras partes) es por lo tanto, que el prohibicionismo se mantiene arraigada en el establecimiento político, pero que las rupturas en las fortificaciones son cada vez más prominentes. Los viejos políticos son generalmente incapaces de cambiar su actitud, y los políticos más jóvenes no están dispuestos a gastar su capital en lo que ellos perciben como un perdedor de votos. Tiene que haber un cambio perceptible en la opinión pública antes de que los políticos van a cambiar. Como siempre, el público debe actuar, y la política seguirá.
Por Jan Bojer Vindheim