Fuente: TNI weblog
7 de febrero de 2011
Por Tom Blickman
Al vencerse el pasado 31 de enero el plazo para oponerse a la enmienda de Bolivia para eliminar la prohibición del masticado de hoja de coca de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, se registraron 17 objeciones: Estados Unidos, Reino Unido, Suecia, Canadá, Dinamarca, Alemania, la Federación de Rusia, Japón, Singapur, Eslovaquia, Estonia, Francia, Italia, Bulgaria, Letonia, Malasia y México. Esto significa que sólo 17 de los 184 países que son Partes en el tratado (en su versión modificada por el Protocolo de 1972) han presentado una objeción. Les hacemos un llamado a estos países para que reconsideren y retiren su objeción antes de que el tema aparezca en la agenda de la ONU para ser decidido.
Los 17 objetores bloquearán efectivamente la aprobación automática de la enmienda boliviana. Lo que va a pasar después aún no está claro. El Comité Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) tendrá que tomar una decisión sobre cómo proceder, y la Comisión de Estupefacientes (CND) probablemente será consultada al respecto durante su período anual de sesiones del 21 al 25 de marzo en Viena. El siguiente paso podría ser el de convocar una Conferencia de las Partes (CP) para discutir el tema. Alemania ha dicho que considerará favorablemente esa opción. Dicha conferencia es precisamente lo que Estados Unidos quería evitar recabando el número mayor posible de objeciones. Sin embargo, 17 de los 184 no es ni siquiera el 10 por ciento.
El presidente Morales ha dicho que Bolivia está considerando la posibilidad de retirarse de la Convención Única y adherir de nuevo con una reserva sobre la abolición del masticado de coca, en caso de que se rechace su propuesta de enmienda. Instamos a los países que han expresado su apoyo a la enmienda boliviana, como España, Ecuador y Uruguay, así como a los países que permiten legalmente la masticación de la coca en su territorio, como Perú, Argentina, Chile y Colombia para que se unan a Bolivia en caso de que decida hacer esto. De hecho, todos los países suramericanos firmaron varias declaraciones de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) que “reconoce que el masticado de la hoja de coca es una manifestación cultural ancestral del pueblo de Bolivia que debe ser respetada por la Comunidad Internacional”.
La mayoría de los países que rechazan la enmienda de Bolivia argumentan esta decisión sobre la base de “la importancia de mantener la integridad de la Convención de 1961, que constituye una herramienta importante para la lucha mundial contra el narcotráfico”. Si bien estos países dicen respetar la cultura de los pueblos indígenas y reconocer que el masticado de la coca es una costumbre tradicional en Bolivia, lo que en verdad le están diciendo a Bolivia es que, “No tenemos realmente problemas con el masticado de la coca, pero preferimos que ustedes sigan violando la Convención en lugar de tratar de cambiarla de acuerdo a los procedimientos establecidos”. Una señal más negativa sobre la integridad del sistema de tratados es difícil de imaginar, procedente de países que supuestamente lo protegen.
Los países objetores se enfrentan al reto de presentar argumentos más de fondo para explicar su oposición a la enmienda y cómo ésta les afectaría si se adoptase. Esperemos que todos los países involucrados estén dispuestos a entablar un diálogo constructivo sobre el dilema que enfrentan Bolivia y los otros países que permiten la masticación de la coca. El simple rechazo de la solicitud no hará desaparecer el problema, el conflicto legal tendrá que ser resuelto de una manera u otra.