Por Frans Bronkhorst, Instituto Paz de Drogas, Amsterdam, Holanda
1 de abril 2011
Para entender la situación en que se encuentra el gobierno de Evo Morales y en particular su política respecto a la `sagrada coca`, después de la caída en Panamá, el 23 de Febrero, del general (r) René Sanabria, ex-zar de drogas de la nación y jefe del Centro de Inteligencia y Generación de Información (CIGEIN), unidad que recolectaba información sobre el narcotráfico (hasta que fue disuelto a los pocos días de la detención del general), hay que tomar en consideración la naturaleza de la guerra de las drogas.
La doble cara de la guerra a las drogas
Hacia la opinión pública esa guerra es representada como una lucha sin cuartel contra el flagelo de las drogas, traficadas por mafias internacionales que aprovechan de los huecos en el sistema financiero internacional y corrompen a los gobiernos. Pero al levantar esta vela propagandística se vislumbra una realidad diferente, la de una organización estricta del narcotráfico, según los intereses de sus controladores estatales, para quienes este negocio es asunto de geopolítica, casi enteramente monopolizado por el departamento de estado de los EEUU a través de la DEA (Drugs Enforcement Agency), cuando no por la CIA. Escribe el estudioso David Jordan en su libro `Drugs Politics`: “Las grandes potencias usan narcóticos para propósitos económicos y estratégicos…., pequeñas potencias utilizan el comercio de las drogas para propósitos defensivos – como para reducir su vulnerabilidad económica”¹.
Desde la esclavización de los indígenas andinos en las minas de Potosí durante la era colonial, las Guerras Británicas del Opio en China, la narcotización de la población de Java por los colonialistas Países Bajos y la complicidad de las autoridades francesas en el comercio de opio de Binh Xuyen en la Saigón de la pre-independencia, entre otras, hemos llegado al control de todas las sustancias psicotrópicas por los EEUU, hábilmente orquestado en un primer momento por medio de la Liga de las Naciones, y luego por los tratados y las agencias de las NNUU.
Existen registros de un sinnúmero de casos donde autoridades americanas condonen el tráfico para intereses `patrios`. Uno de los más sórdidos es el caso de Viet Nam, donde `la embajada Americana hacia la vista gorda con los líderes de Saigón que estaban involucrados en el negocio de la heroína para el consumo de los soldados americanos`². Otro caso ejemplar fue cuando durante la guerra en Afganistán la CIA y la Agencia Paquistaní de Inteligencia cooperaban en el trueque de armas por opio Afgano, lo que tuvo como efecto que Paquistán se convirtió en mayor proveedor mundial de heroína de alto grado, con el efecto secundario de la adicción a la heroína de gran parte de la población en los aéreas de producción³. Pero el caso más sonado fue el del financiamiento de los Contras Nicaragüenses con dinero del tráfico de cocaína hacia los EEUU, en 1984, operación promovida por el mismo William Casey, jefe de la CIA de entonces, y ejecutado por el agente Oliver North⁴. ¡Es justamente en esta época cuando comienza en EEUU la adicción al crack!
Uno podría continuar ad nauseam sobre el abuso de estas sustancias, porque donde hoy en día hay tráfico de drogas en volumen, ahí está el Tío, y si no es para coordinar es para castigar a la competencia. Esta realidad camuflada del imperio de las drogas es sabida por todos los gobernantes, pero ellos prefieren callar frente al poder del imperio. Hablan del asunto in cámara, o recién después de haber terminado su periodo de liderazgo, cuando a título personal pueden hablar en contra de la aberración que es la guerra a las drogas, como aconteció hace poco con los ex-presidentes Henrique Cardozo de Brasil, Cesar Gaviria de Colombia y Ernesto Zedillo de México. Más abrupto fue el canciller Maduro de Venezuela, quien, sin esperar su jubilación del puesto, proclamo hace algunos años que la DEA es el cartel de drogas más grande del mundo. Pues bien, es el monopolio de este cartel que el presidente Evo Morales está queriendo quebrar en beneficio propio.
El abuso de las hojas sagradas
En su lucha contra el gigante del Norte, el concepto de la hoja sagrada y el respeto de los derechos humanos de sus consumidores y productores han sido argumentos muy útiles para Evo y los cocaleros del Chapare, dándoles una cobertura para plantar mas coca en beneficio de los ‘cocineros’ de cocaína que rondan por estos parajes. Hay que tener en cuenta que más del noventa por ciento de las hojas cosechadas en el Chapare son destinadas a la producción de cocaína consumida en el extranjero y en particular entre los gringos. Aunque el presidente boliviano nunca se ha cansado de declarar que tiene tolerancia cero para con la cocaína, desde los años 80 los Chapareños no han dejado de producir casi exclusivamente para este mercado.
Los conceptos de la sacralidad de la hoja de coca y la defensa de los derechos humanos, también ayudaron a los dirigentes cocaleros a encontrar simpatía por su causa en Europa, entre los amantes de la marihuana y otros opositores a la guerra a las drogas. Han sido aquellos quienes aportaron económicamente para la adquisición de una radio emisora para facilitar la comunicación entre los cocaleros del Chapare (Radio Soberanía) y del 4×4 con que Evo ha podido llegar durante años en los lugares más apartados del trópico cochabambino y movilizarse en toda Bolivia⁵. Poco presagiaban estos consumidores y cultivadores de marihuana cuando regalaron al estimado compañero de lucha su anhelado coche – sobre el cual más tarde Evo contaría a la prensa boliviana que quería ponerlo en un museo por su valor histórico para el Movimiento al Socialismo – que el mismo serviría para llevarle a la presidencia del país, y desde este puesto perseguir, como ningún otro presidente en la historia de Bolivia, a los mismos consumidores de la planta de marihuana.
Con su política represiva para con la marihuana y sus consumidores, él quería mostrar a sus interlocutores extranjeros su compromiso con la guerra a las drogas. Juro, hincado, ante este dogma del imperio, desdiciendo toda su retorica antiimperialista. Internamente esta política era un medio para perseguir a `los blanquitos de Santa Cruz`, en alusión a los jóvenes del departamento donde más fuman la hierba y que más bronca le ha dado. Esta política cínica contra la marihuana llego al extremo en 2009, cuando a raíz de la reducción financiera norteamericana para la lucha boliviana contra las drogas, el presidente Morales anuncio que redoblaran los esfuerzos de erradicación de la marihuana. De este modo el Evo, nominado como orgulloso Pacifista de Drogas al premio Nobel de la Paz en 1994 y 95, se desenmascaro como abusador de plantas sagradas, aprovechando su prohibición para oprimir a un grupo escogido de ciudadanos que tiene el pecado original de poseer otro color de piel.
El odio a los represores norteamericanos convertía la producción de la hoja en acto de patriotismo, en instrumento de guerra contra el imperio. Siendo máximo dirigente de los cocaleros en el país, Evo Morales debe haber sido consciente de las organizaciones que compraban las hojas del Chapare para el narcotráfico. Luego, como jefe del estado, debe haberse dado cuenta también de la importancia del tráfico de la cocaína para el presupuesto de Bolivia como también de su papel en la política exterior de los EU. Así es que, cuando en el 2006, tomo el poder del estado, continuó su discurso anti-cocaína, pero al mismo tiempo comenzó a trazar una ‘política soberana en materia de drogas’: por un lado el gobierno hacia erradicar cocales, recluir ‘narcos’ en la cárcel y promover el respeto para la hoja sagrada, mientras por otro lado dejo aumentar vertiginosamente el cultivo de la hoja, mando salir a la DEA e invito a los Rusos a tomar un papel en el ‘control de drogas’. En suma, ni tonto ni perezoso, Evo Morales afino su propio y ‘soberano’ doble discurso sobre las drogas, para que se aceptara tanto el cultivo como el acullico, a la vez que el estado plurinacional de Bolivia se quedara con el monopolio de la venta de todos los alcaloides derivados de la planta. Era el termino lógico de una vida de lucha en defensa de la coca y la soberanía, la joya de la corona Masista, el nocaut del maldito yanqui.
El monopolio se impone
En 2009, a pocos meses de haber expulsado el día 2 de Noviembre del 2008 a la DEA, el gobierno boliviano creo el Centro de Inteligencia y Generación de Información (CIGEIN), entidad para recolectar información sobre el narcotráfico, para “luego pasar la a la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), la cual, después de verificarla, realizaba ‘el golpe’”⁶. Al general Sanabria, quien había sido comandante ejemplar de la FELCN en esta época difícil para la institución (a raíz de la expulsión de la DEA), el gobierno le nombro jefe del nuevo centro a comienzos de Febrero de 2010. Si Sanabria, conocido como el mejor alumno de la DEA, había sido escogido, era porque este general había aprendido bien de los gringos lo que más le interesaba al presidente Morales: el arte de controlar las drogas ‘soberanamente’. Siendo las cosas así, lo más verosímil es que este ‘intachable’ policía trabajaba para el gobierno en un proyecto de control de la venta al exterior de la cocaína boliviana. Es decir que solamente una parte de la información recolectada por el CIGEIN iba a parar en las oficinas de la FELCN. La otra parte, la que cubrió las 4,7 toneladas vendidas por Sanabria & Cía. de que se tiene conocimiento hasta la fecha, salió libre de los impuestos o imposiciones norteamericanas. No es de sorprender que estas toneladas vendidas por el mundo entero bajo el disfraz del policía ejemplar, mandaron a la DEA urdir una trampa (operación compra-arresto) para poder llevar el general al banquillo del juzgado de Miami. Ni tanto por vender la droga, sino por desacato al monopolio gringo.
Que el general Sanabria trabajo por cuenta propia es una suposición muy improbable si consideramos que fue durante toda su vida un fiel servidor del estado, estimado por todos por su conducta ejemplar. Pero aunque fuera así, es solamente en el ambiente creado por el gobierno de y para los cocaleros – y no por lo que se heredo de los gobiernos neoliberales anteriores, según una declaración pueril del vice-presidente Álvaro García Linera – que este general hubiera podido crear desde su posición de poder, un cartel propio.
Consecuencias
Con la defenestración de Sanabria la DEA ha dado un golpe importante al narcotráfico de la cocaína, pero donde más ha golpeado ha sido a la política de defensa de la coca y sus acullicadores indígenas, como a los intentos de introducir la venta legal de la hoja en el mercado europeo. Lo más triste de esta derrota es que el único portavoz soberano de la Mama Coca ha ayudado al imperio a asestársela. Las consecuencias para el movimiento global para una política de drogas justa y eficaz son enormes y serán el tema de muchas reflexiones. Ojala este evento ayudara a adaptar los objetivos y la estrategia a la nueva situación de rechazo a la coca, creada por el grave error de los cocaleros del Chapare bajo el mando de su líder, el que quería vender la coca como la cocaína, o como dice el refrán: quería comerse la torta y guardarla también.
Ojala Evo y los suyos finalmente tomaran en serio la advertencia de la leyenda de la coca, recogida por el escritor boliviano Antonio Díaz Villamil, la que reza que mientras para los masticadores será alimento para su cuerpo, luz para su mente y alivio para su dolor, para los extranjeros y sus aliados andinos que abusan de ella, traficándola para fines impropios, solo traerá locura y dolor⁷.
La revolución de los cocaleros ha sido posible gracias al arma de la coca, la que unió al país en defensa de ella y de la soberanía nacional, y que al mismo tiempo genero ingresos para sus cultivadores gracias al tráfico de cocaína. Cuando tomaron el poder, los cocaleros se olvidaron de hacer arados de sus armas, y continuaron su guerra, tratando de engañar con su doble discurso al mundo entero. Pero el mundo no es Bolivia, no es un espacio donde impera una maquina de propaganda única. Fuera de Bolivia existe la posibilidad de un dialogo genuino, el respeto a la crítica y la tolerancia hacia la oposición. Si el Estado Plurinacional de Bolivia busca de verdad el respeto para la hoja de la coca de la comunidad internacional, si quiere triunfar en su deseo de corregir los errores de los tratados sobre drogas de las NNUU, entonces este mismo Estado tendrá que hacer el primer paso, cultivando orgánicamente hojas que solamente pueden servir para el acullico y erradicando todo cultivo con agroquímicos. Mientras el gobierno del MAS no ajusta el Cambio en este sentido, nadie en el mundo ‘libre’, personas o gobiernos, menos aun los idealistas, tomaron este gobierno en serio.
¡Que viva la Coca!
¹ `Drug Politics: Dirty Money and Democracy`, David C. Jordan, University of Oklahoma Press, 1999.
² `The Politics of Heroin: CIA Complicity in the Global Drug Trade`, Alfred W. McCoy, Lawrence Hill Books, New York, 1991.
³ `The Outlaw Bank: a Wild Ride into the Secret Heart of the BCCI`, Jonathan Beatty and S.C. Gwynne, Random House, New York, 1993.
⁴ `Cocaine Politics: Drugs, Armies and the CIA in Central America`, Peter Dale Scott and Jonathan Marshall, University of California Press, Berkeley, 1991.
⁷ Citada en `La Leyenda de la Coca`, Jorge Hurtado, Hisbol, La Paz, 1992.