Fuente: Razón Pública
3 de julio, 2011
Por: Francisco Thoumi
CONFLICTO, DROGAS Y PAZ
Dos informes recién publicados revelan cambios significativos en patrones de consumo y de producción. Tal vez el cambio más importante, apenas perceptible por ahora, sea la domesticación paulatina de algunas drogas prohibidas y la generación de presiones y cambios en algunas sociedades que han empezado a socavar el régimen prohibicionista, al menos con respecto a la marihuana y la hoja de coca.
Dos eventos importantes
La semana pasada hubo dos eventos importantes en el campo de las drogas ilegales. Primero, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) publicó el Informe Mundial sobre las Drogas 2011 y el informe sobre el Monitoreo de los Cultivos de Coca en Colombia para el año 2010. Segundo, Bolivia se retiró de la Convención Única de 1961.
Tendencias reveladoras
Estos informes muestran las tendencias en los mercados mundiales de drogas ilegales y en Colombia, de acuerdo con la información recolectada por Naciones Unidas. Los informes muestran resultados tanto positivos como negativos, pero son difíciles de evaluar. Sin embargo, los cambios y tenencias en la producción, tráfico y consumo de drogas han sido importantes e interesantes.
El informe mundial resalta los siguientes puntos:
* El consumo de cocaína ha caído de manera sustantiva en Norteamérica, especialmente en Estados Unidos donde la prevalencia, es decir el uso a lo menos una vez durante el último año entre la población mayor de 12 años cayó de 2,4 por ciento a 1,9 por ciento, es decir en una quinta parte. Simultáneamente, el precio de la cocaína ha aumentado bastante.
* El consumo de la heroína se ha mantenido estable en Europa.
* La marihuana en sus diversas formas es la droga ilegal más usada y fue consumida en 2009 por entre el 2,8 por ciento y el 4,5 por ciento de la población mundial de entre 15 y 64 años de edad. Sin embargo su consumo, como el de las demás drogas, varía sustancialmente entre los países. Así, en Estados Unidos y Canadá se estima que 10,7 por ciento de la población entre 15 y 64 años probó la marihuana por lo menos una vez durante el último año.
* La caída en el consumo de cocaina en Estados Unidos ha sido compensada con el aumento en otras regiones. El consumo de cocaína en Europa sigue en aumento y las ventas al detalle en 2009 llegaron a unos 33.000 millones de dólares, comparados con 37.000 millones en Estados Unidos.
* El consumo de heroína se está expandiendo en África.
* Han aparecido compuestos sintéticos nuevos, especialmente en Estados Unidos, sustitutos de los estimulantes ilegales. Los más comunes son las piperazinas y la mefedrona. También han aparecido cannabinoides sintéticos. Ninguno de estos productos está controlado por el Régimen Internacional de Control de Drogas, son legales en muchos lugares y tienen un mercado creciente en internet.
* En Estados Unidos también ha aumentado considerablemente el consuno de drogas legales contra el dolor, las cuales son utilizadas para otros fines.
* La producción de heroína cayó significativamente en 2010 debido a una plaga en Afganistán.
* Los cultivos de coca han disminuido sustancialmente en Colombia, aunque esta caída ha sido compensada por aumentos en Bolivia y Perú. Sin embargo, las cifras de 2010 son semejantes a las de 2003.
* La producción de opio, a pesar de la fuerte caída de 2010, fue en este último año 80 por ciento superior a la de 1998.
* Las redes mundiales del narcotráfico se han fortalecido y se han hecho cada vez más complejas: “obtienen drogas en un continente, las trafican a través de otro, y las mercadean en un tercero”. Esto implica que las redes tengan hoy miembros de diversas nacionalidades.
* Existen países donde los ingresos de las drogas ilegales superan a la economía legal. En ellos el riesgo de corrupción de los sistemas político, judicial, policial y militar es muy alto.
* Las drogas son el combustible de un número creciente de actos violentos, conflictos y actividades terroristas atribuibles al crimen organizado.
El informe sobre los cultivos de coca en Colombia muestra que:
* Los cultivos de coca disminuyeron de 68.000 hectáreas en 2009 a 57.000 en 2010. Esta disminución es de 15 por ciento. Sin embargo, para estos años la ONUDD ajustó las cifras para tener en cuenta cultivos de menos de un cuarto de hectárea y sumó 5.000 hectáreas en cada año.
* El potencial de producción de cocaína cayó proporcionalmente un poco más, un 19 por ciento, de 440 a 330 toneladas sin incluir los ajustes por pequeños cultivos. La estimación con ajuste para 2010 es de 350 toneladas, pero no hay estimación comparable para 2009.
* El precio promedio del kilo de cocaína aumentó menos de un 1 por ciento en pesos, de 4.587.000 a 4.623.000, lo cual implica una disminución en pesos constantes. Sin embargo el precio en dólares aumentó debido a la depreciación de esa moneda, de 2.147 dólares a 2.439 dólares.
* El tamaño promedio de los plantíos de coca disminuyó durante la última década de 2,05 a 0,56 hectáreas y el número de departamentos con plantíos aumentó de 12 a 23.
* La erradicación de los cultivos de coca continuó intensa, aunque menor a la del año anterior. Se erradicaron manualmente 43.690 y se asperjaron 101.940 hectáreas.
* En total se incautaron 165,8 toneladas de cocaína, o sea 47 por ciento del potencial de producción.
* A pesar de la disminución en el área cultivada, el número de hogares involucrados en los cultivos ilícitos de coca y la producción de pasta básica aumentó de 56.910 a 63.660, pero el valor de sus ventas disminuyó de2.120 dólares por persona a 1.427.
Inconsistencia en las cifras
Los informes de la ONUDD presentan un cuadro panorámico interesante y complejo. Sin embargo, las cifras utilizadas continúan siendo inconsistentes, tal como se registró en el pasado[1]. Si en 2009 había 73.000 hectáreas cultivadas con coca y durante 2010 se erradicaron manualmente 43.690 y se fumigaron 101.940, ¿cómo es posible que en 2010 hubiera 62.000 hectáreas? La coca toma casi un año para dar la primera cosecha, que además, es pequeña. Si las estimaciones del área cultivada son válidas, simplemente no habría coca para producir cocaína.
Es interesante que aunque el precio del kilo de cocaína en dólares aumentó un 14 por ciento, las ventas per cápita de las familias cocaleras cayeron en 33 por ciento. Esto confirma la tendencia hacia la proliferación de los mini cultivos de menos de media hectárea.
Las estimaciones del potencial de producción de cocaína presentan problemas al compararlas con las incautaciones. De acuerdo con el informe, en Colombia se incautó el 47 por ciento del potencial de producción de cocaína. Si a eso se suma un 5 por ciento por pérdidas normales relacionadas con problemas en el refinado, trasporte, deterioro al almacenar, se llega a 52 por ciento, antes de que la droga salga del país.
Las cifras sobre incautaciones en tránsito hacia Estados Unidos y Europa no están discriminadas por origen, pero el informe afirma que 90 por ciento de la cocaína que llega a Estados Unidos vía México es colombiana, aunque solo cuenta con cifras para 2009.
En ese año, en Centro América se incautaron 91 toneladas, en el Caribe 8, en Norteamérica 132 y en Europa 57. Suponiendo que en 2010 se incautaron en Centro América solamente 60 toneladas de cocaína colombiana, que no se consumió cocaína en Colombia, que toda la producida en este país se exportó a Estados Unidos y que no hubo ningún consumo en los países de tránsito, es imposible que hayan podido llegar a ese país más de 102,7 toneladas colombianas.
Si a eso se descuenta la cocaína incautada en el Caribe y en los Estados Unidos, cabe preguntarse: ¿cómo se satisfacen las demandas americana y europea, estimadas en 157 y 123 toneladas respectivamente?
Además, el informe afirma que el consumo en Sudamérica y en los países de tránsito ha aumentado, generando más dudas aún sobre las estimaciones. Los autores aparentemente están al tanto de estos problemas y aunque estiman el potencial de producción mundial de cocaína en 842 y 786 para 2009 y 2010 respectivamente, en el texto más adelante toman estas cifras como mínimos y presentan rangos para esos años de 842 – 1.111 y 786 – 1.054. Sin embargo, en el informe no queda claro cómo se obtuvieron esos rangos.
El alto nivel de incautaciones en Colombia implica que para exportar un kilo de cocaína es necesario producir dos. Por consiguiente, el costo de cada kilo exportado sería de aproximadamente 5.000 dólares, un nivel bastante alto.
Colombia; México, Estados Unidos
A pesar de las deficiencias estadísticas, el cuadro presentado en los informes es muy revelador. Las tendencias en los mercados mundiales de drogas ilegales indican que los traficantes colombianos -incluyendo a los grupos armados- han perdido mercado.
Sin embargo, no es posible saber el grado en que los colombianos podrán mantener su participación en los mercados internacionales debido a que los grupos traficantes incorporan cada vez más a miembros de diversas nacionalidades.
El narcotráfico involucra también cada vez más países, especialmente como lugares de tránsito. Estos son vulnerables a aumentos en el consumo, fenómeno que se está presentando frecuentemente. Pero hay algo mucho más preocupante: la tendencia creciente en el número de países en los que las redes del narcotráfico han ganado influencia sobre los gobiernos centrales o regionales. El informe evita hablar de “narco-estados” o “narco-regiones”, pero sin duda hay países y regiones que podrían calificarse de esa manera.
La caída sustancial en el consumo de cocaína en Estados Unidos es otro hecho importante. El informe lo atribuye al éxito de la erradicación en Colombia. Sin embargo, la campaña de erradicación intensa se ha mantenido durante a lo menos 10 años y no había tenido hasta hace poco el resultado de aumentar los precios y disminuir la demanda en Estados Unidos.
Esto indica que el conflicto entre las mafias mexicanas y entre ellas y el Estado ha sido el factor más importante para aumentar los precios y disminuir el consumo de cocaína en Estados Unidos.
El surgimiento de alternativas legales a las drogas ilegales es otra tendencia interesante. En efecto, en Estados Unidos el consumo de dichas drogas está convirtiéndose en el nuevo gran “problema de las drogas”, mucho más difícil de controlar por medios represivos debido a que estas drogas tienen usos médicos extensos y a que son fáciles de producir.
Las cifras sobre consumo de marihuana en Estados Unidos son muy interesantes. Si más de 10 por ciento de la población adulta reconoce haber consumido marihuana durante el año anterior, implícitamente se está aceptando que el proceso de “domesticación” de la droga ha avanzado, lo cual augura que en el futuro podría ser legalizado. Lo mismo, sin embargo, no ha ocurrido con otras drogas, especialmente la cocaína, las anfetaminas y la heroína, cuyo consumo no ha sido aceptado por la cultura dominante.
A pesar de las tendencias preocupantes mencionadas, los informes presentan una cara positiva e implícitamente apoyan el prohibicionismo prevaleciente contra las drogas que alteran el ánimo. La situación boliviana discutida a continuación sugiere que el régimen actual está empezando a socavarse.
El retiro boliviano de la Convención Única de 1961
Como se discutió en Razón Pública de febrero 21 de 2011, Bolivia había solicitado un cambio marginal en la Convención Única que permitiera legalizar la práctica tradicional de mascar coca. El 31 de marzo pasado esa solicitud fue bloqueada por 17 países.
Ante esta situación, Naciones Unidas tenía tres opciones: aceptar el uso tradicional de la coca en los países que no objetaron, manteniéndola prohibida en los objetores; abrir un debate para discutir la posibilidad de cambio en las convenciones, o rechazar la solicitud.
Hace unos días, Naciones Unidas optó por esta última opción. En estas condiciones, Bolivia ha decidido renunciar a la convención siguiendo las normas, con el fin de volver a adherir a ella el 31 de diciembre entrante, pero interponiendo reservas que permitan que en Bolivia sea legal mascar coca, tomar té de coca y utilizar la coca en procesos industriales, sin necesidad de extraer la cocaína.
La acción boliviana tiene lugar después de los pronunciamientos de la Comisión Latinoamericana de Drogas y Democracia y de la más reciente Comisión Global sobre Política de Drogas. Esto indica que el Régimen Internacional de Control de Drogas está dando muestras de haber empezado a resquebrajarse, a pesar de la obstinada oposición dentro de Naciones Unidas a cualquier cambio, no importa qué tan pequeño sea.
¿Pueden domesticarse las drogas?
A lo largo de la historia, cuando surgen las normas éstas resultan funcionales para resolver los problemas definidos en ese momento. Pero cambios en la tecnología, aumentos en el conocimiento y en el acceso a la información y las transformaciones en las estructuras sociales hacen que con el tiempo algunas de estas normas dejen de ser funcionales y se vuelvan obsoletas.
Este es el caso de Régimen Internacional de Control de Drogas, que será reformado aunque sin llegar a liberalizar los mercados de todas las drogas, sino solamente las que estén domesticadas en ciertas sociedades.
Por eso, el Régimen actual no cobija el alcohol y el tabaco, las dos drogas más importantes que han sido aceptadas por la sociedad occidental. El desafío es establecer un régimen que respete la domesticación de otras drogas en sociedades diferentes a las hegemónicas.
El punto es que el control y la regulación de las drogas que alteran el ánimo requieren que el Estado logre previamente la colaboración de la sociedad. Por eso, el prohibicionismo al alcohol ha sido muy exitoso en países islámicos donde ha sido implementado, pues el control proviene de la religión y de la sociedad misma, no del Estado.
El nuevo régimen permitiría el consumo solamente en las sociedades donde ya hubiera surgido un control social que neutralizara los costos sociales de la adicción y los problemas de salud que esta podría generar. El proceso para llegar allá será lento, pero ya empezó.