Fuente: [El País
>http://www.elpais.com.uy/]
23 de junio, 2012
Por GONZALO TERRA
El debate por la seguridad. No se venderá marihuana a extranjeros para evitar el “narcoturismo”, un efecto que padeció Holanda. Los compradores registrados recibirán 30 gramos por mes de la droga
“No vamos a permitir el narcoturismo. Holanda cometió ese error”, afirmó el secretario general de la Junta de Drogas, Julio Calzada. Comercios privados o clubes de cannabis venderán 30 gramos de la droga por mes a los usuarios registrados.
La venta regulada por el Estado de marihuana tiene un plan maestro. Si bien todavía se deben ajustar muchos detalles, las líneas generales han sido trazadas y se basan en experiencias desarrolladas en Holanda, España, Portugal y otros países donde la droga, en mayor o menor medida, está legalizada.
Se estima que en Uruguay hay unos 75.500 consumidores mensuales de marihuana. El Estado fijó como límite de venta mensual 30 gramos de marihuana por usuario para que se fume, inhale o mezcle con comidas. Estudios de expertos de diferentes especialidades (toxicólogos, neurólogos, sicólogos) consideran que el uso de más de un gramo diario de cannabis es “problemático” y genera problemas orgánicos, psíquicos, sociales y emocionales.
En base a ese cálculo, se prevé que se requerirá de una producción de unos 28.000 kilos de cannabis al año para abastecer al mercado. Para ese volumen será necesario cosechar en unas 100 hectáreas. La modalidad de cultivo está en discusión. Lo más probable es que el Estado arriende tierras a privados a los que adjudicará permisos de producción, aunque no se descarta que se encargue de las plantaciones en un sistema similar al que en su momento se aplicó para producir caña de azúcar para luego procesar bebidas alcohólicas como espinillar, grapas, etc.
CONTROLES. El mayor desafío para el Estado uruguayo radica en los controles. Resulta prioritario evitar que la droga que se producirá en forma legal no termine en el mercado negro local ni regional. “Tenemos que garantizarle a la ciudadanía que ni un solo gramo de la droga terminará en el mercado negro. Eso es clave no solo a nivel local sino también regional, no podemos ocasionarle un problema a los países vecinos hasta que ellos no adapten su legislación”, dijo Calzada a El País. En ese sentido, señaló que el diseño del modelo de producción y venta debe poner su énfasis en el control y la regulación.
En cuanto al control de las plantaciones dijo que hoy existen muchos mecanismos idóneos como los que se aplican a producción y traslado de sustancias químicas o tóxicas, y no necesariamente se debe ir hacia un modelo militarizado. “No hay que hacerse la película, hay formas de control natural a partir de la definición de zonas, protocolos y diversos mecanismos”, indicó.
La distribución es otro aspecto sensible. El Estado descartó crear una red de venta por lo que, necesariamente, deberá apelar a un circuito privado. Se piensa en comercios ya establecidos en combinación con otras modalidades como los estancos, comercios que en España se dedican exclusivamente a la venta de marihuana, o asociaciones de cannabis, donde los consumidores se asocian.
Otra condición fundamental es la creación de un registro de consumidores. “Hay que registrar porque es la forma de controlar. Tenemos que ser muy cuidadosos. Hay que saber a quién se le vende la marihuana y, fundamentalmente, tienen que ser mayores de 18 años y nacionales. No se le venderá marihuana a extranjeros. Nosotros no podemos cometer el mismo error que Holanda y generar un `narcoturismo`. Esa es una definición muy importante en este plan”, afirmo Calzada.
Agregó que los registros pueden ser individuales o colectivos. “En algunos países se vende a través de los clubes o asociaciones de cannabis. En esos casos se transfiere la marihuana equivalente al número de asociados. Si hay diez se transferirán 300 gramos por mes”, explicó. La devolución de las colillas no está a consideración. Se manejó en algunas de las reuniones del Gabinete de Seguridad para chequear la trazabilidad del producto pero en la práctica sería muy complejo hacerlo.
COSTO. El precio incluirá impuestos. Calzada dijo que no se puede definir, todavía, cuál será el costo del gramo de marihuana, que es suficiente para armar un cigarrillo y medio.
En el mercado negro un gramo se cotiza entre $ 20 y $ 30 dependiendo de la calidad. Consultado sobre si puede haber subsidios para evitar que el mercado negro ofrezca la droga más barata, dijo que no es un tema a estudio y que la legalización de la venta constituye una medida sanitaria por lo que el Estado no pretende obtener ganancias.
Precisó además que en los circuitos legales de venta la marihuana suele costar más cara que en el mercado negro pero a los consumidores no los afecta. “Al usuario de marihuana le importa el efecto, el `pegue`, por lo tanto se fija mucho en la calidad. La marihuana legal será pura, mientras que en el mercado negro saben que se exponen a cualquier cosa”, sostuvo Calzada. El precio incluirá impuestos que serán destinados a financiar políticas preventivas y de rehabilitación.
En cuanto a la adquisición de las semillas para iniciar la producción, el secretario general de la JND dijo que será necesario importarlas y que es posible hacerlo de forma legal. “Hay países como España donde hay producción legal de cannabis, en Canadá, Estados Unidos y México se prevé el intercambio de cáñamo con fines industriales, en Europa y Estados Unidos hay una industria farmacéutica muy extendida en base al cannabis. Para iniciar la producción se importará la semilla por vías legales”, indicó.
Rechazo de mandos medios policiales
Creen que uso de marihuana generará más adictos y delitos
Mandos medios de la Policía discreparon con la propuesta del gobierno de liberar la comercialización de la marihuana porque entienden que ello “complicará” la represión al tráfico de pasta base y cocaína. Además consideran que la marihuana se transformará en una “ventana a otras drogas”.
Inspectores, comisarios y subcomisarios expertos en el combate a las “bocas” de pasta base señalaron ayer a El País que de siete personas que prueban la marihuana, tres se transforman en adictos. Agregaron que uno de esos tres adictos abandona el consumo de marihuana con el tiempo, mientras que los otros dos siguen con el mismo o pasan a otras sustancias más fuertes como la cocaína o la pasta base.
También señalaron que el 90% de los usuarios de drogas del país comenzaron con la marihuana y luego pasaron a otras sustancias.
Un tema que preocupa a los mandos medios de la Policía es el eventual incremento de los delitos bajo efectos de las drogas porque la marihuana es depresora pero combinada con pasta base (basoco) o alcohol produce severas alteraciones de la conciencia. También plantearon que el Parlamento debería votar una ley que considere que es un agravante cometer delito bajo el efecto de las drogas.
Para los policías consultados, será casi imposible producir marihuana de buena calidad en Uruguay porque los fríos matan la planta, cuyo origen es subtropical. Entendieron que la única manera de producir marihuana de calidad en el país será utilizando invernáculos con calefacción y consideraron que ello encarecerá el precio. Agregaron que ello determinará que la marihuana cultivada en Uruguay no compita con la droga proveniente del extranjero y esta seguirá llegando en forma ilícita.