Fuente: El Economista
11 de enero de 2013
Jorge Camarena
La enorme rentabilidad del narcotráfico le ha permitido a las organizaciones criminales expandir su dominio. Foto: Agencia
El narcotráfico tiene muchos rostros y México ha sido el escenario durante los últimos 10 años de la más violenta faceta de este fenómeno.
No obstante, detrás de las cifras sangrientas existe un negocio que significa un valor de 40,000 millones de dólares por año para las organizaciones criminales mexicanas y sus afiliadas, que dominan el abastecimiento y distribución de la mayoría de las drogas ilícitas en Estados Unidos, de acuerdo con cifras de la página especializada en la valuación de mercados ilícitos havocscope.com.
En perspectiva, el presupuesto total autorizado por el Congreso de EU para el programa de lucha contra las drogas, Iniciativa Mérida, fue de 1,600 millones de dólares.
Para las organizaciones criminales involucradas en el tráfico de drogas, esta actividad es una empresa que les representa un negocio tan redituable que ve el incremento de 1 kilo de hoja de coca con un valor de 1.30 dólares en la selva colombiana a 330,000 dólares en su venta por gramo de cocaína en las calles de Estados Unidos.
El narcotráfico mexicano tiene una compleja economía basada en la producción y logística detrás del tráfico de drogas como la cocaína, mariguana, heroína, y metanfetaminas.
Como muestra de tal complejidad está la cadena de ganancias de la cocaína.
Las condiciones topográficas de México hacen imposible que el árbol de la coca -del que se origina la droga en cuestión- crezca en el país, es así que los principales productores de dicha planta son Colombia, Perú y Bolivia. Según el Departamento de Estado estadounidense, en el 2011, 90% de la cocaína incautada en EU se originó en Colombia; sin embargo, 95% de esta droga que alcanzó el territorio estadounidense transitó por México.
Según cifras de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, un granjero colombiano recibe 1.3 dólares en promedio como pago por 1 kilogramo de hoja de coca. Para producir 1 kilo de pasta base de hidrocloruro de cocaína -la sustancia vendida en las calles como narcótico- se requieren entre 450 y 600 kilos de hoja de coca, esto significa que el costo bruto por 1 kilo de base de cocaína oscila entre los 585 y los 780 dólares.
Entre su origen y el consumidor final, la cocaína incrementa su valor de manera exponencial. Según la firma de geopolítica estadounidense Stratfor, 1 kilogramo de pasta de cocaína puede comprarse en las selvas colombianas por cerca de 2,200 dólares; en los puertos del país, el precio del mismo kilo se eleva a entre 5,500 y los 7,000 dólares. En Centroamérica, el mismo kilo puede alcanzar un valor de 10,000 dólares y una vez que ha logrado atravesar México, el precio por mayoreo por kilo de cocaína alcanza los 27,000 dólares en EU.
Sin embargo, durante su trayecto, el kilo de base de coca sufre varios cortes químicos -proceso mediante el que se agregan adulterantes para incrementar el peso-, con lo que se afecta la pureza del narcótico y se multiplica su valor en el mercado.
En el 2010, la pureza de la cocaína en el mercado estadounidense llego a ser de 47% y el gramo de producto alcanzó un precio de 165 dólares en las calles de EU, según cifras del Análisis Nacional de la Amenaza de Drogas del 2011, realizado por el Departamento de Estado de Estados Unidos.
Es así que 1 kilo de pasta de cocaína originado en Colombia, con un valor de 780 dólares, se convierte en 2 kilos de cocaína con cortes químicos cuya venta por gramo con un precio de 165 dólares significa un valor total de 330,000 dólares.
El Análisis Nacional de la Amenaza de Drogas del 2011 ubica la producción y trasiego de los principales cárteles mexicanos y sus zonas de distribución en Estados Unidos; no obstante, destaca que el Cártel de Sinaloa, encabezado por Joaquín El Chapo Guzmán Loera, domina el mercado y es la única organización criminal mexicana que introduce ilícitamente a EU todas las drogas referidas por el Departamento de Estado en mayor parte del territorio estadounidense, desde Florida y todo el este del país, hasta la zona de los Grande Lagos y el oeste estadounidense.
Le siguen los cárteles del Golfo y Juárez, cuyas zonas de distribución cubren más de 60% del territorio estadounidense.
Cabe destacar que en nueve años, en una comparativa entre este mismo estudio realizado en el 2002 y el 2011, los cárteles colombianos, que controlaban la mayor parte del mayoreo y distribución de la cocaína en Estados Unidos, perdieron terreno ante los cárteles mexicanos, los cuales son ahora los grandes empresarios en el control del negocio de todas las drogas ilícitas.