Fuente: La Prensa
11 de marzo de 2008
Hasta 2010 se pretende procesar 4.000 toneladas en mates y harinas
En lo que parece un desafío a la ONU, el Gobierno oficializó su estrategia
antidrogas que incluye el aumento de la superficie legal de cultivos de
coca de 12.000 a 20.000 hectáreas, la industrialización de 4.000 toneladas de la hoja hasta el año 2010 (mates, harinas y biomedicamentos) y el ajuste de la Ley Antinarcóticos 1008.
La propuesta acaba de ser concluida por el Consejo Nacional de Lucha
Contra el Tráfico Ilícito de Drogas (Conaltid), informó la Cancillería. El
viceministro de la Coca, Gerónimo Meneses, dijo ayer que esa estrategia es
parte de las presentaciones que la delegación boliviana efectúa en Viena,
donde acudió a la reunión de la Comisión de Estupefacientes de la ONU.
Industrialización
Tras señalar que el arbusto tiene una antigüedad de 3.000 años antes de
Cristo y que estuvo presente con las culturas preincaicas e incaicas, la
política antidrogas da cuenta de la “transformación productiva de la hoja
de coca” (industrialización) como una “decisión soberana del pueblo y
Gobierno boliviano, a fin de evitar el desvío de coca para actividades
ilícitas”.
Añade que “la transformación productiva y comercialización de infusiones
de coca, harinas, biomedicamentos constituyen un importante potencial
económico y permiten absorber la producción que podría ser desviada a
fines ilícitos”.
La estrategia señala que desde este año y hasta 2010 se usarán 1.500
toneladas métricas de hoja para infusiones (mates), 2.000 toneladas para
harina, 200 toneladas para biomedicamentos (no se especifica cuáles) y 300
toneladas para abonos, nutrientes y otros productos, lo que suma 4.000
toneladas
Se propone también producir 20 por ciento de coca orgánica (de 20.000
hectáreas), la instalación de tres plantas de transformación productiva de
la hoja (una en Lauca Ñ, Cochabamba, y las otras en Yungas, en La Paz).
Ayer, el viceministro Meneses explicó que el Gobierno dará 300.000 dólares
para la industrialización. Ese monto fue anticipado por el Primer
Mandatario en un discurso en el Chapare.
Nuevas superficies
El martes 4 de marzo, la Junta Internacional de Fiscalización de
Estupefacientes (JIFE), dependiente de ese organismo, solicitó al Gobierno
la erradicación de la práctica de masticar coca, la producción o consumo
de sus derivados (como mates de la hoja), así como su industrialización.
Dos días después, el 6, el Conaltid difundió la estrategia en la página
web de la Cancillería. El documento, de 44 páginas y que lleva una
presentación del presidente Evo Morales, señala que Bolivia “cumplió su
parte” en la lucha contra el narcotráfico ya que en 10 años (1995-2005)
disminuyó la superficie de la coca en 50 por ciento, pero cuestiona que el
consumo subió en otros países, entre ellos España, de 1,8 por ciento
(1994) a 7,2 por ciento (2004).
Por ello, concluye que “la lucha contra las drogas implementada en Bolivia
fracasó al no haber eliminado el tráfico ilícito de drogas y haber
ocasionado un alto costo social y político (60 muertos entre 1997 hasta
2003)”.
La estrategia asume que, a diciembre de 2005, Bolivia tuvo un total de
25.400 hectáreas de cultivos de hoja de coca, con 13.400 hectáreas por
encima de lo que autoriza la actual ley, de 12.000 hectáreas.
Plantea “estabilizar la producción en un rango de 20.000 hectáreas
aproximadamente hasta el año 2010, con un rango de unas 8.000 hectáreas
por encima de la actual ley. El excedente a las 20.000 hectáreas de
cultivos de hoja de coca se racionalizará de forma concertada con los
productores, a través del control social y la delimitación de zonas de no
expansión”.
El documento añade que la base de la racionalización es el cato (unos
1.600 metros cuadrados) “que permite seguridad y previsibilidad a los
productores, bases para la acción concertada”. La política del cato fue
aprobada durante la gestión presidencial de Carlos Mesa (2003-2005).
Ajustes legales
Sin embargo, estas propuestas tropiezan con la actual Ley Antidrogas 1008,
la cual limita a 12.000 hectáreas la superficie legal permitida de
cultivos del arbusto. En la norma no se señala el “cato de coca” aprobado.
El Gobierno, en la Estrategia de Lucha Contra el Narcotráfico y
Revalorización de la Coca, considera que la Ley 1008 “es producto del
proceso de criminalización de la hoja de coca y sometimiento a exigencias
externas, que además atenta contra los principios constitucionales, como a
los derechos fundamentales de las personas”.
Anticipa que dividirá la 1008 en Régimen de la Coca y Régimen de
Sustancias Controladas. El primer apartado definirá métodos de regulación
sobre la producción, comercio y transformación productiva de la hoja de
coca que controlen y eviten su desvío a usos ilícitos, mientras que el
segundo tratará sobre delitos de tráfico de drogas, lavado de dinero y
delitos conexos.
La JIFE, en su informe, exhorta a Bolivia y Perú a delimitar sus
estrategias en las normas y tratados internacionales (entre ellos la
Convención de Viena de 1961, la cual penaliza la coca).
Se creará un “zar” contra el narcotráfico
La Estrategia de Lucha Contra el Narcotráfico y Revalorización de la Coca
decidió la creación de la figura de una “zar” antidrogas.
“Por la importancia y la complejidad de la problemática del narcotráfico
—señala el documento—, el Presidente de la República designará un Delegado
Presidencial para coordinar la nueva política”.
El delegado presidencial será directamente responsable ante el Presidente
de la República y tendrá autoridad para coordinar todos los campos
relativos a esta estrategia (prevención, racionalización, interdicción,
desarrollo integral) y tendrá bajo su responsabilidad directa los
servicios administrativos necesarios para la ejecución de esta política.
Con la aplicación de la propuesta antidrogas se propone reducir al 1,8 por
ciento la producción potencial de cocaína para el año 2010, lo cual
disminuiría en aproximadamente el 85 por ciento, es decir, de 90 toneladas
métricas a 13 toneladas métricas.
Preparan un Observatorio
Ante la ausencia de un sistema de investigación sobre la prevalencia del
consumo de drogas, el plan propone “un levantamiento de información
periódica veraz y consistente dirigida desde el Estado”. Este sistema se
plasmará en un Observatorio Boliviano de Drogas (OBD), el cual contará con
el apoyo de universidades que harán 15 investigaciones sobre el consumo.
El “control social” es una transversal
La propuesta antinarcóticos del Gobierno señala que Bolivia propone llegar
a un resultado realista (estabilizar los cultivos de coca en 20.000
hectáreas como máximo) de manera sostenible sobre la base del control
social de los cultivos y de su extensión, y sin violación de los derechos
humanos.
Los dos elementos centrales de esta estrategia, agrega el plan, son: con
participación social, racionalizar, estabilizar y controlar la producción
de hoja de coca a un nivel sostenible, y asegurar los destinos legítimos
de la coca producida.
“El nuevo enfoque —agrega el documento— necesita construir instrumentos
que promuevan el involucramiento de la sociedad civil y la efectivización
del control social en las operaciones especiales, que garanticen la
aplicación de estrategias consensuadas en el marco de la responsabilidad
compartida entre la sociedad y el Estado”.
Bolivia desarrolla tareas significativas de interdicción; sin embargo,
dice la Estrategia, el narcotráfico y sus redes operativas muestran en la
actualidad una capacidad de acción moderna y sistemática que va a la par
de los avances tecnológicos en comunicaciones, transporte y equipos
militares, situación que deja a las fuerzas especiales del Estado
boliviano en desventaja. Frente a esta situación, el Estado, en
coordinación con la sociedad civil, creará mecanismos de control social
para combatir al narcotráfico, en procura de la aprehensión de los actores
principales de las redes delictivas, para lo que se dotará de equipos
tecnológicos y mejores condiciones operativas.
En este marco, agrega la propuesta, se reforzarán los operativos
especiales para el control de la elaboración y tráfico de sustancias
controladas, que permitan incrementar los volúmenes de incautación,
secuestro y disminución de oferta de droga en el mercado.
El Gobierno presentó su “enérgica protesta” ante la ONU
Bolivia presentó ayer una “enérgica protesta” contra la petición de
eliminar el mascado de hoja de coca, que concluyó con un “viva la coca”
ante la reunión de la Comisión de Estupefacientes de la ONU que se abrió
ayer en Viena.
Durante su discurso ante la asamblea de ese foro de Naciones Unidas, el
vicecanciller de Bolivia, Hugo Fernández, leyó la carta que el presidente
de Bolivia, Evo Morales, dirigió al secretario general de la ONU, Ban
Ki-moon, en defensa de los usos tradicionales de la hoja de coca.
En ella criticó la petición de la Junta Internacional de Fiscalización de
Estupefacientes (JIFE) de erradicar la práctica de masticar coca, al
considerar que va en contra de las convenciones internacionales, pese a
que tiene un gran arraigo tradicional en Bolivia.
El organismo no se pronunció ayer sobre la protesta del Gobierno boliviano.
Cuestionamientos a la JIFE
“La delegación que presido desea expresar respetuosamente —dijo Fernández—
su enérgica protesta por la desconsideración y falta de respeto con que la
JIFE se expresa en relación a la hoja de coca, a la masticación y a los
otros usos tradicionales con más de 3.000 años de antigüedad y legalidad
plenamente reconocida en Bolivia”.
El representante boliviano cuestionó también la forma de interpretación de
la JIFE de los convenios internacionales sobre drogas, reafirmó la lucha
de La Paz contra la cocaína, pero recalcó que la hoja de coca no es
cocaína.
La autoridad, también anunció “una solicitud formal de desclasificación de
la hoja de coca para que la misma deje de ser parte de la Lista Uno (de la
Convención de Viena sobre sustancias ilegales). Bolivia está convencida de
que llegará el día en el que la JIFE reconocerá su error del mismo modo
que, felizmente, la Academia de Ciencias del Vaticano acaba de anunciar
que hará en relación a Galileo y su aporte a la ciencia”, subrayó el
Vicecanciller.
Fernández terminó su intervención con un sonoro: “¡Causachun coca!
(quechua), viva la coca. Long life to coca leaf!”, que causó asombro entre
las delegaciones.
En La Paz, el Gobierno afirmó que la petición de la ONU de prohibir el
masticado de la hoja de coca responde a una “visión occidental” que busca
la desaparición de otras civilizaciones y “es un verdadero atentado” a la
cultura andina. El canciller David Choquehuanca aseguró que su país no
admite “desde ningún punto de vista” el pedido hecho en ese sentido por la
Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE),
dependiente de la ONU.
“El occidente —dijo— siempre ha tratado de hacer desaparecer otras
civilizaciones, y en Bolivia siempre han tratado de hacer desaparecer
nuestra cultura, nuestra música, nuestras costumbres, historia e idioma,
pero nos hemos resistido”. Sostuvo que la Convención de 1961 fue redactada
por “europeos, blancos y hombres”, sin la participación de mujeres, y “lo
han hecho con una visión occidental” que no conoce la realidad de la
cultura andina. A su juicio, el informe de la ONU “entra en
contradicciones” con el avance que se registró con los reconocimientos del
mismo organismo a la diversidad cultural.
Citó la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de 2007 y la
intención de la UNESCO de que se haga un reconocimiento a los médicos
herbolarios conocidos como “kallawayas”, que usan la coca para su trabajo.
“Entonces no entendemos —dijo el Canciller—. Tienen que informarse más los
de JIFE, porque consideramos que su actitud es colonialista”.
Menos del 5% de la población mundial es adicta a drogas
Menos del 5 por ciento de la población mundial es adicta a sustancias
ilegales, según datos de la comisión de Estupefacientes de la ONU, que
inició ayer en Viena una reunión para revisar la política contra las
drogas de los últimos 10 años.
El director de la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito
(ONUDD), el italiano Antonio María Costa, dijo que el problema de las
drogas se había “contenido, pero no resuelto”, a la vista de este
porcentaje.
En 1998, la ONU lanzó en Nueva York una estrategia para “eliminar o
reducir significativamente el cultivo ilegal de la hoja de coca, del
cannabis y de la adormidera para 2008”. Según Costa, los objetivos
iniciales no se han cumplido, aunque los adictos a drogas ilegales
representan menos del 5 por ciento de la población mundial, una cifra
“cinco o seis veces inferior a los adictos al tabaco o al alcohol”.
Unas 200.000 personas mueren al año víctimas de la drogadicción, una
décima parte de los muertos debido al alcoholismo y veinte veces menos que
los muertos causados por el tabaquismo. El vicesecretario de la ONU
reconoció que existe un problema de imagen en la lucha contra las drogas.
“Existen muy pocos recursos para tratamientos de prevención y
rehabilitación, mucho se dedica a la erradicación de los cultivos
(ilícitos) y poco a la erradicación de la pobreza”, explicó, y criticó las
propuestas de legalización de las drogas como medida para acabar con el
problema.
—